Cultura
La peculiar iglesia que es la primera que utilizó ladrillo para su construcción en España
Se construyó a principios del siglo XII
España se caracteriza por contar con un gran número de construcciones religiosas. La mayoría de gran belleza. Además otras de las características de nuestro país es que cuenta con una gran variedad de templos de todos los estilos, y lo que es más importante, por la implicación de los vecinos y las administraciones, han llegado en un impresionante estado de conservación. Es el caso del primer templo construido en ladrillo de España, que sorprende por su espectacularidad.
Las iglesias de ladrillo, omnipresentes en el paisaje religioso de muchas culturas, son más que simples estructuras de culto. Son monumentos que reflejan la historia, la fe y la creatividad humana. Desde las catedrales góticas hasta las humildes capillas rurales, las iglesias de ladrillo han servido como centros de comunidad, santuarios de oración y obras de arte arquitectónico durante siglos.
La historia de las iglesias de ladrillo se remonta a la antigüedad. En la antigua Mesopotamia, los ladrillos de barro se utilizaban para construir templos y zigurats. En el Imperio Romano, el ladrillo se convirtió en un material de construcción estándar, y se usó ampliamente en la construcción de edificios públicos, incluyendo basílicas, que sirvieron como prototipos para las iglesias cristianas posteriores.
La construcción de una iglesia de ladrillo es un proceso complejo que requiere la colaboración de muchos artesanos y expertos. El proceso comienza con el diseño arquitectónico, que debe tener en cuenta la función, la estética y la resistencia de la estructura.
El ladrillo, como material de construcción, tiene un simbolismo rico. Se asocia a la solidez, la resistencia y la durabilidad. En el contexto religioso, el ladrillo puede representar la fundación de la fe, la fortaleza de la comunidad y la permanencia de la palabra de Dios.
Pues es el primer templo religioso de estas características es la Iglesia de San Tirso de la localidad leonesa de Sahagún. Se construyó en el siglo XII, en torno al año 1190, y figura entre lo más representativo del arte mudéjar castellano-leonés del Camino de Santiago.
Puede considerarse a San Tirso, de hecho, la iglesia prototipo que sirvió de ejemplo para edificaciones posteriores en la misma Sahagún, como puede apreciarse en la Iglesia de San Lorenzo, su gemela tipológica, y en las provincias de Zamora, Valladolid, Ávila y Segovia. Desde 1931 es Monumento Histórico-Artístico de interés nacional.
El templo presenta la orientación litúrgica habitual con ligera desviación. De estilo románico-mudéjar, su planta es rectangular de tres naves rematadas por ábsides semicirculares; en el central, los refuerzos están resueltos mediante cuatro contrafuertes exteriores que se prolongan en ladrillo. Los sillares en piedra caliza de buena calidad y talla regular, están asentados en hiladas regulares bien aparejadas hasta una altura aproximada de tres metros, el resto es de ladrillo, según asegura Wikipedia.
El exterior de la iglesia ofrece un contrastado juego de volúmenes, especialmente en la cabecera, que condensa los mayores esfuerzos ornamentales, donde la armonía de sus proporciones otorga al conjunto un carácter escultórico. En la fachada sur, tramos 2 y 3, se conservan un arco de medio punto y un Pórtico apuntado, ambos ciegos.
El edificio posee una estructura de tres ábsides. El ábside central y el de la nave de la Epístola (sur) son fiel testimonio de la fábrica primitiva. El ábside central fue inicialmente construido en piedra, con aparejo de buena sillería, hasta una altura de casi tres metros, mientras que todas las hiladas superiores son de ladrillo. La elección de la piedra en este punto obedecería a criterios tanto estructurales, para reforzar el basamento, como religiosos, al tratarse del muro de la Capilla Mayor. Para el remate de los ábsides se emplearon técnicas de albañilería, las cuales no sólo aportan al edificio un cambio de material de construcción, sino también un interesante contraste estético.
Toda la cabecera está decorada mediante sencillos juegos con ladrillo. La ornamentación del ábside central se compone, en la parte inferior, de sucesiones de arcos ciegos de medio punto, doblados y apeados alternativamente en modillones y en columnas circulares adosadas cuyo fuste arranca justamente en el aparejo de sillería, luego están hechas en piedra; en la parte superior, se compone de series de arcos de medio punto inscritos en recuadro. Los ábsides laterales siguen esta tipología, pero invertida: arcos doblados en la parte superior y arcos inscritos en recuadro en la parte inferior. El remate superior de los ábsides se efectúa por medio de molduras de ladrillo en nacela que dan paso a los tejados.
