
Turismo
La villa medieval mejor conservada del mundo también es la preferida de los amantes del turismo rural
Los internautas destacan su Plaza Mayor, "una de las más bonitas de España", sus calles empedradas y su gastronomía

España es el país del mundo con más pueblos en los que parece que el tiempo se ha detenido. La gran mayoría, que destacan por su espectacularidad, vienen de la Edad Media. Por este motivo cada vez cuentan con más adeptos y aprovechan cualquier descanso, para visitar esta villas. Uno de los casos más sonados es el del pueblo medieval mejor conservado del mundo, y que también, según la revista "Viajar", especializada en turismo, es el preferido por sus lectores, en particular, y los amantes del turismo rural, en general.
La publicación destaca de este municipio que es “un destino diferente, pintoresco y lleno de magia para una escapada de fin de semana o incluso unas vacaciones tranquilas lejos del bullicio”. También resalta que estamos “la villa medieval más sorprendente de España y qué la convierte en una parada imprescindible para amantes del turismo rural, la historia, la gastronomía y la naturaleza”.
“Para empezar, cabe resaltar que solo tiene una puerta de entrada y salida de la población. Es más, es el único lugar en nuestro país que tiene esta característica. Un detalle de lo más pintoresco que conquista a todo aquel que acude a visitar esta villa que te traslada al medievo de manera instantánea”, pone de relieve “Viajar”.
"Su trazado urbano delimitado por una muralla de piedra ha permanecido prácticamente igual desde su construcción entre los siglos XIII y XVI. Casas de piedra con ventanas rejadas y balcones de metal se deslizan a lo largo de las estrechas callejuelas empedradas que convergen en la Plaza Mayor, gobernada por una majestuosa iglesia del siglo XVI, donde destacan edificios y soportales de una casta superior", concluye la revista.
Pedraza
Pues este pueblo medieval no puede ser otro que el segoviano de Pedraza, que está considerado como el mejor conservado del mundo, por encima incluso de Carcassonne. De su inmenso patrimonio destaca:
Puerta o Arco de la Villa
Es la única puerta de acceso al municipio. Portones de álamo negro. Arco con dibujo de ladrillo mudéjar. En la parte superior central, escudo del Señorío de Velasco. En las paredes, a ambos lados de la puerta, esgrafiado.
La Cárcel de la Villa
Edificio medieval del siglo XIII y reconstruido en el siglo XVI propiedad de la Comunidad de Villa y Tierra de Pedraza que se abrió al público el 1 de abril de 1994 gracias al esfuerzo de la Fundación Villa de Pedraza, que desde entonces la gestiona y cuyos guías colaboradores se ocupan de mostrarla.
El visitante podrá ver cómo era una mazmorra, el cepo de pies para inmovilizar a los presos, un grillete para el cuello, la gran chimenea con escudo, los retretes de "caída libre", las lóbregas mazmorras de los pisos bajos y las originales celdas de madera, el camastro de los presos y un largo etcétera.
Plaza Mayor
Es la quintaesencia de la Villa. Una plaza castellana hasta la médula, que se ha ido formando poco a poco a lo largo de los años. Irregular, algo anárquica y bastante destartalada, es una plaza hecha a retazos, con derribos aprovechados.
Nadie la diseñó y es hermosa, una de las plazas mayores más hermosas de España. El conjunto más llamativo son las casas porticadas frente a la iglesia. Originalmente dos casas del siglo XVI convertidas luego en cuatro viviendas. Los soportales se añadieron con posterioridad una vez que los señores feudales abandonaron el castillo al perder sus privilegios sobre la Villa. De hecho, los fustes y capiteles de las columnas pudieran proceder del propio castillo.
La Calle Real
Nunca cambio su nombre. Es evidentemente la espina dorsal del pueblo. Conduce hasta la Plaza Mayor y desde allí la calle Mayor apura hasta el castillo. Los edificios más notables están en esta “milla dorada”; enseguida llama la atención una casa con balcón de esquina: es la llamada casa de Pilatos, un caserón del siglo XVI que perteneció a la familia Ladrón de Guevara.
Enfrente, obligando a la calle Real a hacer un quiebro, se asienta otra de las casas pedrazanas con más sabor cuyo último de sus tres pisos es un entramado de madera y ladrillo característico del medievo. En el último tramo antes de llegar a la Plaza Mayor y en su lado impar se hallan los escudos de los Pérex, de los Salcedo, de los Velasco y Ladrón de Guevara, familias que lo ocuparon a comienzos del siglo XVIII.
Castillo
La fortaleza fue construida en el siglo XIII sobre los restos de fortificaciones anteriores, de origen romano y árabe. Fue reedificado en el siglo XV por la familia de los Herrera, época de la que data la torre del homenaje. En el siglo XVI el castillo pertenecerá a los Fernández de Velasco, duques de Frías y Condestables de Castilla, quienes lo reformarán otorgando a la fortaleza el aspecto y estructura que conserva en nuestros días.
