Salud

Los Centros de Salud Mental Infantil y Juvenil contarán con 148 nuevos profesionales del ámbito social

El Programa de Atención a la crisis infantil y juvenil en salud mental ya se ha desplegado en 12 CSMIJ, los cuales se han reforzado con 40 educadores sociales, terapeutas ocupacionales y trabajadores sociales, y la previsión es que a final de año llegue a 14 más, lo que supondrá la incorporación de 75 nuevos profesionales

Ante el incremento de ciertos trastornos mentales y el aumento de su intensidad entre el colectivo infantil y juvenil, el Departamento de Salud ha puesto en marcha diferentes iniciativas dirigidas a ofrecer una mejor atención
Ante el incremento de ciertos trastornos mentales y el aumento de su intensidad entre el colectivo infantil y juvenil, el Departamento de Salud ha puesto en marcha diferentes iniciativas dirigidas a ofrecer una mejor atenciónArchivo

La salud mental de nuestros niños y jóvenes preocupa, especialmente tras la pandemia, que ha actuado como impulsor de trastornos mentales, razón por la cual, en los últimos meses, se ha puesto en marcha en Cataluña una serie de iniciativas destinadas a ofrecer una mejor y más eficaz atención a este colectivo.

Ya hay una decena de equipos guía en situación de alta complejidad funcionando a pleno rendimiento, también se ha implementado el Programa de Prevención del suicidio, con la puesta en marcha del teléfono de atención al riesgo de suicidio, y ahora arranca el despliegue del Programa de Atención a la crisis infantil y juvenil en salud mental.

Este servicio está destinado a aquellos pacientes de entre 6 y 17 años con trastorno mental que ya están siendo atendidos por los Centros de Salud Mental Infantil y Juvenil (CSMIJ) y se encuentran en crisis, los cuales requieren de una atención más intensiva y especializada durante un tiempo para a continuación seguir con su tratamiento en el CSMIJ”, explica Montse Dolz, jefa del Área de Salud Mental del Hospital Sant Joan de Déu y especialista en psicosis de inicio precoz y trastornos mentales graves, quien quiere dejar claro que “no se trata de un recurso pensado para la atención de personas con malestar emocional”, para quienes ya existe específicamente el Programa de Bienestar Emocional, cuyo objetivo es el de evitar la medicalización.

Así pues, el programa busca “ofrecer una atención rápida-antes de las 72 horas-, un tratamiento intensivo y resolutivo -por un periodo de unas ochos semanas durante las cuales se realizan en torno a 2 o 3 atenciones semanales-, y en el entorno domiciliario”, señalaba durante su presentación el consejero de Salud, Josep Mª Argimon, quien al respecto indicaba que, en definitiva, “se trata de hacer lo que estábamos haciendo hasta ahora, pero de manera diferente”.

En este sentido, la puesta en marcha del programa supone la incorporación de nuevos perfiles profesionales a las plantillas de los CSMIJ. “Mantenemos los perfiles profesionales clásicos, más clínicos, como el psiquiatra o el psicólogo, pero además añadimos nuevas figuras como la del educador social y el terapeuta ocupacional y reforzamos la del trabajador social ”, explicaba Argimon, para a continuación señalar que “a día de hoy ya hay 12 CSMIJ en los que se ha desplegado el programa, los cuales se han reforzado con 40 profesionales de estos nuevos perfiles sociales, y el objetivo es llegar al 50% a finales de año, de manera que esperamos incorporar 75 nuevos profesionales en los 14 CSMIJ que también se incorporarán a partir de ahora y antes de que acabe el 2022”.

Por su parte, Montse Dolz, indicaba al respecto que “si en 2018 en los CSMIJ teníamos cinco trabajadores sociales, gracias a la puesta en marcha de este programa tendremos 148″ y recordaba que “ya existe una prueba piloto en Cataluña, concretamente en las Urgencias de Sant Joan de Déu, que lleva 8 meses en funcionamiento y que ha dado buenos resultados, con una reducción significativa de los casos que han entrado en este proyecto y de las vistas a urgencias, así como una mejora muy marcada de algunas características clínicas y psico patológicas y la revinculación a la escuela de una alto porcentaje de estos pacientes”.

Y es que como recordaba Santi Bertomeu, educador social del nuevo equipo de atención a la crisis del centro de salud mental de niños y jóvenes, el programa “ha permitido que profesionales de ámbitos no sanitarios y más sociales nos pudiéramos incorporar a los equipos de salud mental y, además, es un ejemplo de la apuesta por una atención y seguimiento del entorno natural de las personas atendidas en salud mental” y ello puede aportar cuatro grandes beneficios en lo que se refiere a la atención de estos paciente.

Conectar con el paciente

En este sentido, Bertomeu indicaba durante su presentación que “el programa ofrece proximidad, ya que el equipo desarrolla su labor en el domicilio del paciente o allá donde éste se sienta cómodo, seguro, relajado...miramos de acercarnos a ellos y salir de la estructura más hospitalaria; agilidad, tanto en dar respuesta a las necesidades del paciente como a las de su familia y el entorno y, en este sentido, es importante poder coordinarnos con los centros educativos o de ocio y otros recursos en los que éste esté vinculado; globalidad, ya que se lleva a cabo un estudio de la situación a nivel global, recogiendo toda la información que los actores que tienen alguna relación con el paciente nos pueden aportar para ayudarnos a conocerle mejor; e intensidad, porque está pensado para atender un episodio de crisis de manera intensiva y limitada en el tiempo”.

En definitiva, el éxito de este modelo de trabajo radica en que ayuda a los profesionales de perfil más social “a tener las bases para crear un buen vínculo con el joven y un buen conocimiento del mismo en su día a día, de manera que éstos pueden realizar conjuntamente con el equipo clínico, psiquiatría y psicología, un planteamiento de objetivos de trabajo más adaptado a la realidad del paciente, que participa como protagonista principal, con el apoyo del resto de su entorno”, mientras que el hecho de trabajar en el entorno natural “les ayuda a comprender mejor sus necesidades y la de su familia y ofrecer una atención personalizada y de calidad a quien más la necesita”.

A modo de ejemplo, Bertomeu hizo alusión a una de las intervenciones que el equipo está llevando a cabo en el ámbito de la prueba piloto puesta en marcha en Sant Joan de Déu. “Se trata de un chico que llevaba un año y medio encerrado en su habitación, yéndose a dormir de madrugada por su adicción a las pantallas y despertándose a las 14 horas. No sabía ni que día era, ni siquiera en qué estación estábamos. En este contexto, nuestra manera de activarlo eran las nuevas tecnologías y para ello recurrimos al Pokemon Go y así conseguimos que empezara a vincularse a nosotros”. “De hecho, ahora tenemos una reunión con responsables de su instituto para planificar los objetivos en este ámbito”, añadía

Pero además, la incorporación a los CSMIJ de estos nuevos profesionales con un perfil más social supone también una ampliación de las plantilla de estos centros, lo cual permite también “una redistribución de funciones, de manera que este incremento de profesionales, mejora la atención global del CSMIJ, ya no solo de la patología en crisis, sino que además aumenta la capacidad de atender toda la otra patología, ya que hay más profesional y más diverso”, señaló Dolz. “Estos profesionales se integran en la globalidad del CMSIJ y se redistribuyen las tareas y funciones y cada uno coge su ámbito de experiencia para poder hacer la mejor intervención posible porque había un gap: mucho profesional clínico, pero faltaba profesional con experiencia en la intervención en el medio natural, de manera que es una mejora global en la cartera de servicio”.