Sociedad

¿Qué Comunidad Autónoma cuenta con más Semanas Santas de Interés Turístico Internacional?

España cuenta con 27 celebraciones con este reconocimiento y ocho son de esta Región

Procesión de La Estrella durante la Semana Santa en Ávila. Ávila, 12-04-2022 Foto: Ricardo Muñoz-Martín
Procesión de La Estrella durante la Semana Santa en Ávila.Ávila, 12-04-2022Foto: Ricardo Muñoz-MartínRicardo Munoz Martin (Spain) www.rmestudios.comAgencia ICAL

Estamos en plena Semana Santa, una de las épocas del año más esperadas por parte de los españoles. En nuestro país la costumbre de rendir culto público procesionando imágenes de Cristo, la Virgen María o los santos es muy antigua. Data de la Edad Media y en origen estaba ligada a los gremios. La religiosidad medieval era un acto de afirmación comunitaria. Los cristianos de la época vivían su fe como una experiencia colectiva y, por lo tanto, necesariamente compartida.

En estos gremios aparecieron las primeras cofradías, hermandades de devotos de una imagen concreta a la que estaban afiliados por trabajo, estamento o lugar de residencia. Un español de la Edad Media podía estar vinculado a un santo concreto por razón de su oficio y a otro por su lugar de nacimiento. Cristo, los santos y las diferentes advocaciones marianas dispensaban protección frente a los avatares de la vida, que en aquellos tiempos eran muchos. Una sequía, una epidemia, una guerra… Ante lo incierto la religión y sus imágenes aportaban seguridad, tranquilidad y certidumbre. Las cofradías servían también como instituciones nacidas desde abajo cuyos miembros se ayudaban entre sí, algo especialmente útil en un mundo duro como el de hace 1.000 años.

Lo que no celebraban en la Edad Media eran procesiones. Estas celebraciones hasta mediados del siglo XIV, con la llegada de la peste negra, que también trajo consecuencias políticas, económicas y también religiosas. La religiosidad alegre y desconfiada de los siglos precedentes se tornó oscura. Tras la gran mortandad más que pedir mercedes había que pedir perdón porque, en la mentalidad de la época, aquella tragedia se interpretó como un castigo divino. Proliferaron las cofradías de flagelantes, grupos penitenciales que recorrían las ciudades encapuchados mientras se flagelaban y entonaban cánticos. Aquello llegó a ser tan común que el Papa tuvo que intervenir desautorizando a muchos santones que, valiéndose de su predicamento entre las gentes sencillas, organizaban auténticos aquelarres de gemidos y latigazos. La oportuna intervención del Sumo Pontífice dio lugar a que algunas órdenes como los dominicos o los franciscanos reorganizasen aquel clamor espiritual y, sobre todo, le diesen un sentido.

Las procesiones de Semana Santa no aparecieron de golpe, sino paulatinamente y no lo hicieron en ningún caso hasta bien entrado el siglo XVI. Antes de que llegasen surgieron cofradías arremolinadas en torno a las reliquias, de las que había miles repartidas por toda Europa: fragmentos de la cruz, verónicas, espinas de la corona, santos cálices… y hasta la lanza con la que Longino atravesó el costado de Jesús cuando se encontraba clavado en el Gólgota. Durante toda la Edad Media el tráfico de reliquias fue muy intenso y lucrativo para sus tratantes. Muchas eran simples copias de las que los peregrinos traían de sus viajes a Tierra Santa, pero, falsas o verdaderas, el hecho es que la presencia de estas reliquias unida a las cofradías de penitentes dio lugar al germen de lo que hoy entendemos como Semana Santa.

 

Faltaban, eso sí, algunos elementos que irían agregándose con el tiempo. El Vía Crucis, por ejemplo, que es la forma básica de cualquier estación de penitencia, apareció a mediados del siglo XV en el sur de España. Fue algo casual. Un fraile dominico, el Beato Álvaro de Córdoba, peregrinó a Tierra Santa donde observó que los franciscanos procesionaban entre rezos por el camino que recorrió Jesús con la cruz a la espalda. Al Beato se le ocurrió hacer lo mismo en el convento de la orden. No tardaría en salir de los muros del cenobio. El Vía Crucis tenía la ventaja de suministrar los mismos efectos penintenciales y salvíficos sin importar donde se practicase, por ello a lo largo del siglo XVI fue extendiéndose por toda Europa.

