Personalidad

Luis Feduchi, el último gran señor de Barcelona

Debate reúne en «Fuga, ruta, viaje» los artículos y las conferencias del desparecido médico humanistas

Una imagen de Luis Feduchi
Una imagen de Luis FeduchiPoldo Pomés

Luis Feduchi ha sido uno de los grandes nombres en la psiquiatría y el psicoanálisis en nuestro país. Pero, además de todo eso, era un gran tipo con el que siempre se podía conversar, especialmente en improvisadas tertulias nocturnas en Il Giardinetto de la capital catalana. Querido por muchos, como bien sabía su amigo Gabriel García Márquez, Feduchi se marchó hace dos años dejando una gran huella y un legado que ahora podemos encontrar en las páginas de un libro editado por Debate. «Fuga, ruta, viaje» reúne artículos y conferencias, además de materiales inéditos, que nos permiten conocer mejor a su autor y, sobre todo, su pensamiento humanista especialmente en su aproximación a la infancia y la adolescencia desde la psiquiatría.

Nacido en Madrid en 1932, comenzó sus estudios de Medicina en esa ciudad para instalarse después a Barcelona. Dejemos que sea él mismo quien nos lo explique, tal y como lo cuenta en el libro: «Yo vine a Barcelona en 1958 para comenzar mi formación psicoanalítica. Había acabado la carrera de Medicina en Madrid; conocía a Luis Martín Santos, a Carlos Castilla del Pino... Y allí contacté también con cuatro o cinco personas cercanas al psicoanálisis; entre ellas Rof Carballo, con quien tuve además contacto en el Hospital Gregorio Marañón; Laín Entralgo, que conocía el psicoanálisis a través de su cátedra de Historia de la medicina, y otros compañeros, entre ellos, el doctor José Rallo, la doctora Jesusa Pertejo y la doctora Carolina Zamora, que estaban en contacto con el psicoanálisis. Tuve unas entrevistas con ellos y así me enteré de que se había constituido en Barcelona un grupo que empezaba a realizar formación psicoanalítica con el reconocimiento de la Sociedad Psicoanalítica Internacional».

Feduchi ayudó a supervisar numerosos equipos profesionales en distintos centros dedicados a la salud mental. Fue de esta manera que pudo conocer de primera mano, como él explicaba, «la demanda de la adolescencia, su problemática desde medios urbanos, desde medios rurales, suburbiales», además de en los más diversos contextos familiares, ya fueran de clase media o alta, desestructuradas o inmigrantes.

Feduchi cuenta en las páginas de «Fuga, ruta, viaje» que empezó a trabajar con niños, algunos de ellos con psicopatología graves: «Haber percibido cómo son un niño enfermo y un niño sano te ayuda a ver los aspectos infantiles en los adultos, y a discriminar cuándo esos aspectos infantiles tienen que ver con rasgos psicóticos o autistas, o, si se trata de regresiones, ver qué aspectos del niño regresan. Para mí ha sido de gran utilidad», apuntaba el médico.

Por «Fuga, ruta, viaje» van pasando algunos de los temas que interesaban a Luis Feduchi, desde una breve introducción a la psicoterapia pasando por su mirada de ojo clínico a la adolescencia, con textos tan interesantes como el titulado «Entrevistar al adolescente». En él da unos apuntes con los que poder dialogar con los más jóvenes advirtiendo, por ejemplo, al entrevistador de que «deberá contener la curiosidad que no sea estrictamente profesional, soportar la frustración de no obtener lo que desee y, sobre todo, tolerar las proyecciones del entrevistado. En este se despertarán ansiedades paranoides, curiosidad por la persona del entrevistador o repliegues y proyecciones defensivas».

La obra también nos añade información sobre la adolescencia y la violencia, además de los factores que se deberían tener en cuenta durante el seguimiento psicológico de un menor cuando este llega a su consulta a través del Tribunal Tutelar de Menores.

La recopilación de los textos que conforman «Fuga, ruta, viaje» ha corrido a cargo de un grupo de compañeros de Luis Feduchi, liderados por Jorge Tió, quienes colaboraron con él en diversas instituciones. Tió recalca en la introducción que «se consideraba incapaz de escribir. Creo que intuía, quizá sabía de sobra, que el choque con su implacable ojo crítico lo hubiera paralizado. Este libro-homenaje prueba que fuimos numerosos los que siempre deseamos que dejara fijadas por escrito las ideas que transmitía con la soltura con que añadía “a ver, que solo estoy hablando de lo que pienso”».

El libro será presentado este sábado en la Biblioteca Gabriel García Márquez de Barcelona de la mano de la mano de Jorge Tió, Rosa Regàs, Ignacio Martínez de Pisón y Xavier Más de Xaxàs. Serán ellos los encargados de dialogar sobre el último gran señor de Barcelona, alguien a quien le gustaba afirmar que «sin la duda no hay progreso», toda una declaración de principios. Y él tenía muchos, los mismos que compartía con su querido García Márquez cuando también hablaba con él de poesía y de boleros.