Medio Ambiente

El recóndito pero bello valle que es Patrimonio de la Humanidad

Destaca por su patrimonio natural y cultural

Valle de Valdeón
Valle de ValdeónEduardo MargaretoIcal

España es patrimonio natural, y comprende una gran diversidad de ecosistemas, paisajes y especies, reconocidos a nivel nacional e internacional. Entre sus principales elementos destacan los parques nacionales, los parques naturales, las reservas naturales, los monumentos naturales, y los espacios protegidos por convenios internacionales como la Red Natura 2000. Además, España cuenta con varios sitios naturales declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO.

Nuestro país es uno de los que cuenta con mayores recursos naturales de todo el mundo. Y de entre todos estos atractivos, hay uno en un lugar recóndito, pero de una belleza inigualable que alberga dos Patrimonios de la Humanidad reconocidos por la UNESCO. Y es que España cuenta con un total de 50 bienes declarados, 43 culturales, cuatro naturales y tres mixtos. En la categoría de natural, que es en el que nos vamos a centrar en esta ocasión, debe proteger el patrimonio mundial frente a la amenazas de destrucción pues considera que “el deterioro o la desaparición de un bien del patrimonio cultural y natural constituye un empobrecimiento nefasto del patrimonio de todos los pueblos del mundo”.

La protección y la gestión de los sitios naturales declarados Patrimonio Mundial deben garantizar que el valor universal excepcional y las condiciones de integridad ecológica de esos sitios en el momento de su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial se mantengan o mejoren en el futuro. De acuerdo con las Directrices Prácticas para la aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial, todos los bienes incluidos en la Lista deben contar con mecanismos de protección y gestión legislativos, reglamentarios o contractuales adecuados que garanticen su salvaguarda a largo plazo.

Valle de Valdeón

Pues hay un valle, un poco perdido y desconocido, pero de una extrema belleza, que cuenta con dos de estos recursos. Se trata del leonés Valle de Valdeón, en el que también se ha fijado la prestigiosa revista de viajes National Geographic, y que denomina como “una de las zonas naturales más remotas, tranquilas y sobrecogedoramente bellas de Castilla y León. Este rincón leonés no solo impresiona por su paisaje de alta montaña y por su riqueza ecológica, sino que además alberga dos Patrimonios de la Humanidad reconocidos por la UNESCO, lo que lo convierte en una joya de valor incalculable dentro del Parque Nacional de los Picos de Europa”.

Flanqueado por altas y escarpadas cumbres de los Picos de Europa y de la Cordillera Cantábrica y acompañado por su inseparable río Cares, el Valle de Valdeón es guardián de un territorio imponente de salvaje y conservada naturaleza. Pocas veces se podrá encontrar una fortaleza natural mejor vigilada.

La privilegiada naturaleza del Valle de Valdeón tiene también reflejo en la decisión del Comité de la Unesco de incluir en la Lista de Patrimonio Mundial, dentro del bien ‘Hayedos primigenios de los Cárpatos y otras regiones de Europa’, dos de los hayedos presentes en el territorio de Valdeón, el de Cuesta Fría y el de la Canal de Asotín, según señala la página web del propio recurso.

Patrimonio de la Humanidad

Los hayedos de Asotín y Cuesta Fría recibieron en julio de 2017 uno de los más altos reconocimientos a su valor natural, por constituir uno de los testimonios vivos de los procesos ecológicos sucedidos en el continente en los últimos cientos de miles de años.

El bien «Hayedos primigenios de los Cárpatos y otras regiones de Europa», en el que se encuentran incluidos los hayedos de Asotín y Cuesta Fría, fue presentado a la UNESCO para su declaración como Patrimonio Mundial de la Humanidad en una candidatura conjunta de España, Albania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Croacia, Eslovenia, Italia, Rumanía y Ucrania) siendo el hilo conductor una selección de los bosques de hayas más representativos del continente europeo.

Hayedo de Asotín

Patrimonio de la Humanidad desde el 2017, el hayedo de Asotín está situado en la canal de mismo nombre que da acceso hacia la zona de Collado Jermoso, en el Macizo Central de los Picos de Europa. Este precioso hayedo está encajado a mitad de la Canal de Asotín a unos 50 minutos de caminata desde Cordiñanes. El acceso hasta el hayedo requiere algo de práctica montañera pues el camino se debe de realizar a través de la conocida como Senda de la Rienda, un viejo sendero utilizado antiguamente por pastores y lugareños y que hoy día es la vía más usada para acceder a la zona de Collado Jermoso. Probablemente su remota ubicación haya sido el motivo de su excelente estado de conservación.

