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Fiascos musicales en la cúspide de la fama de Hollywood (I): los discos de Don Johnson y Bruce Willis

Ambos actores emblemáticos de la década de los 80 publicaron dos álbumes discretos cada uno

La portada del primer disco de Bruce Willis, "The Return of Bruno"
La portada del primer disco de Bruce Willis, "The Return of Bruno"La Razón

Es evidente que es bastante más fácil un buen resultado de un músico dando el salto hacia la gran pantalla que al revés. Son numerosos los bodrios en forma de disco (y de conciertos) de actores. Es curioso y chocante el hecho de que en su inmensa mayoría se producen en la cúspide de la fama, en el momento de que el estreno de cada película es garantía de éxito masivo. Sucedió en los tres casos que nos ocupan, y se trata de artistas muy diferentes entre si. Y hay muchos más.

 

Un ejemplo perfecto de lo que estamos diciendo es Don Johnson. Aparte de algunas más que discretas películas para, cómo mucho, pasar un rato el sábado por la tarde, su fama como actor (lo del sonado matrimonio Con Melanie Griffith y su hija Dakota Johnson es harina de otro costal) se debe a dos series, muy especiadas entre si.

Se trata, obviamente, de “Miami Vice” y “Watchmen”. La primera es el paradigma casi perfecto de serie de los años 80, que podría parecer muy desfasada a millones de millenials si la vieran ahora. Los argumentos, los guiones, las interpretaciones del propio Don como Sonny Crockett, de Philip Michael Thomas y Edward James Olmos, los cameos de otros actores, la música...todo era muy muy representativo de esa época.

Fue el mayor momento de gloria de Don probablemente en toda su trayectoria, aunque ahora ha rejuvenecido con la convincente “Watchmen”, emitida en HBO. La euforia era tal que en 1986 dio el gran paso hacia la música. Y lo hizo a lo grande, contando en la guitarra con nada menos que Bruce Kulick, ex guitarrista de Kiss y muy activo esos años.

 

En lo alto del éxito masivo, debutó con el disco “Heartbeat”. El primer single, llamado igual que el álbum, tuvo bastante éxito en las listas, y el álbum también, sin ser un bombazo. También lanzó una especie de vídeo narrativo sobre el disco, junto a un miembro de “Late Night Show”, el programa televisivo de David Letterman. La música ahora suena discreta, y resultó sorprendente ver en la lista de canciones a “Lost in your eyes”, de Tom Petty. Lo mismo sucede con el segundo y último disco, “Let it roll”, que incluye el éxito “Tell it like it is”, tema de Aaron Neville. Son canciones de hilo de ascensor, que no incomodan a nadie. Al menos, ha contado con invitados de la talla de Bonnie Raitt, Willie Nelson, Ron Wood y Stevie Ray Vaughan.

Con casi total seguridad, la experiencia musical de Bruce Willis fue aún peor. Como actor, no necesita presentación, y siempre es grande recordar la saga de “Jungla de Cristal” (interpreta al emblemático e icónico John McClane), y muchas otras películas, como “Doce monos”, “Pulp Fiction”, “Armageddon”, “El Sexto Sentido”, “El Quinto Elemento”, “Sin City”, “Los Mercenarios” y “Sin City”. Son más de 60 películas en total, y se trata de uno de los actores más famosos de los últimos 40 años. Y por supuesto, estaba la serie “Luz de Luna”, junto a Cybill Shepherd.

 

En pleno éxito masivo con “Jungla de Cristal”, Bruce se lanzó a la música. Grabó y publicó el single “Respect yourself”, y posteriormente el primer disco, “The Return of Bruno”, en 1987. Suena como una mezcla de blues, soul y rhythm’n’blues, muy estándar. y un poco soso, pero agradable de escuchar si se piensa en la portada o en las películas.

Destacan composiciones músicos y compositores tan importantes como Ry Cooder, Doc Pomus, Allen Touissant y The Drifters, entre otros. Fue un encargo de uno de los mejores sellos discográficos de la música, Motown, pero suena bastante “kitsch”, muy de esos años de Ronald Reagan en la Casa Blanca.

 

Fue aún peor la cosa con el segundo disco, publicado dos años después. Se llama “If It Don’t kill you, It Just Makes You Stronger”. La acogida fue más tímida que la de su debut, y la música, más aburrida. El estilo es el mismo, soul que abarca desde los años 40 a los 60, a lo Stax, y con mucha sección de viento. Lo mejor, su voz, ideal para cantar blues. Fue el segundo ý último disco de Bruce, teniendo en cuenta que daba la sensación que comercialmente la vía estaba agotada. Destaca la versión de “Save the Last Dance for Me” de The Drifters, de nuevo, y “Barnyard Boogie”, de Louis Jordan.