Especiales

Cataluña

Coronavirus: Shakespeare o como aprovechar el tiempo durante el confinamiento

En 1606, con los teatros cerrados por la peste, el dramaturgo escribió “El Rey Lear”, “Macbeth” y “Antonio y Cleopatra”, mientra la epidemia mataba a 70.000 londinenses

Plechác ha resuelto el problema utilizando 'machine learning' para determinar la autoría en cada línea
Plechác ha resuelto el problema utilizando 'machine learning' para determinar la autoría en cada línealarazon

Los teatros están cerrados, y lo estarán durante algún tiempo, y sin embargo no es un hecho novedoso. A lo largo de la historia, diferentes epidemias han obligado a cerrar todos los lugares de reunión. Que se lo digan, sino, a William Shakespeare, que convivió toda su vida con los diferentes brotes de la peste bubónica que iban cerrando interminentemente los teatros londinenses. Es cierto que algunas veces tenía la opción de ir de gira por el territorio, algo que ahora nadie puede hacer, pero la mayoría de veces tenía que confinarse en la ciudad, confinado.

En la época isabelina, la convivencia con la peste era constante. Tanto es así, que la ley dictaba que cuando se contabilizaban 30 muertos por semana había que cerrar todos los teatro y lugares de reunión. Durante el reinado de Jaime I, se sabe que los teatros estaban más cerrados que abiertos. Esta intermitencia exasperó al bardo inglés, que en 1593 prefirió dedicarse a la poesía. En el largo poema “Venus y Adonis”, Shakespeare escribe: "

¡Pueda ellos besarme por mi bien largamente!

¡No descolores nunca sus vivos carmesíes!

¡Qué mientras ellos duren, su perpetua frescura

combata la infección en años de peligro!

Para que los augures que pronostican muerte

digan que fue tu aliento, quien dio fin a la peste.

El poema nos habla de la persecución de la diosa a un hermoso chico cuyos besos cree que sanan la enfermedad. Las referencias a la peste, las infecciones y epidemias, y a la separación son frecuentes en esta época inspirando sus más desesperados sonetos.

Cuando se superó dicho confinamiento, Shakespeare dedicó todo su esfuerzo en la composición de una de sus grandes tragedias, “Romeo y Julieta”. En él, vuelve a haber una referencia a la peste en el personaje del fraile que va a informar a Romeo que la muerte de Julieta sólo ha sido un engaño, pero no puede completar su misión porque ha quedado aislado ya que comparte aposento con un sacerdote que ha estado ayudando a enfermos:

“Los buscadores de la ciudad, sospechando que los dos estábamos en una casa, donde la infecciosa peste reinaba, sellaron las puertas y no nos dejaron partir”.

Se da la circunstancia que, cuando se estaba realizando la modernización de la historia en “West Side Story”, sus libretistas cambiaron esta escena porque no era plausible que hubiese la peste en el Nueva York de los años 50. Ahora, con la irrupción del coronavirus, la próxima adaptación que prepara Steven Spielberg de “West Side Story” podrá hacer verosímil esta escena.

Una de las primeras imágenes que han trascendido del rodaje de "West Side Story"
Una de las primeras imágenes que han trascendido del rodaje de "West Side Story"La Razón

Aunque la peste sobre todo tendría una relevancia determinante en la obra de Shakespeare en 1606. Como explica James Shapiro en el libro “El año de Lear", en la epidemia de peste de aquel año, el confinamiento, con todos los teatro cerrados, le permitió acabar una triada de obras que hoy son recordadas como auténticas obras maestra. En ese espacio de tiempo escribió “El rey Lear”, “Macbeth”, y “Antonia y Cleopatra”. En esta última, incluso hay referencias de soldados romanos “ante la prueba de la pestilencia, donde la muerte es segura”

"La peste fue la fuerza más poderosa que moldeó su vida y la de sus contemporáneos”, asegura Jonathan Bates, biógrafo del poeta inglés

El dramaturgo no tuvo tiempo libre desde 1590 y este parón de actividad le permitió dedicar más tiempo y atención a unas tragedias que han moldeado la dramaturgia universal. En aquellos brotes murieron entre 70.000 y 100.000 londinenses. Los teatros volvieron a abrir ese mismo 1606 y se estrenaron aquellas obras que demuestran que nada para a la vida, ni siquiera la muerte.