Con el paso del tiempo las manifestaciones de los siglos XV y XVI eran muy sobrias y salían solo durante la madrugada del jueves al viernes santo, es decir, la famosa madrugá, momento cumbre de la Semana Santa. Los penitentes desfilaban con el rostro cubierto y la espalda desnuda. Aún no llevaban imágenes, esas aún tardarían en llegar. En los primeros tiempos la única imagen que se sacaba de procesión era la cruz, también conocida como la Vera Cruz, de ahí que las cofradías más antiguas en todas las ciudades sean casi siempre las de la Vera Cruz.

A partir de finales del siglo XVI esas cofradías de penitentes, que ya existían y salían en procesión durante el Viernes Santo, empiezan a encargar imágenes con escenas de la Pasión para hacer estación de penitencia junto a ellas. Primero sólo en los días del triduo pascual, luego ya toda la semana.

Algunas de las tallas más famosas de la Semana Santa actual son de esta época. El Santo Entierro de Zamora es de 1593, elJesús del Gran Poder de Sevilla de 1620, la Quinta Angustia de Valladolid de 1625, la Esperanza Macarena de 1670, el Cristo de la Redención de Málaga de 1675 y las filigranas barrocas de la Semana Santa murciana son todas del siglo XVIII.

El reinado de Carlos III no congenió bien con ciertas expansiones espirituales como las que se veían por la calle durante la Semana de Pasión. El rey quiso poner coto a tanto penitente y empezó prohibiendo las procesiones de flagelantes, continuó reduciendo el número de cofradías y terminó impidiendo que saliesen de noche, excepción hecha de la madrugá, pero sólo la Vera Cruz, que contaba con bendición papal. Muerto Carlos III se precipitaron años agitados de revoluciones y guerras en los que la cuestión religiosa estuvo siempre presente. El ejército napoleónico saqueó a modo las iglesias y, unos años después, la desamortización hizo desaparecer físicamente un sinnúmero de templos y monasterios.

Pero las procesiones propiamente dichas, que nunca llegaron a esfumarse del todo, resurgieron con fuerza a finales del siglo XIX. Al fin y al cabo era una expresión popular espontánea, algo ascendente, no eran los obispos ni el Papa quien las organizaba y mantenía, sino los fieles. Durante los años de la República y, especialmente, los de la guerra, los más anticlericales se emplearon a fondo contra las iglesias y sus imágenes. Pero una cofradía no es sólo su imagen, es quien la conforma, es decir, los cofrades, que en muchos casos corrieron a esconder las imágenes y rendirles culto de forma clandestina. A partir de los años 40 las cofradías experimentaron un gran auge que aún no se ha detenido.

En la actualidad, la Semana Santa se celebra en todas las ciudades y puntos de España. Sin embargo, hay varias fiestas que, por su especial atractivo y singularidad, son muy conocidas y han sido declaradas de Interés Turístico Internacional. Este reconocimiento lo otorga la Secretaría de Estado de Turismo del Gobierno de España desde 1980, y en estos momentos hay 27 manifestaciones que cuenta con la distinción. Y hay una Comunidad Autónoma que cuenta con el mayor número de fiestas de esta calidad, Castilla y León, que suma ocho; Ávila,​ León, Medina del Campo, Medina de Rioseco, Palencia, Salamanca, Valladolid y Zamora.

Celebraciones de gran variedad en cada una de las provincias, algunas como la de Valladolid son destacadas por el enorme valor artístico de las tallas procesionadas; otras, como la de Zamora, por su enorme recogimiento, y todas, en general, por su carácter sobrio y generalmente austero, que refleja un carácter abiertamente distinto en comparación con ejemplos quizá más conocidos, como el andaluz.