Hayedo de Cuesta Fría

Declarado en 2017 Patrimonio de la Humanidad el hayedo de Cuesta Fría está situado en la vertiente meridional del Macizo Occidental de los Picos de Europa, al pie de las cumbres calizas de los Moledizos.

Ocupa una abrupta ladera en la cabecera de la cuenca del río Dobra, en la divisoria natural con la cuenca del río Cares. Su extensión, estado de conservación y sus espectaculares hayas han hecho que este alejado bosque del Parque Nacional de los Picos de Europa sea declarado por la UNESCO como uno de los hayedos más representativos del continente europeo.

Patrimonio monumental

El Valle de Valdeón sobresale principalmente por su riqueza natural, pero también cuenta con un patrimonio monumental de gran belleza, empezando por los ocho pueblos que lo forman:

Posada de Valdeón

Posada de Valdeón además de ser la capital del municipio es también el centro turístico del Valle. Es el lugar de emplazamiento de los principales servicios municipales y de la Oficina de Información del Parque Nacional Picos de Europa. Es de interés en esta población, la visita a la Iglesia de Santa Eulalia documentada ya en el año 1098, que posee una pintura al fresco del siglo XVI y una pila bautismal románica del siglo XII.

Es igualmente destacable el valioso patrimonio etnográfico con el que cuenta Posada de Valdeón, que incluye ocho hórreos, un molino rehabilitado recientemente y la primitiva «Casa de Humo», en la que se prendía la lumbre en el suelo de la única estancia de la vivienda para calentar el espacio y cocinar las viandas, y consecuentemente todo el habitáculo se llenaba de humo; y que constituye una de las viviendas más antiguas del Valle de la que, si bien no se conoce su antigüedad, se puede afirmar que cuenta con más de 250 años de historia.

Santa Marina de Valdeón

Santa Marina de Valdeón, con sus 1.156 metros de altidud, tiene el privilegio no sólo de ser el pueblo más alto del Valle de Valdeón sino también de todos los que se encuentran dentro de los límites del Parque Nacional de los Picos de Europa, por lo que presenta unas vistas inigualables tanto del Macizo Occidental como del Macizo Central. Es a su vez la localidad más antigua del Valle de Valdeón. En la Edad Media fue una importante población organizada en torno a su monasterio, el cuál se había creado como parte de una política de repoblación en el reino de León.

Es el pueblo documentado como más antiguo del Valle de Valdeón y en el que durante la Baja Edad Media (siglo X) se estableció el Monasterio de “Santa Marina de Mades”, dependiente del poderoso Monasterio de Sahagún de Campos y muy ambicionado por el vecino cenobio de Liébana, que contaba con una serie de privilegios de usufructo otorgados al Abad por el rey Alfonso VI.

Además de por su ubicación y de las vistas excepcionales que permite el mirador de la localidad, en Santa Marina de Valdeón también puede visitarse la Iglesia de Santa Marina, los 12 hórreos que conforman la identidad del pueblo y el potro de herraje de animales.

Prada de Valdeón

Prada de Valdeón es muestra viva de la etnografía del Valle de Valdeón. Recorrer el pueblo permite disfrutar de su colección de 16 hórreos y un molino que funcionaba con el agua del río Arenal, el afluente más importante del río Cares. Es de interés en Prada de Valdeón la antigua casa con corredor o balconada datada en 1827 que, aunque ya deshabitada, todavía se conserva en muy buen estado a pesar contar con casi 200 años de antigüedad sin haber sido apenas rehabilitada. El corredor o balcón de estas viviendas, además de ser un elemento decorativo y de distinción, era también utilizado para el secado de las cosechas.

El potro de herrar, aunque ya en desuso por la ausencia de ganado, se conserva en muy buen estado y ha sido fiel testigo de la frenética actividad ganadera y campesina de nuestros antepasados. Podemos también contemplar en esta localidad los antiguos lavaderos, a ras del suelo y a descubierto, que utilizaban las mujeres para sus labores domésticas en cualquier fecha del año, a pesar los rigores climáticos de la zona.

Caldevilla de Valdeón

Caldevilla de Valdeón es otro de los pueblos del municipio que conserva todo el encanto rural tradicional. Es representativo de ello la Casa del Pueblo, lugar donde se convocaba a los vecinos a distintos actos de relevancia mediante toques de campana.