Situado en una zona defensiva clave, en el borde del cerro en el que se asienta localidad, el edificio queda rodeado por un precipicio y un foso. En su exterior destaca la torre del homenaje situada tras una muralla con torreones circulares, el muro con cañoneras, la puerta de álamo negro con picos de hierro y el escudo del Señorío de Velasco en la fachada. En su interior se pueden contemplar arquerías románicas de medio punto comunicando los patios y, en la escalera que conduce al aljibe, el escudo de los Herrera.
El castillo ha sido escenario de leyendas y testigo de momentos históricos como la prisión de los hijos del rey Francisco I de Francia quienes fueron entregados como rehenes para asegurar el cumplimiento de lo pactado con el rey Carlos I en el Tratado de Madrid, siendo liberados en 1530.
En el año 1926 el pintor Ignacio Zuloaga compró el castillo en un estado ruinoso y, tras arreglar una de sus torres, montó en ella su taller. Fueron sus herederos quienes rehabilitaron una segunda torre instalando en ella el Museo Ignacio Zuloaga, en él pueden contemplarse obras del artista así junto bodegones flamencos del siglo XVII, un Cristo de El Greco e incluso un cuadro de Goya en el que retrata a la condesa de Baena.
Actualmente, el castillo ha pasado a manos de otros propietarios, entre los que se encuentran los famosos Santiago Segura y José Mota, con lo que la familia Zuloaga ha dejado de ser propietaria del mismo. Desde la adquisición de la fortaleza el objetivo es acercarla a la ciudadanía, y que acoja numerosas actividades culturales y de ocio.
Iglesia de San Juan Bautista
Situada en el lado sur de la Plaza Mayor, deja al visitante apreciar restos de su original estilo románico, como su altiva torre con arquería en su cima y el ábside que ahora se puede apreciar desde la pequeña plaza recuperada para regocijo del visitante a la que se tiene acceso desde la Plaza Mayor a través de un pasadizo situado casi bajo la torre. El antiguo estilo románico sufrió un revestimiento que ha dotado al interior del templo de un singular encanto. La pila bautismal es una notable pieza románica del siglo XIII.
Iglesia de Nuestra Señora de las Vegas
Este templo se construyó sobre los restos de otro romano y de una basílica paleocristiana, a finales del siglo XI y principios del siglo XII. En el año 1969 fue declarada Monumento Nacional.
Riqueza natural
Pero no todo es patrimonio en Pedraza. La zona también cuenta con una gran riqueza natural con numerosos atractivos. La villa de Pedraza está situada en un paraje natural incomparable, rodeada por las hoces de los arroyos Vadillo y Encinarejo, se alza sobre un cerro de 1060 metros de altitud. Esta posición estratégica ha sido aprovechada desde los inicios de la historia por el ser humano, que ha dejado en su paisaje una huella milenaria que aún hoy se puede rastrear.
Cueva de la Griega
La cueva de la Griega forma parte del conjunto de cavidades creadas por la erosión del río Vadillo próximo a la villa de Pedraza. Los grabados de su interior la convierten en un lugar de referencia para comprender el arte rupestre de la Meseta Norte.
Diversos grupos sociales han dejado su huella en esta cueva desde la última etapa del Paleolítico. Desde numerosos paneles y techos cubiertos de grabados prehistóricos, hasta inscripciones romanas y medievales.
Senda de las Tongueras
Se trata de una senda muy pequeña nada más salir de la villa, pero desde la cual, se puede observar las vistas más bonitas de Pedraza.
Sendar Mirador de la Velilla
Siguiendo los mismos pasos de la senda de las Tongueras, se puede hacer un añadido y acercarnos hasta el mirador de La Velilla. Es un pequeño tramo de más, pero descubrirás una buena panorámica de la localidad de La Velilla y su entorno.
Ruta por la antigua carretera de Turégano a Predraza: El Guijar y Valdevacas - Arahuetes – Pedraza
La ruta se inicia en Valdevacas y finaliza en Pedraza. Su longitud es de 11 kilómetros y la duración es de cuatro horas. El interés de la ruta es natural, paisajístico e histórico- cultural. La época recomendada para hacerla es primavera y otoño. El nivel de dificultad es media. Es un camino poco marcado. Antigua carrera de Turégano a Pedraza, que enlazaba con Aldealengua y pasaba a Lozoya por el puerto.
Gastronomía
Y Pedraza también es gastronomía. Según numerosos portales turísticos la localidad segoviana es donde se come el mejor lechazo del mundo. Pero ya se sabe que “para gusto, los colores”. La villa medieval asentó sus inicios gastronómicos en los corderos asados para feriantes y los guisos de la fonda.
Hoy ejerce una fascinación casi mágica entre los excursionistas que ofician el rito de los antiguos tratantes; pero también entre los gourmet más avezados que gustan de combinar sabores nuevos en un entorno exquisito, donde lo viejo y lo nuevo se tienden la mano. En repostería destacan los soplillos, el ponche segoviano y una muy variada bollería, todo elaborado artesanalmente en los hornos de nuestras tahonas.
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