Por otra parte, la Pasión constituye, en este territorio, uno de los principales reclamos turísticos, que consiguen año a año atraer a decenas de miles de turistas, que llegan llamados por el carácter único de estas celebraciones. La primera celebración en conseguir tal distinción en España fue la Semana Santa de Valladolid, en 1980, y actualmente junto a la Semana Santa de Zamora son las únicas a nivel nacional candidatas a Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. Además, Astorga (León), Ponferrada (León), Burgos y Segovia ostentan el distintivo de Interés Turístico Nacional.

Semana Santa de Ávila: Se celebra desde el siglo XVI. De entre sus numerosos actos sobresale la procesión del Miserere el Martes Santo, cuando se entona este canto a lo largo del desfile nocturno en medio de un profundo silencio. El Jueves Santo tiene lugar la Procesión de los Pasos, que desde sus orígenes en el siglo XVI se ha celebrado de forma ininterrumpida. Asimismo es muy recomendable acercarse al Vía Crucis de Penitencia que, el Viernes Santo, recorre el recinto amurallado del casco antiguo de Ávila, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El punto final a esta Semana Santa viene con una merienda popular, que reúne en torno a la ermita del Resucitado a numerosas personas.

 

Semana Santa León:Son dieciséis las Cofradías que dotan de personalidad propia la principal manifestación de religiosidad leonesa, registrándose en 1572 la fundación de la más antigua (la de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad) y erigiéndose canónicamente la más moderna en 1994 (Cristo del Gran Poder).

La Pasión leonesa se remonta al siglo XVI, y ya desde el Siglo XIII se tienen noticias de la asistencia de la Corporación Municipal “bajo mazas” a la Solemne Procesión Oficial del Santo Entierro, en la tarde noche del Viernes Santo, donde pujan la Virgen de la Soledad, junto con sus braceros.

También la pluma de Gustavo Adolfo Bécquer describió el impresionante encuentro entre la Dolorosa y San Juan, en la mañana del Viernes Santo, a la vera del Consistorio Viejo, en la Plaza Mayor. Y es que la Semana Santa leonesa es inagotable en momentos emotivos y en la belleza de sus imágenes.

A lo largo de diez días, desde la espectacular salida en la tarde del Viernes de Dolores (20:00 horas) de la Virgen del Camino, conocida popularmente como la del Mercado, hasta la suelta de palomas el Domingo de Resurrección en la Plaza de la Catedral, leoneses y visitantes comparten en esta Semana Santa singular una experiencia inigualable. Como inigualables son las imágenes pasionales que desfilan por las calles leonesas: obras salidas desde los talleres de imagineros como Juan de Juni, Gregorio Fernández, Juan de Angers, Luis Salvador Carmona, Juan de Archeta, Víctor de los Ríos, Ángel Estrada.

 

Las Hermandades organizan veinticinco procesiones penitenciales, con 65 pasos pujados en su mayoría por hermanos braceros, cinco vía crucis procesionales y una ronda lírico-pasional que recorre las calles durante la noche alertando a los hermanos de la salida de su procesión.

Nada menos que 16.000 leoneses, denominados popularmente “papones”, participan activamente en esta Semana Santa, mientras que todo el pueblo de León y los cada vez más visitantes se apiñan en las calles para contemplarla y admirarla. Y, junto al arte y la devoción, algunos momentos de esparcimiento en los numerosos bares que día y noche ofrecen la típica "limonada" de la Pasión.

Semana Santa de Palencia: Tiene cinco siglos de historia a sus espaldas y es una verdadera exposición de arte en la calle. Esta celebración es uno de los atractivos turísticos, culturales y religiosos más importantes de la ciudad; cuenta con tallas muy valiosas, creadas por escultores de renombre como Alejo de Vahía y Víctor de los Ríos.

Los palentinos viven cada año una Semana Santa tradicional, en la que destaca la fe y el silencio, solo interrumpido por el sonido del tararú. Desde que fuera declarada fiesta de interés turístico internacional en el año 2012, es cada vez más frecuente la presencia de visitantes llegados de todos los rincones de España y de otros países. Una celebración religiosa y solemne en la que participan cerca de 5.000 cofrades que desfilarán en 20 actos procesionales.