Se encuentra en el extremo más alejado del centro del Valle. Es el primero de los pueblos a la izquierda de la carretera, si se accede desde el puerto del Pontón. Caldevilla comparte parroquia con Soto de Valdeón, la parroquia de San Pedro, al cual se rinde homenaje en las fiestas de verano. La iglesia de San Pedro está compuesta por una elegante bóveda de crucería y retablo renacentista.

En Caldevilla pueden encontrarse 13 hórreos, testigos todos ellos de la transcendencia de esta edificación en las antiguas sociedades campesinas. Aún se conserva en el pueblo la campana utilizada por los vecinos para comunicarse. Está ubicada en la casa del pueblo, lugar que se dividía en dos partes: Toril, cuadra para guardar el toro destinado como semental, y la Junta, lugar de reuniones.

Soto de Valdeón

Soto de Valdeón destaca por el valioso patrimonio etnográfico con el que cuenta. En esta localidad hay una colección de 17 hórreos entre los que figuran los más antiguos del Valle de Valdeón, dos catalogados como arcaicos con más de 500 años de antiguedad.

En esta población se encuentra la Iglesia de San Pedro Advíncula del siglo XII, con un importante valor artístico gracias a su retablo renacentista, a las tallas a tamaño natural de varios Santos y a los capiteles policromados de la portalada. También se puede visitar la ermita de la Virgen Blanca del siglo XVI (en la actualidad bajo la advocación de la Virgen del Carmen) conocida en el Valle como «La Capilla».

En la actualidad existe un sólo molino en buen estado de conservación, pero para atestiguar su floreciente pasado es necesario mencionar que en el siglo XIX Soto de Valdeón llegó a tener seis molinos simultáneamente, cuatro de ellos comunales y dos privados.

Caín

Caín es uno de los pueblos referente del Valle de Valdeón y del propio Parque Nacional de los Picos de Europa. Situado a tan sólo 480 metros de altitud el pueblo de Caín es lugar de partida de numerosas rutas de senderismo, entre las que destaca la conocida Ruta del Cares. Su nombre significa dependiendo de su origen: brotar, surgir, pastizal de cabras, niebla o fuente.

Rodeado de altas cumbres calizas, los antiguos cainejos (gentilicio de los oriundos de Caín) tenían fama de ser a la par grandes pastores y grandes escaladores. De este pueblo era precisamente el conocido como“El Cainejo”, Gregorio Pérez Demaría, que ha pasado a la historia por la hazaña de conquistar el Naranjo de Bulnes en 1904 como compañero de cordada de D. Pedro Pidal, Marqués de Villaviciosa.

El pueblo guarda la tipología de sus construcciones, piedra, madera, teja… Aunque aún existe y se puede visitar, pero ya sin moradores está el pueblo de Caín de Arriba, escondido entre montañas. En el pueblo el visitante encontrará la pequeña iglesia de Santo Tomás y uno de los molinos mejor conservados y protagonista de muchas fotografías por su enclave muy próximo al comienzo de la Ruta del Cares.

Los Llanos de Valdeón

La localidad atesora un pasado histórico-eclesiástico importante ya que en ella se ubicaba el Monasterio de San Sebastián. Este monasterio está documentado en el año 1093, pero desafortunadamente no se conserva nada de esta riqueza monumental.

Al igual que en todos los pueblos del Valle, en Los Llanos hay 11 hórreos que evidencian la importancia de esta pieza de arquitectura popular en la antigüedad. En uno de ellos, actualmente para decoración pero antiguamente para su uso, se observan aperos de labranza y otros utensilios de laboreo. Los Llanos contaba también con un útil molino que desapareció con la riada desmesurada de 1980, que arrasó igualmente con muchos otros bienes materiales y costó la vida a un vecino del pueblo de Soto de Valdeón.

Al pasar por Los Llanos es esencial detenerse a observar los antiguos hornos semicirculares adosados a las viviendas, imprescindibles tanto para cocinar el pan y otras viandas como para calentar la estancia.

Cordiñanes de Valdeón

Cordiñanes está situado entre las localidades de Posada de Valdeón y Caín. Desde esta localidad se puede visitar el Mirador del Tombo, la vía Ferrata de Valdeón o el recientemente declarado Patrimonio de la Humanidad Bosque de Asotín. Aprovechando el salto natural de agua del río Cares, en esta localidad se instaló antiguamente la central eléctrica que suministraba luz a los otros pueblos del Valle, salvo a Caín que contaba con su propia centralita para autoabastecimiento. El antiguo molino comunal, recientemente restaurado, es de obligada visita al pasar por esta población.

