Salud

Adolescentes y niños jugarían un papel distinto en la transmisión de la COVID-19

Vall d'Hebron lidera un estudio para saber cómo funciona la transmisión del virus entre niños y adultos según la edad escolar. El 42% de los menores infectados durante la pandemia tenía de 14 a 18 años

Los niños de la curva (y sus madres).
Los niños de la curva (y sus madres).Hero ImagesGetty Images/Hero Images

¿Qué papel juegan los niños en la transmisión de la COVID-19? ¿Habrá vuelta al colegio? ¿O el aumento de casos de coronavirus que los expertos auguran para otoño dará al traste con los planes de Educación para que el curso 2020-21 pueda empezar en septiembre de manera presencial? Las preguntas que rodean el regreso a las aulas son tantas como las dudas que aún plantea el nuevo coronavirus, del que no hace ni un año del que se tiene conocimiento. Tal y como señala la doctora Juliana Esperalba, del Servicio de Microbiología del Hospital Vall d’Hebron, como los niños han sufrido menos la COVID-19, desde el punto de vista microbiológico hay menos información.

La experiencia clínica y los pocos estudios internacionales que se han hecho hasta la fecha indican que los niños son menos transmisores del SARS-CoV-2 y que en general presentan síntomas más leves. Una muestra es que de los 1.056 pacientes pediátricos que entre el 4 de mayo y el 27 de julio han pasado por el Vall d’Hebron y se han hecho la PCR por diferentes motivos asistenciales, sólo seis, un 0,5%, ha dado positivo. Pero para saber más sobre niños y coronavirus, el Vall d’Hebron lidera un estudio con el que pretende conocer cómo funciona la cadena de transmisión del virus entre menores y adultos. El doctor Pere Soler, jefe de la Unidad de Patología Infecciosa e Inmunodeficiencia de Pediatría del Vall d’Hebron, ha explicado hoy que quiere contar con datos epidemiológicos, clínicos y sociales “cuidadosos y propios de nuestro territorio” que ayuden a tomar decisiones de futuro, como responder qué hacer con las escuelas en caso de que los contagios se disparen en otoño. “Consideramos que de cara a la vuelta a las escuelas es clave conocer cómo funciona la cadena de transmisión del SARS-CoV-2 entre los menores y los adultos”, dice Magda Campins, jefa del Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología. Para ello, el estudio clasificará la transmisión de la COVID-19 por etapa escolar.

Los primeros datos de este proyecto en el que participan una cincuentena de hospitales y centros de atención primaria coinciden con la investigación del Centro para el Control y Prevención de las Enfermedades de Corea del Sur, que asegura que los niños menores de 10 años contagian el coronavirus menos que los adultos. Sobre este estudio, el doctor Soler matiza que queda por analizar el comportamiento de los niños entre los 10 y los 19 años. La experiencia le hace pensar que el virus no se actúa igual en un niño de 11 años que en un adolescente de 18 años, tal y como muestra la curva de pacientes infectados en Cataluña entre los meses de marzo y junio, que tiene forma de “U”. El 42% de los casos detectados con PCR tiene entre 14 y 18 años. Este dato les lleva a creer que los adolescentes tienen un comportamiento más similar al de un adulto. También hay más positivos en niños menores de 3 años porque a estas edades tienen más enfermedades respiratorias y más control pediátrico, considera el doctor.

La covid no es una gripe

Y ¿qué pasa con el resto? “El papel de los niños se ha discutido muchísimo”, explica Soler. Al inicio de la pandemia, se les asignó el mismo papel que tienen en la gripe. Como con el virus de la gripe los niños actúan como grandes transmisores, una de las primera decisiones que se tomó para frenar la transmisión comunitaria fue cerrar las escuelas. “Pero esta premisa ha quedado trastocada por la experiencia específica con el SARS-CoV-2 y hay que revisarla con nuevas evidencias científicas”, añade el doctor Antoni Soriano, compañero de la Unidad de Patología Infecciosa e Inmunodeficiencias de Pediatría.

La dinámica del contagio dentro de las familias

Para conocer el rol de los niños en la transmisión del virus, se estudiarán las dinámicas de contagio en el entorno familiar. “Queremos identificar quién se infectó primero y quién infectó a quién”, resume el doctor Soler. El estudio se divide en dos partes. La primera analiza los contagios desde el inicio de la pandemia hasta el 31 de marzo, durante el periodo de confinamiento, en el que los niños tuvieron básicamente contacto con su entorno familiar más inmediato. Con la ayuda del registro de la Agencia de Calidad y Evaluación Sanitarias de Cataluña (AQuAS) han localizado 162 menores de 18 años con diagnóstico de COVID-19 confirmado con PCR que pertenecen a 150 familias, algunos son hermanos.

Soler es consciente de que estos casos son los que llegaron a los hospitales, porque en aquel entonces no se hacía pruebas a casos asintomáticos o leves. Aún y así son pocos si se compara con las cifras globales de la pandemia. Además de este estudio retrospectivo, también se estudiará la secuencia de contagios de casos diagnosticados tras el confinamiento con la colaboración de la secretaría de Salud Pública y la Sociedad Catalana de Pediatría. En la última semana, a través de la atención primaria, se han detectado 21 casos de menores positivos con pruebas PCR para incorporar al estudio.

Para desarrollar el estudio, tras detectar el positivo, se realiza una encuesta telefónica a las familias para conocer datos clínicos y epidemiológicos de los pacientes pediátricos, si tienen factores de riesgo o comorbilidades. También se analizan los contactos de los menores de al menos una vez a la semana (canguros, abuelos, amigos) y la afectación del virus a los adultos de la familia. A los familiares que no tengan confirmado si tienen o han tenido el virus, se les hará la prueba.

Resultados la tercera semana de agosto

Con toda esta información, Soler y su equipo quiere saber más sobre cómo se comportan el virus en los niños. El estudio se dividirá por fechas de nacimiento con la idea de tener una visión por etapas educativas: infantil, primaria, secundaria y bachillerato. Esperan tener los resultados la tercera semana de agosto y trasladarlos a Salud y Educación para que puedan perfilar la vuelta al colegio el 14 de septiembre después de 185 días.