Las procesiones comienzan el viernes anterior al Viernes Santo y continúan hasta el Domingo de Resurrección. Cientos de cofrades participan en los desfiles procesionales, llevando los pasos o caminando por las calles de la ciudad con cruces, banderas o velas. Miles de personas acuden a ver cada acto. Los pasos son el alma de esta celebración.

 

Nueve son las cofradías, archicofradías y hermandades que participan en la Semana Santa palentina, cuatro de las cuales fueron fundadas antes del siglo XVII. Son las siguientes:

- Real, Muy Antigua, Venerable y Dominicana Cofradía Penitencial y Sacramental de la Santa Vera-Cruz, de Nuestra Señora Madre de la Iglesia, del Niño Jesús y de la Santa Resurrección de Cristo. Es una de las más numerosas y antiguas de la Semana Santa.

- Real Cofradía Penitencial del Santo Sepulcro, Archicofradía de las Cinco Llagas de San Francisco y Cofradía de San Juan Bautista. Es la cofradía más antigua, sus inicios se remontan al año 1407.

- Cofradía Penitencial de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Madre La Virgen de la Amargura. Es la que cuenta con un mayor número de hermanos en la actualidad.

- Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de la Soledad.

- Cofradía Penitencial de Jesús Crucificado y Nuestra Madre Dolorosa.

- Archicofradía de la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli.

- Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia.

- Hermandad Franciscana de la Santísima Virgen de la Piedad, del Santo Cristo Señor de la Vida y de la Muerte y de San Francisco de Asís.

- Hermandad Penitencial de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y de María Santísima de la Esperanza.

Dentro de la amplísima colección de obras que ostentan las cofradías de Palencia, cabe destacar las siguientes, por sus autores, su histroria y su calidad escultórica:

- Virgen Dolorosa o de los Siete Cuchillos, de Vicente Espinet (1906) propiedad de la Real Cofradía del Santo Sepulcro. Puede verse en las procesiones del Santo Entierro (Viernes Santo) y La Soledad de la Virgen (Sábado Santo).

- Nuestra Señora de la Soledad, obra anónima del s. XVIII perteneciente a la Cofradía de la Soledad, que se puede ver en la procesión del Santo vía Crucis (Miércoles Santo), en la procesión del Santo Entierro (Viernes Santo) y en la procesión de La Soledad de La Virgen (Sábado Santo).

- Nuestro Padre Jesús Crucificado, de Alejo de Vahía (s. XIV), pertenece a la Cofradía de Jesús Crucificado y es la imagen más antigua que se exhibe en las procesiones de la Semana Santa de Palencia. Puede verse en la procesión de Las Cinco Llagas (Lunes Santo), en El Indulto (Jueves Santo) y en el Santo Entierro (Viernes Santo).

- La Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén, de Víctor de los Ríos (1957), custodiada por la Real Cofradía del Santo Sepulcro, es sacada en la Procesión Litúrgica de Ramos y en la Entrada de Jesús en Jerusalén (ambas el Domingo de Ramos).

- Cristo de Medinaceli, obra anónima del s. XVII. Pertenece a la Archicofradía de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli y puede verse en las procesiones del Prendimiento (Martes Santo) y del Indulto (Jueves Santo).

- Nuestro Padre Jesús Nazareno, de Tomás de la Sierra (1717), propiedad de la Cofradía Jesús Nazareno, puede verse en la procesión de Los Pasos (Viernes Santo) y Silencio y Penitencia (Viernes Santo).

- Santísismo Cristo de la Misericordia, de Portillo (s. XVI). Pertenece a la Hermandad homónima y puede verse en las procesiones del Santo Vía Crucis (Miércoles Santo), El Indulto (Jueves Santo) y el Santo Entierro (Viernes Santo).