El ábside que corresponde a la nave del Evangelio (norte) es fruto de una restauración de la década de los 50 del siglo XX que se llevó a cabo para devolver al templo su aspecto original, después de que en este lugar se hubiese levantado una pieza rectangular destinada a sacristía. La restauración se llevó a cabo después del derrumbe de la torre en 1948.
La torre, rectangular y también de ladrillo, es magnífica, elevándose sobre el tramo recto del ábside central y no sobre el crucero, como sería de esperar. Esta peculiar ubicación es uno de los rasgos más característicos del mudéjar de Sahagún. Algunos autores han sugerido que esta disposición de la torre y su forma troncopiramidal tuvieran su modelo original en el antiguo cimborrio de la iglesia del Monasterio de San Benito.
La torre es formada por dos cuerpos, siendo el primero macizo, para sustentar el peso de la estructura superior, y el segundo hueco. El volumen hueco, que corresponde con la sección propiamente prismática de la torre, se subdivide en tres niveles.
Los niveles van reduciendo la amplitud de sus vanos en función de su altura, generando un efecto rítmico: el primero aparece horadado en sus lados anchos por dos arquerías geminadas (una sola galería en los lados cortos) con apeo en sendas columnillas de piedra, dando lugar a cuatro arcos doblados de medio punto; el segundo nivel muestra, en sus lados anchos, una galería corrida de seis arquillos en todo iguales a los de abajo, sólo que más estrechos y de menor desarrollo, que apean en cinco columnillas, mientras que en los lados cortos se disponen cuatro arquillos organizados en dos parejas; el nivel superior, que sostienen el tejado, es ya una sencilla sucesión de vanos de medio punto sin ninguna decoración, siete en los lados anchos y cinco en los cortos. Estos recursos fueron empleados por los constructores para aligerar material y visualmente el peso de la torre. Hay que advertir que la estructura que se observa hoy es una restauración acometida en el siglo XX.
La Nave consta de cuatro tramos con cubiertas de madera apoyadas en arcos formeros de medio punto sobre pilares y columnas cruciformes en la zona del crucero y pilares rectos en el resto. El Crucero, que sobrepasa muy ligeramente las naves, muestra arcos de medio punto con ligera herradura.
El Arco Triunfal, da paso a un amplio Presbiterio con tramo recto y Ábside semicircular. La Torre se sitúa sobre el tramo recto del presbiterio. En el tramo del pie de la Nave central se sitúa una sillería de coro y el sepulcro de Jerónimo Coronel.
Desprovisto ya de culto religioso, San Tirso permanece abierto al público configurando como un pequeño museo de arte sacro. Así, distribuidas por las capillas y las naves, el visitante puede contemplar una serie de piezas de interés arqueológico, religioso e histórico.
Son de destacar: el conjunto de pasos procesionales de la Cofradía de la Vera Cruz; sendas tallas de San Joaquín y Santa Ana; un sepulcro gótico del siglo XIII con efigie yacente de caballero; una talla pétrea de San Juan Evangelista, con restos de policromía y asimismo de mediados del siglo XIII; dos púlpicos de alabastro procedentes igualmente del Monasterio de San Benito; una urna con los restos de los mártires San Facundo y San Primitivo; una imagen del siglo XV de San Miguel venciendo al Diablo; el retablo neoclásico con la imagen de San Tirso asociada a la escuela de Salvador de Carmona; y la sillería del coro de la Iglesia de la Peregrina.
Horario de visitas
Del 9 septiembre al 31 marzo:
De miércoles a sábado: 9:30 - 14:00 y 16:30 - 20:00
domingos: 10:00 - 14:00
Verano (1 abril – 30 septiembre):
De miércoles a sábado: 10:00 - 14:00 y 16:30 - 20:00 (Martes: anterior y posterior al último fin de semana del mes.)
domingos: 10:00 - 14:00
Cerrado: lunes y martes
Otros atractivos de Sahagún
La monumental localidad leonesa de Sahagún se alza majestuosa entre los ríos Cea y Valderaduey como epicentro del arte mudéjar peninsular. Enclavado en pleno Camino de Santiago Francés, siendo la primera localidad de la provincia de León de la ruta jacobea, Sahagún invita al visitante a dejarse llevar por su asombroso patrimonio artístico de bellas iglesias mudéjares y tranquilos conventos.
