Turismo

Las principales joyas medievales que esconden los pueblos de la Ribera del Duero

Estos municipios ofrecen la posibilidad de conocer sus bodegas y probar sus vinos, a la vez de conocer los vestigios de la Edad Media que aún se conservan

Castillo de Peñafiel
Castillo de PeñafielMaica Rivera

Son muchas las joyas medievales que esconden los pueblos españoles. Pero hay una zona muy prolífica en esta materia, que se enriquece gracias a la visita a sus bodegas, la degustación de sus vinos, la visita a su patrimonio natural y sus ricos manjares. Esa no es otra que la Ruta del Vino de Ribera de Duero, que ofrece una visita única para disfrutar de un perfecto fin de semana.

Entre sus riquezas destacan: - El Castillo de Peñafiel(Valladolid): Esta fortaleza situada en la localidad vallisoletana se alza sobre una loma estrecha y larga que le proporciona la característica de tener la forma de un buque.Fue declarado Monumento Nacional el 1 de junio de 1917.

En este emplazamiento existía una fortaleza al menos desde el siglo X, quedando constancia documental de su existencia en 943, cuando era rey de León Ramiro II. En 983 se apoderó de ella Almanzor, hasta que en 1013 fue reconquistada por el conde castellano Sancho García; a él parece que se debe el cambio del primitivo nombre de Peña Falcón por el de Peñafiel, cuando el conde Sancho García lo toma a los árabes y pronuncia la célebre frase "desde hoy en adelante esta será la peña más fiel de Castilla".

Las desavenencias matrimoniales entre Urraca I de León y Alfonso I el Batallador dieron lugar a que este se viera sitiado en el castillo de Peñafiel en 1112 por las tropas de su esposa y, en otra ocasión, por las de su suegro Alfonso VI. Por entonces había sido alcaide de la fortaleza el burgalés Álvar Fáñez, primo hermano de Rodrigo Díaz de Vivar y personaje celebrado también en el Cantar de Mio Cid.

Fernando III el Santo instituyó el señorío de Peñafiel para su hijo Alfonso X el Sabio, el cual lo transfirió a su sobrino, y nieto del rey santo, el infante Juan Manuel. Este fue quien se ocupó de la reedificación del castillo y del recinto amurallado en la primera mitad del siglo xiv. Algo después, siendo rey de Castilla Pedro I el Cruel, se suprimió el señorío y pasaron sus bienes a propiedad regia.

De Juan I pasó el castillo a manos de Fernando de Antequera, y de las de este a su hijo Juan II de Aragón. Siendo Juan todavía infante, residió en el castillo durante algún tiempo, de forma que en él nació (1421) su primer hijo, Carlos, príncipe de Viana. En él también protagonizó una revuelta contra Juan II de Castilla, quien lo tomó en 1451 y ordenó su demolición.

El actual castillo fue edificado en el siglo XV, ya que el propio Juan II concedió en 1456 a Pedro Téllez Girón, Maestre de la Orden de Calatrava, los derechos sobre los restos de la fortaleza y le encomendó su reedificación. Se reconstruyó siguiendo el modelo de castillo llamado escuela de Valladolid. A la muerte de Pedro Girón, cuyos escudos campean en la torre del homenaje, se añaden un muro, un foso interior y se reforman los adarves y el torreón norte para el uso de la artillería.

En 1999 se inauguró el Museo Provincial del Vino. Desde el año 2019 cuenta con un nuevo libro sobre su historia, escrito por los historiadores Jesús de la Villa Polo y Daniel Sanz Platero.

- Puente de San Esteban de Gormaz (Soria): Se trata de un importante puente medieval de piedra con 16 ojos, basado en otro de origen romano que ha sido continuamente reparado y conservado (las últimas obras se han ejecutado en 2016). Se ubica en una zona bifurcada dando paso a dos cauces del río Duero separados por una isleta central, por lo que es un puente muy largo cuya dimensión alcanza los 200 metros y ocho metros de ancho.

Las referencias más antiguas datan de 1519, pudiendo incluso tener una torre para el control del pontazgo (impuesto para utilizar el puente) y, sufre innumerables reparaciones a lo largo de su existencia.Junto al puente existe un cuérnago que daba servicio a un complejo de molino (hoy convertido en una minicentral eléctrica). Actualmente es un puente muy transitado, puesto que es el único que une las dos orillas de San Esteban de Gormaz.