El patrimonio etnográfico de esta localidad es muy amplio e interesante y, por ello, es imprescindible contemplar los seis hórreos que se mantienen altivos y vigilantes, testigos mudos de un pasado agrícola y ganadero muy próspero. No hay que dejar de visitar el Mirador del Tombo, muy próximo a Cordiñanes, desde donde se obtiene una panorámica inigualable de ambos Macizos montañosos, detallada en un útil mapa en relieve.

La Ermita de Corona

La Ermita de Corona está enclavada en el monte que con el mismo nombre está situado a mitad de camino entre las localidades de Cordiñanes y de Caín. En este enclave cuenta la tradición que fue coronado Rey Don Pelayo, y como toda leyenda no deja de tener su fondo de razón.

El Chorco de los lobos

El Chorco de los lobos es una ingeniosa trampa que se utilizaba desde muy antiguo para cazar al máximo depredador de la cabaña ganadera, el lobo. El motivo de que se ubicase en el monte de Corona es que durante gran parte del invierno las zonas altas del valle permanecian cubiertas de nieve, por lo que el lobo descendía y buscaba alimento en los bosques y praderías de las zonas bajas, lugares que siguen siendo usados a día de hoy como zona de pastos para el ganado durante el invierno.

Los hórreos, arquitectura popular del Valle de Valdeón

Los hórreos son construcciones de madera destinadas al almacenamiento y conservación de las cosechas que aislaban el espacio de la humedad y de la presencia de animales. Son un bello ejemplo de la arquitectura popular tradicional presente en el entorno rural de todo el Norte de la Península Ibérica, presentando una estructura común con distintas peculiaridades en función de la zona.

El hórreo es una construcción de origen posiblemente prerrománico, aunque no se puede precisar con exactitud la fecha de su aparición. Es un elemento imprescindible y con identidad propia en aquellas zonas del norte en las que el clima es muy inestable. Esto ha motivado que sea la construcción más tradicional de los pueblos de montaña del Valle de Valdeón, presentando su estructura adaptaciones de distintas influencias de las regiones limítrofes.

Se trata de una edificación generalmente de planta cuadrangular o ligeramente rectangular, separada del terreno donde se asienta mediante cuatro pilares de piedra o madera de forma piramidal, llamados «pegollos”. Cada uno de ellos se corona con una gran piedra circular denominada «tornarratas», con la misión de evitar el acceso de los roedores al interior, ya que su forma saliente no permite que trepen estos y otros animales.

Por su tipología los hórreos que se pueden ver en el Valle de Valdeón se asocian tanto al hórreo de influencia asturiana, de planta cuadrada y cubierta a cuatro aguas con una disposición vertical de sus tablas de madera, como al hórreo leonés, de planta rectangular y cubierta a dos aguas con una colocación horizontal de los tableros de las paredes, más común en la montaña leonesa oriental y que reflejaría influencia de los hórreos cántabros.

Para su construcción en el Valle de Valdeón se utilizaba la madera que estuviera disponible en cada momento, y por eso nos encontramos con muchos ejemplares mixtos. Ésta gran variedad de estilos se ha convertido en un atractivo más del valle.

En la actualidad en el valle hay alrededor de 80 ejemplares repartidos en los ocho pueblos, y están declarados BIC (Bien de Interés Cultural) por la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León.

Además de los tipos más extendidos en el valle, en las localidades de Soto y de Prada de Valdeón se conservan unos hórreos de especial interés. Se trata de ejemplares que los expertos catalogan como hórreo arcaico, caracterizado por la solución adoptada para resolver su caja, a base de gruesos tablones horizontales, de factura muy rústica, que se ensamblan en sus extremos mediante unos rebajes practicados en cada uno de ellos. Sólo se conservan cinco ejemplares de hórreos arcaicos en la provincia de León, y tres de ellos están en el Valle de Valdeón, dos en la localidad de Soto de Valdeón y uno en la de Prada.

Las majadas

Si uno pasea por el paisaje de la zona alta del Valle de Valdeón observará que es fácil encontrarse con zonas de gran belleza dedicadas a pastos, amplias praderas en ocasiones humanizadas con pequeñas construcciones de piedra, que agrupadas o dispersas, son usadas como refugio del ganado o pastores en época estival.

Son las majadas, lugares donde tradicionalmente los pastores pasaban con sus rebaños los meses de verano, aprovechando los pastos y dedicándose casi con exclusividad a la producción de leche para la elaboración de manteca y del internacionalmente reconocido queso Azul de Valdeón.

