Polémica obra
Vecinos y Ayuntamiento deciden hoy el futuro de la escalinata de la Sagrada Familia
Es el primer encuentro para abordar el tema de la recolocación de los residentes afectados por la controvertida construcción
El futuro de la Sagrada Familia es incierto, pero el avanzado estado de construcción en el que se encuentra hace que el emblemático templo de Antoni Gaudí empiece a ver la luz. El elemento que genera mayor incertidumbre es la escalinata que diseñó Gaudí para acceder al templo por encima de la calle Mallorca. Se trata de un diseño polémico que supondría la reubicación de muchos vecinos que viven en las casas situadas frente al pórtico de la Gloria. Para tratar de solucionar este conflicto de intereses, esta tarde se celebra una reunión que puede ser decisiva entre vecinos afectados y el Ayuntamiento, pero sin la presencia de la Sagrada Familia, que no ha sido invitada.
Es el primer encuentro entre el Consistorio de Collboni y las asociaciones de vecinos para abordar el encaje de los residentes de la zona afectada. Hasta ahora, solo se habían reunido para poner sobre la mesa cuestiones de turismo, movilidad o la pacificación de los alrededores del templo. El encuentro será en el Ayuntamiento, y contará con la presencia de la primera teniente de alcalde, Laia Bonet, y la arquitecta jefe de la ciudad, Maria Buhigas. No es la primera actuación del consistorio sobre el templo, ya que tanto Bonet como Collboni han visitado la Sagrada Familia con sus responsables.
El diseño original de Gaudí de 1916 con la escalinata se incluye en el Plan Metropolitano de 1976. Este reserva una amplia avenida de dos manzanas de longitud por donde se accedería al templo desde la avenida de Diagonal, por la calle Mallorca. Los planos de Gaudí, sin embargo, no impidieron que el espacio fuera ocupado por pisos.
Durante el mandato de Ada Colau, ya se empezaron a esbozar algunas de las soluciones que buscaban disminuir el impacto en los vecinos. Las propuestas fueron vistas por la Sagrada Familia como un buen punto de partida para desencallar en conflicto de intereses, y como una buena opción desde los ojos de los vecinos afectados.
El portavoz de la asociación vecinal Afectats pel Temple, Gabriel Mercadal, asegura a este diario que, con las tres propuestas que se hicieron, «el conjunto de afectados disminuía brutalmente». El favorito de los vecinos fue el primer proyecto, que contempla que la escalinata alcanzaría solo la primera manzana, la que está situada entre Mallorca y València. Además, en este caso, la avenida sería de 40 metros de ancho, y no de 60 metros como decían las propuestas anteriores. Con ello, los pisos ubicados en los laterales de las manzanas no se verían afectados y, por lo tanto, no se tendría que recolocar a tanta gente.
«En la primera propuesta, que es la que más nos gustaba, había 171 viviendas afectadas, en la segunda 72 y en la tercera no había ninguna afectada, pero la escalinata no entraba de ninguna manera. La primera, aunque afectaba a más casas, la creación de viviendas consecuente hacía que salieran más. Aunque había una sacudida mayor, ganábamos 72 viviendas», detalla Mercadal.
Sin embargo, estos proyectos para tirar adelante la escalinata –propuestos por el arquitecto jefe del mandato de Colau, Xavi Matilla– podrían quedarse atrás. Con el cambio de alcaldía, está por ver si el equipo de Jaume Collboni dará por bueno el plan de Colau, si propondrá nuevas soluciones y al gusto de quién van a estar.
Coste del traslado de vecinos
Respecto al coste económico que supondría realojar a los vecinos afectados por la obra de esta polémica escalinata, todavía no está claro quién va a asumirlo. Este marzo, la junta constructora de la Sagrada Familia anunció en rueda de Prensa, y por primera vez, que no descartan participar en las expropiaciones: «Tenemos que negociar. Debemos saber a quién afecta. Seguro que si nos sentamos a negociar, nos entenderemos», dijo Esteve Camps, presidente delegado de la junta constructora.
Sin embargo, los vecinos todavía no han recibido ninguna garantía de ello. «Claramente queremos que se haga cargo la junta constructora, y dinero por parte del templo está claro que hay. Pero en materia de traslado, la junta no ha acordado nada todavía», explica Mercadal.
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