- Peñaranda de Duero (Burgos): Se trata del pueblo perfecto para imaginarse cómo podía ser la vida en la Edad Media, por la arquitectura cuidada que se conserva. Peñaranda se halla emplazada en la margen derecha del río Arandilla, afluente del Duero, punto de contacto entre la fértil vega del Duero y las primeras estribaciones de la Demanda. Etimológicamente, su nombre significa ciudad de la peña y el río, lo cual alude a su emplazamiento de carácter estratégico en lo alto de un cerro. En efecto, probablemente Peñaranda y Aranda fueran repoblados de forma simultánea a comienzos del siglo X, cuando la frontera cristiana llegó hasta el Duero.

De cualquier forma, aparece por primera vez mencionada en torno al año 1000 por su condición de plaza fuerte defensiva. En un principio formó parte del alfoz de Clunia. Más tarde fue considerada aldea de San Esteban de Gormaz; después perteneció a la provincia de Segovia, hasta que, en el siglo XIX, se integró en la de Burgos.

A comienzos del siglo XIV, una vez asegurado el dominio castellano, Fernando IV entregó la villa a Fernán Ruiz de Amaya, quien, a su vez, la venderá al infante Don Pedro, hijo de Sancho IV, en 1311. En tiempos de Alfonso XI, la villa queda vinculada a la familia Avellaneda, Condes de Miranda, los cuales contribuyeron notablemente al enriquecimiento de la villa mediante la construcción de las principales obras arquitectónicas.

La villa presenta un casco medieval de planta alargada, en la que se distribuyen mezclados los edificios religiosos y señoriales con el resto del caserío. Asentado directamente sobre la roca y dominando el espacio circundante, se halla el castillo de Peñaranda, nacido con fines defensivos en los siglos altomedievales, aunque los restos actuales haya que datarlos en el siglo XV. Asimismo, existió una muralla que rodeaba casi todo el caserío actual.

La parte más antigua iba desde el palacio de los condes hasta el Este del pueblo, y desde aquí enlazaba con el castillo. Cuando se construyó el palacio, se completó el trazado hasta unirse con el otro extremo de la fortaleza.

En la actualidad, queda un buen paramento que bordea la carretera y dos de las tres puertas de acceso a la villa, el “Arco de las Monjas”, y la que da entrada a la Plaza Mayor. Las viviendas populares, unas de las más bellas y conocidas de La Ribera, están construidas con adobe y entramado de madera, de poca profundidad y dos plantas, más un sobrado abuhardillado.

La planta baja se destinaba a lagar y otros menesteres, mientras que la superior albergaba la cocina y los dormitorios. También contaba con sótano para acceder a las bodegas subterráneas que se distribuyen por todo el espacio urbano. En la fachada principal era muy común la existencia de balcones de madera, algunos de gran tamaño, a modo de solanas.

Nada más atravesar una de las puertas de la muralla, sobresale por su belleza la Plaza Mayor, obra del siglo XVI, con casas con soportales. En uno de sus extremos sigue manando agua de una antiquísima fuente ya existente en la decimosexta centuria y reparada por Alonso Gil en 1663. En este singular espacio se reúnen los principales atractivos de la villa: la esbelta Colegiata de Santa Ana, el palacio de los Condes de Miranda, también llamado Palacio de Avellaneda, y el hermoso rollo de justicia.

Presidiendo la plaza se alza majestuosa la fachada principal de la que fuera Colegiata Abacial de Santa Ana gracias a la Bula Pontifica concedida por Paulo V en 1605.La otra gran joya arquitectónica la constituye el Palacio de Avellaneda, encargada por Don Francisco de Zúñiga y Avellaneda, tercer Conde de Miranda, a comienzos del siglo XVI, considerada como una de las mejores obras renacentistas de la comarca. Tampoco podemos olvidar el rollo gótico trasladado a este lugar en 1959, símbolo de justicia, que destaca por tener una esbeltez y elegancia extraordinarias.

- Torre de Langa de Duero (Soria): Este torreón es el único vestigio que queda de un castillo medieval del siglo XIV, fortaleza que llegó a contar con un complejo sistema de galerías subterráneas (hoy cegadas) y que servía de caballerizas, de alojamiento para las tropas e incluso de graneros. Pero su verdadero origen se remonta al siglo IX, con la construcción de una torre cristiana sobre una antigua atalaya musulmana levantada estratégicamente para vigilar el límite de la línea fronteriza que marcaba el Duero.

En 1506 los mismísimos Reyes Católicos se alojaron en aquel castillo a su paso por Langa. Años más tarde, Enrique Enríquez, hermano bastardo de Leonor de Castilla (hija de Fernando III el Santo y reina de Inglaterra), estuvo preso en su torre, logrando escapar gracias a una cuerda proporcionada por los mismos vecinos. Siglos antes, el Cid ostentó la tenencia del torreón tras sufrir su primer destierro.

