Opinión

Las cañas y el coche de segunda mano

El secretario general del PSOE y presidente del gobierno, Pedro Sánchez, durante su intervención en la clausura del decimosexto congreso regional del partido socialista de la región de Murcia.
El secretario general del PSOE y presidente del gobierno, Pedro Sánchez, durante su intervención en la clausura del decimosexto congreso regional del partido socialista de la región de Murcia.Marcial GuillénAgencia EFE

Habrán oído ustedes, queridos lectores, eso de que en la vida hay enemigos, enemigos íntimos y compañeros de partido. Pues bien, a ello habría que añadir una nueva categoría, compañeros de gobierno.

Sólo así puede entenderse lo que le ha soltado la compañera Yolanda Díaz al compañero Sánchez con eso de que ella ya sabía lo del Covid tiempo antes de que se dijera. Toma ya, a Pedro Sánchez no le hace falta oposición: antes Pablo Iglesias le tiraba dardos, ahora la muy elegante y bien hablada vicepresidenta le tira flechas.

Saben quienes me conocen o me siguen en estos artículos, que no me gusta hablar mal de la gente. Es más, que no me gusta hablar de la gente salvo de los amigos y bien, pero no me resisto a las ganas de decir algo de nuestro Presidente en estos momentos de bombardeo interno.

Decía mi padre que para valorar a una persona en el primer contacto uno debe preguntarse si le compraría un coche de segunda mano, yo a don Pedro no; pero añado una segunda cuestión, ¿te irías de cañas con él? Y la respuesta es sí. Sí porque entre sus virtudes es un superviviente nato -de hecho, quien se enfrenta con él acaba fulminado-, y además tiene una jeta que en una noche de copas puede ser muy divertido.

No obstante, el problema es su trabajo de Presidente y ahí ya mi análisis se difumina, no tiene buen ojo en el momento de escoger colegas, es verdad que luego los funde pero por el camino se debe llevar muchos disgustos, o, ¿tal vez no?, porque al fin al cabo para él lo importante es seguir siendo Presidente sea a costa de aguantar a doña Yolanda, a don Gabriel Rufián o al mismísimo Otegui que visto los precedentes me da que se deben fiar de él, todavía menos que yo.

Así que a lo dicho lo de ir de cañas sí, lo de comprarle un coche de segunda mano ni hablar.