Destinos
Picos de Europa, un respiro natural en familia
Paseos a caballo, rutas de senderismo y lecciones de historia dejan boquiabiertos a grandes y pequeños
Orgullosa de su historia, pues la resistencia ofrecida por el mítico don Pelayo al frente de sus aguerridos visigodos marcó el comienzo de la Reconquista en toda la Península allá por el año 722, Asturias es una región que guarda tesoros difíciles de encontrar en otros rincones del país. Minera e industrial, el horizonte del Principado queda marcado, sin embargo, por el espectacular macizo de los Picos de Europa, frontera natural con Cantabria y destino privilegiado para los amantes de la naturaleza en estado puro.
Entre el mar y la montaña, literalmente, pues está a menos de 20 kilómetros de la costa y a los mismos pies de los Picos de Europa, un concejo con nombre de queso, Cabrales, se presenta como el recibidor perfecto para adentrarse en el Parque Nacional de los Picos de Europa. Este coqueto pueblo, de casas de colores y poco menos de mil habitantes, cuenta con un buen número de alojamientos y restaurantes en los que podemos hacer parada y fonda a precios muy razonables. Además, posee tiendas especializadas dedicadas a los montañeros en las que el viajero puede equiparse con todo lo necesario para «patear» con éxito las hermosas sendas que le esperan.
Antes de echarnos a andar, no hay que desaprovechar la oportunidad de contemplar una panorámica única de los Picos de Europa. Para ello hay que ascender hasta la aldea de Asiego, donde el mirador Pedro Udaondo regala una vista privilegiada del Naranjo de Bulnes, una de las cumbres más representativas de la Cordillera Cantábrica, con más de 2.500 metros de altura. Si es posible, resulta más que recomendable recorrer los recovecos de esta aldea y sus alrededores a lomos de un caballo, una experiencia de lo más gratificante para todos los miembros de la familia. Dóciles y muy cariñosos, al son del trote de los equinos el paisaje resulta aún más abrumador, teñido de verde y ocre con los primeros zarpazos del otoño. El aire puro, limpio, sin huellas de contaminación entra en nuestros pulmones para limpiar el espíritu y hacernos sentir como nuevos.
A orillas del Cares
Después de observarlo de lejos, llega el momento de penetrar en el corazón del Parque Nacional de los Picos de Europa. Cuentan los viejos del lugar que el nombre de estas hermosas montañas lo pusieron los marinos que, a su regreso, era lo primero que veían de su país.
Desde Arenas de Cabrales, tomando la carretera As-264, llegamos a Poncebos. Esta pequeña pedanía es el punto de inicio de una de las excursiones ineludibles para quienes llegan a este concejo. Se trata de la ruta del Cares, un inolvidable viaje a pie de cerca de tres horas por las angostas gargantas que este río forma en el interior de los Picos de Europa. Aunque cualquiera puede afrontar esta aventura, pues gran parte del recorrido aparece llano, existen algunas pendientes con cierta dificultad, por lo que los más pequeños de la casa deben ir bien vigilados. Sin embargo, el esfuerzo merece la pena, ya que el sendero a seguir atraviesa parajes que quedan grabados en la retina. Las imposibles formas de las rocas, vestidas de encinas, abedules y hayas, por las que campan con soltura las cabras, no dejan indiferente y son un grato recuerdo para los niños. Eso sí, los que sufran de vértigo, mejor que no se acerquen en exceso a la orilla, pues algunos tramos se encuentran a una altura superior a los mil metros sobre el nivel del río y la panorámica es impetuosa.
Tras recorrer unos doce kilómetros, pequeños túneles excavados en la roca –en los que resulta una gozada dejarse mojar por el agua que recorre la cueva–, indican que el final está próximo. En pocos minutos el río Cares está a la altura de nuestros pies y llegamos a Caín, ya en la provincia de León. Allí, recuperar fuerzas tumbado en el verde «prao» es inexcusable, pues aún quedan las tres horas de vuelta hasta Poncebos. Si el cansancio aprieta, existen algunas empresas dedicadas a «rehacer» el camino, pero esta vez en coche.
Otra de las aventuras obligadas en el interior de los Picos de Europa es ascender hasta Bulnes, una de las poblaciones más escondidas de España. Aunque se puede llegar a pie, lo más cómodo es utilizar el teleférico desde Puente Poncebos. Allí, con su cresta dentada, nos espera el Naranjo de Bulnes, una de las cimas más altas de todo el macizo.
La Santina y sus lagos
El descubrimiento de los Picos de Europa tiene otra cita forzosa. Para ello hay que tomar la comarcal As-114 hasta Soto de Cangas. Allí, una estrecha carretera nos conduce hasta Covadonga, donde la basílica neorrománica de fachada rojiza se alza exultante en el escenario de la histórica victoria de Don Pelayo frente a los musulmanes en el 722. Imprescindible hacerse una fotografía con la estatua de este noble visigodo que llegó a ser rey de Asturias, pues los suyos derrotaron a un ejército musulmán muy superior en número.
La visita a la Santina, patrona de los asturianos, es simplemente obligatoria. La Virgen de Covadonga se refugia en la Cueva Santa. Ubicada sobre la laguna que genera la cascada del río Deva, para llegar a esta gruta de peregrinación hay que subir cerca de cien escalones. En su interior mora la imagen de la Santina, así como la tumba de Don Pelayo.
A pocos metros, un empinado y sinuoso camino nos desvela un sugerente paisaje formado por aguas serenas, alfombras de verdes inimaginables donde pastan plácidamente las vacas y un techo de magníficas cumbres casi al alcance de la mano.
Tras recorrer unos doce kilómetros, parece imposible no quedar embelesado con la estampa que nos asalta: el lago Enol, formado, según la leyenda, por la lágrima derramada por la Virgen de Covadonga. Y un poco más allá, a 1.108 metros de altura, el lago de la Ercina, cuya agua pinta con maestría la silueta de los montes que lo rodean, mientras la placidez de las vacas nos recuerdan que, quizás, el edén también existe en la Tierra y, por suerte, lo tenemos muy cerca. Al menos un pedacito de él parece estar en Asturias.
Ficha práctica
l Cómo llegar: Asturias cuenta con un aeropuerto al que vuelan compañías como Iberia, pero también otras de bajo coste. Además, existen buenas comunicaciones en tren o en autobús
l Dónde dormir: La localidad de Arenas de Cabrales es un gran punto de partida para descubrir los picos, ya que hay buenos hoteles a precios asequibles. Puede encontrar más información sobre hoteles y actividades en www.cabrales.org.
l Gastronomía: El viajero debe probar los guisos, pero también los quesos y, por supuesto, la sidra. Hay numerosos restaurantes de cocina tradicional con menús del día por unos 10 euros.
l Más información:www.turismoasturias.es
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