Psicología

El libro que da respuestas a los dilemas emocionales de la vida

El psicólogo clínico vallisoletano Amado Ramírez reflexiona en su último trabajo sobre cómo afrontar las dualidades y los conflictos que nos acechan a diario

El psicólogo clínico, Amado Ramírez, lee un pasaje de su último libro "Decidir dilemas emocionales. Equilibrar valores"
El psicólogo clínico, Amado Ramírez, lee un pasaje de su último libro "Decidir dilemas emocionales. Equilibrar valores"R. OrtegaLa Razón

La vida es un largo y arduo camino en el que cada persona, en su particular búsqueda de la felicidad, ha de elegir el suyo tomando una serie de decisiones todos los días, que van a determinar su futuro por las consecuencias que de ellas se derivan, tanto para lo bueno como para lo malo.

A veces, por no decir casi siempre, no son decisiones fáciles y plantean una disyuntiva en la persona que, en función de su comportamiento y forma de ser, pueden llevarla incluso al bloqueo y la desesperación, por cuanto suelen estar las emociones en juego además de la presión de una sociedad que obliga a posicionarse y que solo acepta el blanco y el negro porque el gris no existe o no interesa.

Decía Aristóteles que en el punto medio o en el equilibrio está la virtud, pero responder a estos conflictos emocionales no es tarea fácil. Si bien, desde Valladolid, y como si de un maestro griego se tratara, el psicólogo clínico Amado Ramírez Villafáñez intenta dar respuestas a estos retos que la vida, siempre al acecho, nos pone por delante.

Algo que Amado ha hecho a lo largo de su larga y fructífera trayectoria profesional en su trato con los pacientes y en sus innumerables terapias realizadas con ellos, pero también dejándolo por escrito en casi una treintena de libros y publicaciones que ayudan a entender la mente y los comportamientos humanos.

La última de ellas se titula “Decidir en los dilemas emocionales. Equilibrar valores” y acaba de salir al mercado. Un libro que no es de autoayuda sino más bien de reflexión, que sirve de guía frente a estos dilemas que plantea la vida y en el que, con un estilo ágil, sencillo y, sobre todo, directo y sin prejuicios, huye de los extremismos e invita al sosiego, ya que parte de la idea de que ante un conflicto emocional “es mejor integrar que separar”.

Una publicación que, además, comparte con su hija, María Ramírez Arroyo, profesora de Química y Física pero amante del dibujo, que se ha encargado de ilustrar cada uno de los treinta capítulos que forman parte de ella en los que habla de otros tantos dilemas o dualidades. Dibujos que acompaña con unas reflexiones poéticas a modo de enseñanza que no dejarán indiferente a nadie.

Dibujo de María Ramírez Arroyo sobre la superación y la frustración
Dibujo de María Ramírez Arroyo sobre la superación y la frustraciónLa RazónLa Razón
Reflexión poética de María Ramírez sobre la superación y la frustración
Reflexión poética de María Ramírez sobre la superación y la frustraciónLa RazónLa Razón

Amado Ramírez toma como punto de partida en este libro la importancia de dar una respuesta a cada disyuntiva de una forma diferente y adaptada a cada situación. Para ello hace un símil ciclista sobre la forma en la que se mueve una bicicleta y cómo hay que rodar durante el trayecto.

“Una bicicleta en marcha solo tiene un único punto de apoyo en cada rodar, pero rueda porque sus radios enfrentados, al unirse en el centro, proporcionan el equilibrio necesario para avanzar, mientras que la persona, en los dilemas, se ve obligada a dar una única respuesta entre dos opciones opuestas, cuyas consecuencias son dispares”, señala a LA RAZÓN este psicólogo clínico, quien asegura que en este libro trata de desvelar cómo decidir mejor previendo consecuencias distintas y cómo elegir lo menos malo.

Deseo y deber, soledad y compañía, coraje y miedo, seguridad e incertidumbre, información y conocimiento, generosidad y avaricia, atracción y rechazo, amor y sexo, alegría y tristeza, elegancia y vulgaridad o superación y frustración, son algunas de las dualidades que Amado Ramírez desentraña en estas páginas de forma didáctica, con el reto de atinar a vislumbrar la mejor decisión a pesar -dice- de que se decida lo que se decida, siempre se provoca dolor y que cuanto antes se asuma y se integre, mejor será.

“El dolor es el maestro y es inevitable si uno no quiere hacer lo que los demás esperan que hagas”, apunta el psicólogo, para quien el sentimiento de culpa que las personas padecen ante determinadas situaciones y frente a una presión social "salvaje" sobre lo que está bien o mal, les impide ver la realidad.

En las páginas de este libro, Amado anima a ser valientes e incluso a probar la soledad "porque nadie se realiza si no está solo", dice, y aunque señala que el dolor al igual que el miedo no se pueden quitar ni eliminar así como así, tiene claro que ambos se pueden y deben integrar en la vida de cada uno.

Acerca de la dualidad existente entre seguridad e incertidumbre que aborda en uno de los capítulos, advierte de que quien no tenga claro que en la vida no hay nada seguro y que ha de convivir con la incertidumbre, es que no ha aprendido ni aprenderá nada.

El psicólogo clínico alerta también de los miles de estímulos que nos invaden a diario en una sociedad sobreinformada "pero sin conocimiento", cuyos ciudadanos, señala, no buscan dar sentido a su vida cuando, en su opinión, debería ser el objetivo.

Mientras reflexiona sobre el sosiego y la preocupación, sobre la diversión o el aburrimiento, e incluso sobre el amor y el sexo, la fortaleza o la debilidad, Amado Ramírez se muestra crítico y duro con la sociedad de hoy, que califica de extremista y sin valores, y apunta, por ejemplo, que llamar vida a la sociedad "es lo peor que estamos haciendo".

Una sociedad llena de rabia y envidiosa

En este sentido, asegura que la gente se está apartando de lo que es la esencia de la vida debido a la vorágine del día a día y a una falsedad que lo envuelve todo. "Creemos y vivimos en la idea de que más es mejor, y no es así, porque la velocidad, la superficialidad o la dispersión en la que afrontamos cada día nos está impidiendo vivir además de enterrar la cultura y el conocimiento", advierte.

Y va más allá cuando, en un capítulo dedicado a los celos y el respeto, denuncia una sociedad "llena de rabia" y "envidiosa" hacia las personas con más talento, cuando debería ser al revés.

También muestra cierto pesimismo en el futuro. "Nos han convencido de que sin éxito no se puede vivir cuando este es efímero". Y asegura, nostálgico, que por la calle solo ve caras tensas de personas que no son felices "porque hemos perdido la conexión con el mundo".

Si bien, finaliza con un mensaje que deja entrever también en el libro, en el que deposita un atisbo o poso de esperanza: "Lo esencial es invisible a los ojos, pero está dentro de nosotros".