Albergue de Peregrinos
El albergue de peregrinos municipal Cluny es un albergue exclusivo para peregrinos del Camino de Santiago con credencial, situado en la población leonesa de Sahagún, uno de esos lugares que conviene más visitar que describir. El albergue se encuentra ubicado en el interior de una antigua iglesia mudéjar —la iglesia de la Trinidad— hoy convertida como alojamiento para los peregrinos y auditorio.
Asimismo, en este mismo edificio se encuentra la Oficina de Turismo de Sahagún, donde el peregrino puede solicitar información de todos los lugares y monumentos que pueden visitarse en la localidad.
Arco de San Benito
Fue construido en 1662 según el diseño del arquitecto Felipe Berrojo, para sustituir a la portada románica anterior que estaba en ruinas. La N-120 a su paso por Sahagún se proyectó para que pase bajo el arco a modo de arco del triunfo. Entre los elementos arquitectónicos que más destaca son el escudo central, las inscripciones y las estatuas que completan el conjunto, las dos estatuas que se encuentran en las dos hornacinas con las imágenes de los santos Facundo y Primitivo.
En la parte superior, sobre el ático, se esculpió el escudo real, presentándose también sendas esculturas de Alfonso III y Alfonso VI, dos de los principales benefactores de Sahagún. Está declarado Monumento Nacional, y forma parte del Camino de Santiago, según señala lapágina web de “Turismo Sahagún”.
Iglesia de San Lorenzo
La Iglesia de San Lorenzo, construida enteramente de ladrillo es la otra joya del románico sahagunino. Perfecta geometría de ladrillo morisco, presenta las mismas características arquitectónicas que la de San Tirso, planta, naves y ábsides, además de una magnífica torre de cuatro pisos que decrecen en altura.
San Lorenzo data de la primera mitad del siglo XIII, edificada en el corazón de la antigua morería, posee planta basilical y una magnífica cabecera tripartita con los ábsides en forma de tambor, no menos valiosa es la torre hecha en ladrillo, y que conjuga perfectamente el espíritu cristiano con las formas decorativas importadas por los alarifes mudéjares.
Puente Canto
Fue construido en el siglo XVIII aprovechándose los sillares de una pequeña capilla inconclusa, aunque sus orígenes se remontan al imperio romano. Forma parte del Camino de Santiago y está edificado sobre el río Cea.
Constituye también la entrada/salida a la villa desde la antigua Ctra. N-120 dirección León. A la entrada del puente desde la parte del centro de Sahagún hay un cruceiro que simboliza la unión del Camino de Santiago Francés con el Camino de Madrid.
Gastronomía
Y para disfrutar del viaje al máximo, que mejor que reponer fuerzas con las viandas de la zona. La gastronomía de Sahagún y su Comarca ha sido siempre rica y abundante y hoy en día un motivo más para acercarse a visitar los numerosos bares y restaurantes así como las diferentes Jornadas y Ferias que se celebran.
El puerro es el producto estrella de La Villa. Anualmente, en el mes de Octubre se celebra la Feria de San Simón. Los monjes de Cluny, fueron los primeros que trajeron los puerros a La Comarca de Sahagún, y los monjes del convento Benedictino los que iniciaron su cultivo en toda la zona del Cea. Los puerros de Sahagún poseen blancura, ternura y un sabor especial y los huertos donde se cultivan regados por el Río Cea, lo que les distingue de otros.
No se pueden olvidar otras especialidades sahagunenses : Las legumbres ( lentejas pardinas , alubias al estilo de Sahagún, garbanzos, muelas..etc); las carnes más variadas procedentes de la caza ( liebres, perdices, codornices, pichones...); los caracoles y cangrejo; los tradicionales embutidos de la matanza ( lomos, chorizos, jamón, salchichón, jijas y morcillas...); la cecina de vaca curada.
Ni tampoco los vinos de la tierra. vinos tintos y rosados “ Tierra de León”, que se elaboran con uvas Prieto Picudo y Mencía de Gordaliza del Pino y Valmadrigal.
Uno no se puede ir de Sahagún sin probar el queso de oveja y miel y sus dulces típicos como son los amarguillos, las galletas de hierro, los canutillos de crema de las monjas de San Pedro de las Dueña, etc.
✕
Accede a tu cuenta para comentar