- La Quinta Angustia, de Antonio de Amusco (1602), perteneciente a la Real Cofradía del Santo Sepulcro, solo puede verse en la procesión de la Quinta Angustia (Jueves Santo).

- Oración en el Huerto, del s.XVII y autor anónimo. Bajo la custodia de la Cofradía Penitencial y Sacramental de la Santa Vera-Cruz sale en la procesión de La Oración del Huerto (Jueves Santo).

- Cristo Atado a la Columna (s. XVII). La Cofradía Penitencial y Sacramental de la Santa Vera-Cruz solo la expone en La Oración del Huerto (Jueves Santo).

- Coronación de Espinas (s. XVII). Esta imagen cuyo autor es desconocido pertenece a la Cofradía Penitencial y Sacramental de la Santa Vera-Cruz y puede verse en La Oración del Huerto (Jueves Santo).

- Yacente (s. XV). Es una de las obras más antiguas y apreciadas de la Semana Santa de Palencia. Pertenece a la Cofradía Penitencial y Sacramental de la Santa Vera-Cruz y puede verse en la procesión de La Oración del Huerto celebrada en Jueves Santo.

La Semana Santa de Palencia es especial debido a su imaginería, la fe de muchas generaciones de palentinos y su historia forjada a lo largo de más de cinco siglos. En la capital palentina las procesiones son organizadas por nueve cofradías y hermandades en las que todos los cofrades, independientemente de la congregación a la que pertenezcan, participan en todos los actos.

Semana Santa de Salamanca: Es uno de los momentos más especiales del año para conocer la ciudad. No en vano, esta importante celebración religiosa fue declarada de Interés Turístico Internacional en 2003. La devoción de sus cofrades, el valor incalculable y la belleza de sus pasos procesionales y el entorno monumental se unen para conseguir que la Semana Santa salmantina sea una de las más bonitas de España.

De entre los numerosos actos que se realizan en la ciudad hay que señalar la celebración de Los Oficios en la capilla de la vieja Universidad, mezcla de acto litúrgico y académico en el que participan todos los docentes. Se celebra el Jueves Santo y está considerado como un claustro extraordinario, en el cual los catedráticos se visten con las galas académicas. Cuando finaliza, se obsequia a los asistentes con la tradicional merienda a base de chocolate y dulces.

 

La Semana Santa en Salamanca cuenta con 18 Cofradías, Congregaciones y Hermandades que organizan 24 procesiones y actos, siendo los más antiguos el Acto del Descendimiento, la Procesión del Santo Entierro, iniciados en 1615​ y la Procesión del Encuentro, iniciada en 1616.

Semana Santa de Valladolid: Fue la primera en ostentar el título de Interés Turístico Internacional, distinción que reconoce, entre otras virtudes, la calidad artística y el valor histórico de sus tallas. Aquí se encuentran algunos de los pasos más importantes del país, realizados por los grandes maestros imagineros de los siglos XV, XVI y XVIII, como Gregorio Fernández, Juan de Juni o Pedro de Ávila. Custodiadas en museos, iglesias y conventos de clausura, la Semana Santa de Valladolid es una ocasión única para disfrutar de estas esculturas tal y como se concibieron. La Semana de Pasión convierte así las calles y plazas de Valladolid en un museo de arte sacro, arropado por el ambiente de sobriedad y silencio que caracteriza esta celebración.

La tradición de los desfiles procesionales vallisoletanos, rehabilitados por el arzobispo Gandásegui a partir de 1920, se remonta a los siglos XV y XVI, época de la que datan las cofradías penitenciales históricas de la Santa Vera Cruz, de la Orden Franciscana Seglar, de la Sagrada Pasión de Cristo, de Nuestra Señora de las Angustias, de Nuestra Señora de la Piedad y de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Todas ellas continúan activas.

En la actualidad son miles los cofrades que integran las cofradías vallisoletanas de tradición penitente, asistencial o gremial. La de Valladolid es la única Semana Santa que reúne en una sola procesión –la Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor (Viernes Santo, en la tarde que camina hacia la noche)- a todas sus cofradías, que portan más de treinta pasos según el “guion” de la Pasión de Jesús.

