Junts entierra la conjura independentista de Aragonès

Apenas dos semanas ha durado la paz de conveniencia impuesta en el seno del independentismo tras los comicios municipales del pasado 28 de mayo. Junts y ERC han vuelto a la guerra por sus respectivos pactos con el PSC a nivel local, una batalla que entierra el frente común que reclamó Pere Aragonès ante el precipitado adelanto electoral del 23 de julio.

La alianza entre republicanos y socialistas para las diputaciones de Lleida y Tarragona ha abierto la caja de los truenos y ha generado una importante pugna en el independentismo, con duras acusaciones y reproches cruzados que ayer ambos partidos escenificaron en el Parlament. La sesión de control y la posterior comparecencia de Aragonès para rendir cuentas sobre los cambios en el Govern sirvieron de cuadrilátero para Junts y ERC, enfrentados a las puertas de las elecciones generales.

«Usted dijo que quería impulsar un frente unitario en el Congreso, del que no tenemos noticias, y lo único que vemos es su partido y más tripartito», espetó el portavoz posconvergente Albert Batet al presidente catalán en su primera intervención.

De hecho, Junts exigió a Aragonès que revierta los pactos entre ERC y PSC en las diputaciones de Lleida y Tarragona y advirtió de que el republicano es «un presidente tutelado, desautorizado» por su propio partido. Una dura crítica contra la línea de flotación del jefe del Ejecutivo catalán, que insinúa las divisiones existentes en ERC sobre la estrategia a seguir a partir de ahora.

«Pide rehacer la unidad del independentismo y su partido hace lo contrario», abundó Albert Batet, para quien este episodio vuelve a demostrar que los republicanos «no son de fiar» y, por eso, Junts «salió del Govern».

«Los primeros que no respetan y le hacen perder la credibilidad son los de su partido político», reiteró. Y luego lanzó otro dardo envenenado hacia ERC: «El Govern está agotado y su partido, desesperado. Pida a su partido que rectifique, aún está a tiempo, y haga una profunda reflexión sobre si vale la pena aguantar esta agonía».

En la réplica, Aragonès reprochó de nuevo a los poconvergentes que «aún hoy» gobiernan con el PSC en la Diputación de Barcelona, un pacto que ERC no ha digerido en toda la legislatura. También advirtió de que podría hacer «una lista» de los municipios donde estos dos partidos han pactado ya acuerdos para gobernar. En este sentido, desde el partido señalan en rojo los pactos de la «sociovergencia» en Roses o la Bisbal de l’Empordà para justificar su alianza con el PSC en Tarragona y Lleida. Es más, Aragonès trató de defenderse al asegurar que Esquerra ha dado «muestras claras de la voluntad» de entenderse con Junts, por ejemplo apoyando la elección de Anna Erra como nueva presidenta del Parlament «sin exigir nada a cambio».

Sea como fuere, lo cierto es que el frente común soberanista que pidió el presidente hace justo 15 días ha quedado completamente sepultado y las refriegas entre ERC y Junts vuelven a protagonizar la política catalana.

En este contexto y sabedor de la debilidad de un Aragonès que apenas gobierna con 33 diputados, Salvador Illa (PSC) volvió a tender la mano al presidente para llegar a acuerdos en materias sectoriales. El socialista ofreció en el Parlament un pacto «amplio y de largo recorrido» de educación al presidente de la Generalitat, quien aceptó debatirlo en el próximo pleno, dentro de 15 días. «La educación en Cataluña no va bien. Los datos nos sitúan en último lugar en comprensión lectora y en la comunidad educativa hay un gran malestar. Por eso no puedo evitar ofrecerle trabajar un pacto amplio, de largo recorrido, por la educación en Cataluña», aseguró el primer secretario del PSC y jefe de la oposición.