Esta "torre del homenaje" también llamada "el Cubo" por los lugareños, fue declarada “monumento” en 1949. Tiene 20 metros de altura, 12 metros de lado y muros de hasta dos metros de grosor. Actualmente reformada y visitable, cuenta con tres plantas, además de un sótano y una azotea con almenas y aspilleras (aberturas para disparar flechas) en muy buen estado:

- Sótano: Exposición de fotos antiguas de Langa.

- Primera planta: Recorrido por la historia desde la edad del bronce hasta nuestros días.

- Segunda planta: Sistemas de ataque y defensa entre moros y cristianos, fortificaciones existentes, batallas de Gormaz y de Piedra Sillada y paso de Almanzor por estas tierras.

- Tercera planta: Fuga de Enrique Enríquez de la Torre y paso del Cid Campeador por Langa.

Hoy convertida en el Centro de Interpretación de la Ruta de las Atalayas de la provincia de Soria (que incluye también la de Quintanilla de Tres Barrios), sus vistas son magníficas (tiene cuatro miradores), divisando el puente renacentista langueño, la vega del Duero y la distante sierra de Ayllón.

- Torreón de Haza (Burgos): El Castillo es el elemento fundamental del recinto amurallado de la localidad burgalesa de Haza, que acoge dentro de su perímetro la totalidad del caserío. El origen de este complejo fortificado se remonta a los momentos transicionales entre la Tardoantigüedad (siglos V/VII) y la Alta Edad Medida (siglos VIII/X), representando los procesos de transformación sociopolítica que tienen lugar en este sector del valle del Duero en los momentos previos al surgimiento del Condado de Castilla.

Esta fortaleza se inserta en la línea defensiva del Duero, constituyendo un punto avanzado de la misma al sur del río en los inicios del siglo X, tal como consta en diferentes registros documentales, que citan la misma como fundación del conde Gonzalo Fernández (padre de Fernán González) en el año 912, como consecuencia de la expansión territorial del condado castellano, bien asentado ya en la zona centro y norte de Burgos, sobre las tierras del Duero.

No obstante, los datos e informaciones proporcionados por las excavaciones arqueológicas realizadas en el solar urbano de Haza, remontan dicho origen a momentos anteriores a la expansión castellana, surgiendo su ocupación a consecuencia de la desarticulación de la estructura política y territorial del Imperio romano, evidente ya en esta zona desde mediados del siglo V. La identificación y caracterización formal y estructural de esta ocupación se encuentra en fase de definición y se está llevando a cabo mediante un proyecto arqueológico en el solar urbano, pudiéndose asegurar que durante el periodo hispano-visigodo (finales del siglo V-principios del siglo VIII/711) se consolida en lo alto del cerro de Haza un centro de poder vinculado a las aristocracias territoriales surgidas en el nuevo contexto político representado por la monarquía toledana.

Esta realidad determinará que este lugar se inserte en la órbita expansiva del Condado de Castilla a principios del siglo X, como representante y exponente de dicha red de poder y control territorial en este sector del valle del río Riaza en su confluencia con el Duero.

El mantenimiento y reforzamiento de Haza como expresión de dicho dominio en este territorio del sur del Duero es evidente en el ataque que sufre este núcleo en el año 939, en los epígonos de la Campaña de la Omnipotencia llevada a cabo por el califa Abderramán III tras la Batalla de Simancas, citándose expresamente el lugar de Haza en la Crónica musulmana que narra la misma con el topónimo Wadi Ashad.

Una vez Haza se hubo consolidado como un centro de poder militar a partir de la caída del califato de Córdoba y sobre todo tras la desaparición de la dinastía amirí (representada por Almanzor y sus descendientes, fundamentalmente su hijo Abd al-Malik) a principios del siglo XI, se convertirá en uno de los lugares más relevantes del feudalismo castellano durante la plena Edad Media (siglos XI-XIII), con especial relevancia durante el reinado de Alfonso VIII (rey de Castilla​ entre 1158 y 1214 y vencedor de la batalla de Las Navas de Tolosa en 1212), con presencia en cargos relevantes de la Corte de varios miembros del linaje García de Haza, por entonces señores de la villa. A su vez, Haza será la cabeza de una importante Comunidad de Villa y Tierra, jerarquizando en torno a su núcleo fundacional un importante territorio articulado en torno al tramo final del valle del río Riaza que comprendía 20 aldeas.

Actualmente, el torreón de Haza alberga un centro de interpretación y puede visitarse todos los días gracias al sistema de Museos Vivos. Además, en la azotea, se han instalado varias señales que permiten interpretar el paisaje que rodea el castillo y la villa.