 

Principales procesiones: Las secciones infantiles de las cofradías se reúnen en la procesión de Las Palmas (Domingo de Ramos), en torno al encantador paso de La Borriquilla, y arropados por las palmas y los ramos que portan cofrades y vecinos. El Lunes Santo podrás asistir a la procesión del Rosario del Dolor, una de las pocas conjuntas que quedan en la ciudad y en la que desfilan varias tallas de Gregorio Fernández.

Uno de los momentos más emotivos de la Semana Santa de Valladolid es la Procesión del Encuentro (Martes Santo). Las imágenes de la Virgen y su hijo se encuentran frente al Palacio de Santa Cruz, momento cumbre de este acto. Al día siguiente, el Miércoles Santo, el Vía Crucis procesional recupera una procesión de tradición centenaria.

Entramos en los días grandes de la Semana de Pasión con la Procesión del Cristo de la Luz, con un crucificado de Gregorio Fernández que sale en la mañana del Jueves Santo, y la Procesión de Humildad y Penitencia, el mismo día por la tarde, a cargo de la Orden Franciscana Seglar. La celebración camina hacia la madrugada del Viernes Santo con la histórica procesión de Regla de la Vera Cruz, la cofradía más antigua de la ciudad.

El Viernes Santo por la mañana tiene lugar uno de los momentos más particulares de la Semana Santa de Valladolid: el sermón de las Siete Palabras. Desde primera hora de la mañana, un cortejo a caballo con más de veinte jinetes encapuchados acompaña al pregonero, quien da lectura al sermón con toque de corneta en distintos puntos del centro de la ciudad. Por la tarde se celebra la Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor, la única en la que participan las veinte cofradías vallisoletanas.

La Procesión del Santo Entierro de Cristo (Sábado Santo) y la del Encuentro entre Jesús Resucitado y su Madre (Domingo de Resurrección), con repique de campanas y suelta de palomas, ponen el broche de oro a esta fiesta de interés turístico y cultural.

Semana Santa de Medina del Campo: La Pasión de la localidad vallisoletana cuenta con las más antiguas procesiones de disciplina de España. Fue el dominico San Vicente Ferrer, en 1411, quien instituyó estas procesiones, siendo esta villa la primera que representó la Pasión de Cristo por sus calles.

 

Comienza con la procesión de la Virgen de las Angustias el Viernes de Dolores y finaliza el Domingo de Resurrección con una procesión en la que todas las cofradías acompañan a Cristo Resucitado. Pero durante toda la Semana se producen procesiones y actos entre las que destacan "La Procesión de la Caridad", "Procesión de la Vera Cruz", "La Procesión del Encuentro" y "La Procesión del Silencio".

Semana Santa de Medina de Rioseco: El muncipio vallisoletano vive su Semana Mayor como el acontecimiento más importante de su vida cotidiana. La Ciudad de los Almirantes se prepara durante todo el año para vivir con sobriedad y emoción unos desfiles procesionales únicos.

La Semana Santa en Medina de Rioseco es el principal signo de identidad para sus habitantes, como lo fue para sus padres y sus abuelos. Es una de las manifestaciones más genuinas de las que se celebran en España, una tradición ininterrumpida desde el siglo XVI, con la gran solemnidad que revisten sus actos y procesiones, cuyas imágenes, de gran riqueza artística, fueron realizadas por maestros imagineros tan importantes como Pedro de Bolduque, Mateo Enríquez o Tomás de Sierra.

Antigüedad, tradición y riqueza patrimonial, le ha permitido obtener la declaración de Fiesta de Interés Turístico Internacional. Las vivencias de generaciones de cofrades han mantenido hasta hoy formas, ritos y costumbres que hunden sus raíces en la historia y el paisanaje: La forma de portar los pasos -a hombros- por las estrechas y medievales calles riosecanas, las tonalidades y tejidos concretos de las túnicas de los cofrades, los momentos especiales en las procesiones –"El baile" de los pasos en la Rúa Mayor, "La Rodillada", o el Canto de la Salve al finalizar las procesiones del Jueves y Viernes Santo-, forman parte de esa seña de identidad que hace que la Semana Santa de Medina de Rioseco sea única y especial. Por estos motivos la Junta de Castilla y León ha declarado "la Identidad, Tradición y Ritos en la Semana Santa de Medina de Rioseco" como Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial.

