Cataluña

Benet i Jornet: Una vida dedicada al ser humano

Repasamos lo mejor de una trayectoria que se caracterizó por el profundo estudio y conocimiento de las emociones primarias por parte del autor

Josep Maria Benet i Jornet tenía un don, sabía leer las emociones humanas como nadie y, lo que es más importante, sabía explicar perfectamente lo que leía a los demás. Es decir, compartía ese don con todo el mundo, todos sus espectadores eran capaces de leer las emociones humanas como nadie. La mayoría de escritores creen que la profundidad significa complicación y densidad emocional, así que prefiguran unos personajes tan complejos y rebuscados que, al final, son tan únicos en su propia especie, que nadie entiende, o los entiende sólo como personajes, como algo alejado, como irrealidades simbólicas y por tanto no trascendentes.

Sin embargo, Benet i Jornet pronto se dio cuenta que esta falsa profundidad era en realidad una retórica vacua. Él miraba los celos de dos amantes y sabía leer la estructura de reacciones y concatenaciones lógicas sin necesidad de hacer a los amantes en particularidades únicas. Los amantes de Benet i Jornet eran amantes universales, fácilmente identificables como tales, y sus celos eran sencillos de entender, de empatizar, y de compartir. Los celos, en Benet i Jornet, eran tus celos, y pronto, al ver sus obras, prácticamente no los sabías distinguir.

Por eso fue el gran renovador de la dramaturgia catalana en los años 60 y el padre de toda una nueva generación de dramaturgos que vendrían después, liberados del yugo de la idea de que personajes complejos significan personajes únicos. No, personajes complejos significan personajes capaces de representar al mayor número de personas en su particularidad única. Un personaje complejo es el que participa en esa paradoja, al ser a un tiempo reflejo de todo el mundo, pero representante de una propia individualidad. He aquí un repaso de algunas de sus obras, de las 46 que escribió a lo largo de su trayectoria, que dejan claro esta habilidad:

1963: “Un vella i coneguda olor” - Su primera obra, en la que enfrenta a sus jóvenes personajes a una realidad hostil. Benet i Jornet confronta la viveza y color de la juventud con el peso y la gravedad gris de esos años 60 en España todavía constreñida por la dictadura franquista.

1972: “La desapareció de Wendy” - Después de un periblio brechtiano en el que abusa del distanciamiento, aquí crea una parábola metateatral en el que habla de una compañía de teatro infantil a punto de estrenar su versión de “Peter Pan” cuando, de pronto, se ven obligados a cambiar la obra e improvisar, pero hasta qué punto somos capaces de adaptarnos rápido a las adversidades. Esta obra debería ser de obligado visionado durante el confinamiento por el COVD-19.

1975: “Revolta de bruixes”- Una de sus obras maestras y otra que se podría hacer una curiosa relectura con el coronavirus. Seis mujeres de la limpieza y un vigilante de seguridad se enfrentan un noche en que la razón deja paso a la irracionalidad, por lo que todos los actos cogen diferentes lecturas de significado. En definitiva, una maravilla.

1989: “Desig”- En realidad, la obra debería llamarse “La imposibilidad del deseo” pues nos presenta a toda una serie de personajes incapaces de llegar de alcanzar el ideal de vida que anhelan y nos muestran como, tal vez, todos nosotros tampoco. Esta es la obra que hará que a partir de entonces enfoque toda su atención en lo que mejor sabía leer, los afectos de los seres humanos.

1995: “Testament” - Una de sus obras que indagan más en las diferentes formas de entender la dicotomía vida muerte y todo lo que podemos dejar detrás. Un profesor quiere dejar como testamento un texto sobre Ramon Llull y a partir de aquí se abrirá, como siempre, la caja de Pandora donde se podrá leer el malestar contemporáneo marcado por la incomunicación y la incapacidad de entender las propias emociones.

2001: “La habitació d’un nen” - El trauma de la muerte de un hijo reflejado en un padre y una madre que no saben cómo lidiar con la pérdida. El padre quiere buscar nuevas vías psicoterapéuticas para intentar buscar volver a la vida y una madre que no quiere renunciar a su duelo porque eso significará perder por completo a su hijo.