Crisis en Junts
Turull aprovecha el caso Casol para aislar a Borràs
La presidenta del partido considera que la expulsión de la diputada Cristina Casol forma parte de una maniobra orquestada por el secretario general para debilitar su figura dentro de la formación
La ejecutiva de Junts per Catalunya aprobó ayer tras una "tensa" votación la expulsión de la formación de la diputada Cristina Casol, que había denunciado sufrir "acoso por razón de género" en el seno de su grupo parlamentario. La también diputada y secretaria segunda de la Mesa del Parlament, Aurora Madaula, también alegó "violencias silenciosas" por parte de algunos compañeros de partido, aunque su caso está, todavía, pendiente de ser investigado por parte de una empresa externa que sí dictaminó, por contra, que "no había hechos probados" para dar por ciertas las alegaciones de Casol pese al "machismo arraigado" que se identificó en la formación posconvergente.
Como contamos en este periódico, Casol no entregará su acta de diputada en el Parlament y se incorporará al Grupo Mixto que forman los tres diputados del Partido Popular. El caso, a raíz del cual los posconvergentes se vieron en la obligación de aclarar que "no hay machismo en Junts", destapó la crisis entre las dos principales facciones del partido que operan desde Barcelona, ambas subordinadas a la última palabra de Carles Puigdemont, por contra, que tuvo a bien incorporar a miembros de su máxima confianza como el portavoz en el Parlament, Albert Batet; y la portavoz en el Congreso de los Diputados, Míriam Nogueras; a la dirección de los grupos de trabajo en las instituciones.
Sin estar en la sombra, pero tampoco habitualmente en el foco, la presidenta de la formación, Laura Borràs, y su secretario general, Jordi Turull, mantienen un importante pulso tanto personal como ideológico en los despachos de la sede. Ninguno de los dos ocupa un cargo institucional tras ser condenada la expresidenta del Parlament por el caso de corrupción de las Lletres Catalanes y el exconseller inhabilitado por los hechos de octubre de 2017. Tanto Casol como Madaula, vocal y una de las vicepresidentas de la ejecutiva del partido, respectivamente, forman parte del grupo más afín a Borràs, que defiende unas posiciones más rígidas respecto a las negociaciones con el Estado y opera con mayor rencor y desprecio por todo aquello "que venga de España". Turull y los suyos, por su parte, que son mayoría, defienden que la inacción de su partido en los últimos tiempos ha implicado un auge de Esquerra Republicana -"como no se veía desde la Segunda República"- y, bajado el "suflé independentista", no ven con malos ojos el regreso al "peix al cove" pujolista como, de hecho, ya practican en sus acuerdos con Pedro Sánchez.
Laura Borràs ha perdido adeptos en su partido desde que fue apartada como presidenta del Parlament. No obstante, entiende que la expulsión de Casol -todo parece indicar que también le sucederá a Madaula- es una estrategia de Turull para aislar todavía más a los miembros más cercanos de quien fuera la candidata en las últimas elecciones autonómicas. De los 23 miembros del órgano directivo, 15 votaron a favor de la expulsión de la diputada. Entre ellos se encontraba el propio Turull, la presidenta actual del Parlament, Anna Erra y los exconsellers Damià Calvet y Jaume Giró. Entre los ocho restantes, más afines a Borràs, se encuentra el diputado Jaume Alonso-Cuevillas y, naturalmente, Casol y Madaula. El fiel acompañante de la presidenta que increpó a una periodista de TV3 por no entrevistar a Borràs como él consideraba oportuno, Francesc de Dalmases, no forma parte de la ejecutiva del partido.
Fuentes próximas a Junts confirman que desde la formación confían en que las enmiendas a la ley de Amnistía y su debate en el Congreso de los Diputados disimulen el alcance de esta crisis interna, que vuelve a hacer un flaco favor a los posconvergentes al acusarse al partido de operar conforme a "conductas machistas" y que se suma a la polémica surgida a raíz de las declaraciones de algunos de sus dirigentes respecto a los delincuentes multirreincidentes, por las que Junts fue acusado de forma casi unánime de "comprar el discurso de la extrema derecha". A expensas de lo que suceda con Madaula, Borràs se ve cada día más débil dentro del propio partido. Turull y sus adeptos, por su parte, ven en la presidenta un "obstáculo" para la consolidación del proyecto, que aspira a regresar al Palau de la Generalitat en las próximas elecciones autonómicas.
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