 

El Domingo de Ramos la Procesión de las Palmas tiene como protagonistas principales a los niños, que acompañan con sus palmas al popular paso de "la Borriquilla". El Martes Santo el "Cristo de la Clemencia", del escultor riosecano Pedro de Bolduque procesiona en la recuperada, aunque nueva, Procesión de la Clemencia. El Miércoles Santo el Vía Crucis popular llena las calles de tradición, cultura, religiosidad y silencio.

El Jueves y Viernes Santo, tras el tradicional "Desfile de Gremios", tienen lugar las procesiones del Mandato y la Pasión, y La Soledad, respectivamente. El Viernes Santo "La Crucifixión" y "El Descendimiento", los pasos más voluminosos y pesados de la Semana Santa riosecana, regalan uno de los momentos más esperados, al exigir una técnica especial para su salida y entrada de la Capilla en la que se guardan. El Domingo de Resurrección, con la Procesión del Santo Encuentro, Medina de Rioseco cierra su anual ciclo de Semana Santa. A partir de ese momento se empieza a hablar y preparar la Pasión del año próximo.

Semana Santa de Zamora: La Pasión es el acontecimiento social y religioso más importante de la ciudad. La ciudad en pleno participa con fervor y austeridad de este sentir, que alcanza varios momentos muy intensos a lo largo de los diez días en que la ciudad se ve inmersa en sus procesiones. Diecisiete son las cofradías que desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección, convierten las calles de la ciudad en un museo vivo que siente la pasión, muerte y resurrección de Cristo, representándola con sus más de 40 pasos.

La Semana Santa zamora que se remonta al siglo XIII, es una de las más antiguas y prestigiosas de España. Declarada de Interés Turístico Internacional en 1986. En 2015 la Junta de Castilla y León con la supervisión del Ministerio de Cultura del Gobierno de España la declaró Bien de Interés Cultural, siendo así la primera Semana Santa de España en ostentar dicha declaración. Zamora es la única ciudad de España que dispone de un Museo de la Semana Santa, digno de contemplar, en la que se guardan la mayoría de los Pasos que desfilan en Semana Santa.

Esta Semana Santa se ha conservado durante siglos, definida por la austeridad, silencio y oración. La antigüedad de sus cofradías se enriquece con la calidad de sus esculturas, las cuales se pueden ver en el Museo de la Semana Santa, que muestra 37 obras de la pasión, destacando el escultor más prolífico, Ramón Álvarez.

 

Quien viva esta Semana Santa quedará sorprendido por el sentimiento, la fe y los contrastes de celebración. Las Hermandades Penitenciales desfilan de noche y madrugada, acompañadas de cientos de hermanos descalzos en absoluto silencio. Esto contrasta con la luminosidad de las procesiones diurnas, con valiosas imágenes igualmente dramáticas y conmovedoras. Hay muchos momentos imprescindibles como el canto del "Jerusalem, Jersusalem" el Lunes Santo; el Juramento del Silencio, en la Plaza de la Catedral, en la tarde noche del Miércoles Santo; la estremecedora procesión nocturna de las Capas Pardas el Miércoles Santo y la del Cristo Yacente con el sobrecogedor canto del Miserere, en la Plaza de Viriato, que pone los pelos de punta; la salida del "Cinco de copas" a las 5 de la madrugada Viernes Santo y la alegría del encuentro a las 12 de la mañana del Domingo de Resurrección.

Mantiene viejas costumbres, tradiciones y personajes, como "El Barandales" y "El Merlú". Una Semana Santa cargada de momentos musicales únicos, y el silencio, ese silencio estremecedor que todo lo comunica. Una Semana Santa rica en historia, cultura, patrimonio y fe.