
Curiosidades
El precioso embalse que fue clave para el campo en la España de Franco y rechazó el Gobierno de la II República
Aprobado durante el primer año de la dictadura de Primo de Rivera, este pantano de gran capacidad no se terminó hasta dos años después de la Guerra Civil Española y en su construcción trabajaron presos políticos republicanos

Cuando el general Francisco Franco accedió a la Jefatura del Estado tras ganar la Guerra Civil al bando popular e instaurar una dictadura en España, uno de sus objetivos iniciales, fue poner en marcha cuanto antes un Plan Nacional de Obras Hidráulicas para dar respuesta a problemas de inundaciones en muchas zonas de España y garantizar también el suministro y abastecimiento de agua a las poblaciones.
Un ambicioso plan cuyo desarrollo supuso la construcción de hasta un total de 615 embalses, un legado que ha llegado hasta nuestros días y que está considerado como uno de los grandes logros del "Franquismo" que la izquierda de este país detesta y está tratando de cargarse en aras de un ecologismo radical que apuesta por dejar los cauces de los ríos en paz, entre otras cosas. Una política cuyas graves y devastadoras consecuencias para la población se han visto hace poco en el barranco de El Poyo con la trágica DANA que ha sacudido y destrozado buena parte de la provincia de Valencia, cuando por ejemplo, el cauce del río Turia, que sí se modificó, ha evitado una tragedia aún mayor en la capital levantina.
Pero decíamos que la dictadura de Franco, además de las pagas extra a los trabajadores, la construcción de cientos de miles de viviendas oficiales o la creación de una clase media en España, tuvo a los pantanos como la cumbre de su política nacional y para la historia ha quedado esa imagen de una España de pantanos y megaconstrucciones hidráulicas como lo fue, por ejemplo, la presa salmantina de Aldeadávila, culmen de esta apuesta energética de Franco, la más grande de su época, y con la que quiso que España se asomara al mundo. De hecho, este embalse ha sido plató de cine en muchas ocasiones, como en la película Doctor Zhivago, que la dio a conocer a todo el mundo.
Hay otros proyectos franquistas de relevancia como el Valle de los Caídos, hoy de Cuelgamuros, que es, sin lugar a dudas, la megaconstrucción por excelencia del franquismo, pero el general llevó a cabo muchas otras infraestructuras en sus casi cuarenta años de Dictadura, desde el Plan Badajoz, símbolo de la nueva España rural, al espectacular desarrollo de la ingeniería naval en los grandes astilleros.
Pero en estas líneas de LA RAZON de hoy queremos hablar de otro embalse o pantano "franquista", ubicado en Castilla y León, y más en concreto en la provincia de Soria, con una historia que contar detrás: la presa de la Cuerda del Pozo, también conocido como embalse de La Muedra, que es l nombre del pueblo que se situaba en el valle y que fue anegado para poder construir el pantano.
Inaugurada por el ministro secretario general del Partido y el de Obras Públicas, José Luis de Arrese y Magra y Alfonso Peña, el 29 de septiembre de 1941, quienes, curiosamente, un día más tarde, el 30 de septiembre, inauguraban también en la provincia de Soria el ferrocarril Soria-Castejón, hoy en desuso y cuya recuperación es una reivindicación de una buena parte de la sociedad soriana.
El embalse de la Cuerda del Pozo es, quizás, el proyecto que ha atravesado más etapas de la vida política de España, ya que se intentó durante el reinado de Alfonso XIII, con la dictadura de Primo de Rivera, así como en la segunda República. El proyecto era responsabilidad original del ingeniero Manuel Lorenzo Pardo, impulsor de la solidaridad entre las cuencas hidrográficas, y se pudo ejecutar por la República, pero no fue aprobado por las Cortes generales.
De hecho, el estudio para embalsar el agua comenzó en el año 1900 y su objetivo inicial era alimentar los canales de Guma, de Inés y de San Esteban de Gormaz, para que el agua embalsada pudiera dirigirse al riego y asegurar la regulación de la Cuenca del Duero y, de paso, evitar desastres en forma de inundaciones, según se desprende de un documento elaborado por la Diputación de Valladolid titulada "El pantano de la Cuerda del Pozo", con la que la institución provincial quería meter presión y agilizar la puesta en marcha de este embalse que consideraba "esencial", entre otras cosas, para "rentabilizar" las tareas agrícolas, "asegurar" el dominio de las zonas regadas por el gran río que nos une con Portugal, y, sobre todo, ayudar a luchar contra la despoblación, un tema de actualidad hoy en día que ya estaba sobre la mesa a principios del siglo XX, así como evitar la fuga de capitales y conseguir atraer inversiones de extranjeros.
Tal es así, que la Diputación vallisoletana, en dicho informe y para meter presión, advertía de la "pobre" realidad de la zona de Castilla, con clima duro y una naturaleza desastrosa, además de una mala calidad de muchos de sus terrenos que no inspiran confianza a los capitales de la agricultura de secano, ni mucho menos sostener brazos (mano de obra) por su escasa producción.
Pero el proyecto, que finalmente quedó en manos de Pedro Pérez de Cobos con un presupuesto de 26 millones de pesetas de entonces, no se aprobó hasta 23 años más tarde, en 1923.
Y dieciocho primaveras después, en 1941, dos años después del final la Guerra Civil, se terminó finalmente este embalse, que se inauguró el 9 de septiembre de ese mismo año.
Como curiosidad, una vez acabada la contienda que enfrentó a los españoles durante tres años, participaron en las obras de construcción de este embalse presos políticos republicanos del bando perdedor como mano de obra. Se cuenta que trabajaron en estas obras cerca de doscientos prisioneros de campos de concentración de Zaragoza.
Presa de gran capacidad
El embalse de La Cuerda del Pozo mide 425 metros de longitud y tiene una altura de 36 metros. Tiene capacidad para embalsar hasta 249 millones de metros cúbicos, lo que le coloca entre los más grandes que se han construido en la Cuenda del Duero, que es lo mismo que decir en España prácticamente.
Un pantano importante ya que abastece de agua potable a la ciudad de Soria e incluso parcialmente a Valladolid, además de que sirve para regar más de 26.000 hectáreas hasta su confluencia con el río Pisuerga.
La zona que rodea a este pantano es un paraíso y es espectacular, el denominado como el paraje de la Playa Pita, además de ser un lugar al que acude mucha gente cuando llega el buen tiempo para practicar deportes de agua como la vela, el windsurf o la pesca, que son las actividades que se permiten en este lugar.

Y, para finalizar, este embalse ofrece una imagen impactante que es seña de identidad: la torre de la iglesia del pueblo anegado por sus aguas, que todavía hoy en día se puede contemplar en el centro del embalse.
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