Con el procés agotado, la Assemblea Nacional Catalana (ANC) protagonizó este lunes un nuevo intento de mostrar músculo político. La convocatoria, que pretendía impedir la entrada del Rey Felipe VI en la Abadía de Montserrat, terminó convertida en un sonoro fracaso por la escasísima afluencia de manifestantes.

La iniciativa, bautizada como Marxa sobre Montserrat, proponía una movilización masiva desde tres puntos distintos, Monistrol, Collbató y el Coll de Can Maçana, que debía confluir a primera hora de la mañana en el santuario. La idea era bloquear los accesos para evitar la presencia del monarca. Sin embargo, apenas unas decenas de personas respondieron al llamamiento.

El presidente de la ANC, el cantautor Lluís Llach, acusó a los Mossos d’Esquadra de haber requisado estelades durante la protesta, calificándolos de “cómplices del régimen”. Pese a todo, defendió la movilización como “un rechazo masivo y pacífico” a la presencia del jefe del Estado. “Aunque nos quieran reprimir, nosotros estamos aquí y siempre estaremos”, afirmó desde las inmediaciones del tren cremallera que lleva al monasterio.

Llach también criticó con dureza al abad de Montserrat, Manel Gasch, por haber invitado a Felipe VI. “La importancia simbólica de Montserrat para Cataluña va mucho más allá del acierto, tantas veces demostrado, o del desacierto que hoy cometen las autoridades que la rigen”, lamentó.

Felipe VI y la reina Letizia visitaron este lunes la Abadía por primera vez desde su coronación hace más de una década. Ya lo hicieron en 2011, cuando aún eran Príncipes de Asturias, con motivo del milenario de la fundación del monasterio. La visita de este año, de carácter privado, se enmarca dentro de los actos organizados por la comunidad benedictina para conmemorar aquella efeméride, como la reciente procesión de la Moreneta el pasado 27 de abril.

Está previsto que al acto asistan también el president de la Generalitat, Salvador Illa, así como representantes del tejido empresarial catalán y de la Iglesia.