En el Valle de Valdeón al igual que en el resto del territorio del Parque Nacional de los Picos de Europa era costumbre durante todo el verano el ordeño vecinal en las majadas de montaña. Al atardecer y una vez finalizadas las labores del día, un miembro de cada casa afrontaba el camino que les conducía hacia la majada.

Una ve allí cada vecino, y tras la llegada de las cabras y vacas y con el fin de poder ordeñarlas libremente, procedía a separar los jatos (terneros) de su propiedad, recogiéndolos dentro de un corral o chozo, pequeña construcción con una base circular de piedras y cubierta de espeso ramaje de escobas en forma de cono, apoyada sobre un armazón de maderas de haya.

La leche se recogía en cuernas o jarras y se depositaba en un barreño que había a la entrada de los corrales. Al amanecer del día siguiente se ordeñaba de nuevo a las vacas que habían permanecido a lo largo de la noche en los alrededores de los chozos donde se retenían los terneros. La leche obtenida de la mañana se añadía a la de la noche anterior mezclándose ambas dentro de un “ballico”, recipiente hecho con piel generalmente de cabra, y se transportaba colgado a hombros hasta el pueblo. Con esta leche elaboraban el queso y la manteca.

Este tipo de tareas también tenía su parte lúdica ya que normalmente la gente que se reunía en la majada era gente joven y también había tiempo para bromas, música y diversión. Actualmente quedan restos de estas majadas de pastores en Santa Marina, Montó, Freñana, Seroya, Anzo…

Ocio y gastronomía

Además para disfrutar al máximo de una jornada inolvidable, la zona cuenta con numerosas iniciativas y una rica gastronomía

Vía Ferrata

Inaugurada en el mes de julio del año 2016, la Vía Ferrata de Valdeón es la primera instalación de este tipo dentro del territorio del Parque Nacional de los Picos de Europa. Debido a su longitud, el desnivel a salvar, el exigente recorrido y la espectacularidad de su aéreo itinerario en plenos Picos de Europa, es ya una de las ferratas referentes de toda la cornisa cantábrica.

La Vía Ferrata de Valdeón está catalogada como K4 (Dificultad alta) en la escala Hüsler, por lo que es preferible abstenerse de hacer el recorrido de forma autónoma si no se tiene un nivel medio-alto de preparación. En ese caso lo más adecuado para realizarla es contratar los servicios de un guía profesional de montaña.

Con un recorrido de 1.200 metros y un desnivel aproximado de 300 metros, la Vía Ferrata de Valdeón se inicia con un espectacular puente colgante de 35 metros de largo a 30 metros de altura sobre el río Cares. Tras franquear el puente está el primer muro vertical del recorrido, 50 metrod de pared que una vez superada permite alcanzar un segundo puente colgante o tibetano de 30 metros de longitud.

La senda del río Cares

El río Cares es uno de los símbolos de la bravura de estas tierras. Su profundo e impresionante cauce se abre paso desde Valdeón entre las poderosas e inmensas moles calizas de los Macizos Central y Occidental de los Picos de Europa, dejando entre sus altas montañas un enorme pero estrecho tajo conocido como el «Desfiladero del Cares» o «Garganta Divina», que llega a superar los 2000 metros de desnivel entre su cauce y las cumbres más altas de los Picos de Europa. Bajo esos pétreos farayones y sobre el río una a senda tallada en la roca recorre toda la garganta del Cares, constituyendo una de las rutas de senderismo más clásicas de la península ibérica.

Un valle para disfrutar todo el año

Practicar senderismo o deportes de aventura como la escalada, el ski de travesía, BTT o realizar la famosa ruta del Cares son sólo una pequeña muestra de las posibilidades que durante todo el año ofrece el Valle de Valdeón. Disfrutar de nuestros paisajes con la fotografía, realizando la espectacular Vía Ferrata de Valdeón, o pescando en las aguas del río Cares son otras de las muchas opciones que convierten a este valle leonés del Parque Nacional de los Picos de Europa en un sugerente destino para cualquier época del año.

Gastronomía

La oferta gastronómica del Valle de Valdeón juega su papel con platos típicos basados en la cocina tradicional de la alta montaña de León. Menús elaborados a base de productos autóctonos como las carnes de caza y carnes rojas obtenidas de las ganaderías ovina, caprina y vacuna que pastan a lo largo del valle. Son de destacar también los embutidos como la Androja Caineja, los productos de la huerta y la elaboración de excelentes quesos como el Azul de Valdeón.