Constitucionalismo y Unión Europea

La presidenta de Societat Civil Catalana, Elda Mata, alerta: «En el tablero de Cataluña se juega la desestabilización de España para demoler los cimientos de Europa"

La entidad constitucionalista recibe el Premio al Mérito por España del Instituto de Estudios de la Democracia de la Universidad CEU San Pablo

La presidenta de SCC, Elda Mata
La presidenta de SCC, Elda MataSocietat Civil Catalana

Societat Civil Catalana (SCC) ha recibido el Premio al Mérito por España del Instituto de Estudios de la Democracia de la Universidad CEU San Pablo por “promover la convivencia entre todos los ciudadanos de Catalunya y de estos con los del resto de España”.

En un comunicado este viernes, la presidenta de la entidad, Elda Mata, ha expresado su satisfacción por haber recibido este galardón: “Nos anima perseverar en nuestra acción cívica y cultural para la defensa de los derechos, las libertades y la igualdad de oportunidades de todos los ciudadanos de Cataluña”.

Mata recogerá el premio en una ceremonia el próximo 15 de junio en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad CEU San Pablo, en Madrid.

Destacó en su discurso que «Societat Civil Catalana se constituye como asociación cívica y cultural en 2014, fundada por un grupo de personas de diversa ideología para promover, difundir y defender los principios y valores constitucionales y, en especial, el pluralismo político y la libertad ideológica. Consideraron y consideramos indispensable que hubiera una entidad en la que la disyuntiva no fuera el eje izquierda-derecha, sino entre ciudadanos y partidos respetuosos con el ordenamiento jurídico de un Estado democrático y entre aquellos que atentan contra él».

Mata destacó que «desde entonces, sucesivos y desleales gobiernos de la Generalitat en manos del nacionalismo, o con influencia en ellos, han utilizado todos los medios a su alcance para mantener el engaño que les permite tapar su ineficacia en la gestión, la malversación, cuando no la corrupción, y un sistema clientelar que les garantiza seguir viviendo del abuso de los ciudadanos de los que se sirven para perpetuarse en el poder», años de deriva supremacista y adoctrinamiento culminaron el 9 de noviembre de 2014 en el primer referéndum ilegal. En septiembre de 2017 asistimos estupefactos a otra muestra más del desafío secesionista con el asalto al marco legal perpetrado en el mismísimo Parlament. Se promulgan las mal llamadas “leyes de desconexión” pues realmente se trataba de la quiebra del Estado de derecho y la instauración de una dictadura al servicio del supremacismo excluyente. El 1 de octubre tiene lugar el segundo referéndum ilegal con las gravísimas consecuencias que todos conocemos».

«Incomprensiblemente, continuaron los pactos vergonzantes y las cesiones que han debilitado al Estado a la vez que han ensoberbecido al entramado nacionalista, y no solo en Cataluña. Qué dolorosa sensación de impotencia y orfandad sufrimos los catalanes que nos sabemos españoles». «¿Y todavía somos capaces de blanquear a los partidos que desde hace 45 años están urdiendo romper España y usurpar la soberanía de la que somos titulares todos los españoles? Intentar apaciguarles es pan para hoy, hambre garantizada para mañana. Lo llamen como lo llamen, el partido de Puigdemont es la Convergència de Pujol, Mas y Trias. Y el PNV el partido del supremacista y racista Arana. ERC y Bildu: “Izquierdas por la Independencia”. Más claro, imposible», dijo, antes de denunciar que «en el tablero de Cataluña se juega la desestabilización de España para demoler los cimientos de la Unión Europea. La injerencia rusa en Cataluña es tan obvia que se investiga oficialmente por diversos organismos. Limitar la trascendencia del problema al “procés” o a “la cuestión catalana” es una banalización interesada o torpe que impide al Estado analizar en profundidad y buscar, por el bien común, fundamentales consensos entre los partidos políticos». «Ustedes saben que lo que les estoy refiriendo es la realidad. Y que esa realidad se inicia en Cataluña pero que sus demoledores efectos socavan nuestro prestigio como Nación, lastran la actividad económica y social y fracturan la concordia entre españoles».