
Tragedia
Tres personas mueren ahogadas en las últimas horas en las playas de Tarragona
Cataluña suma 16 víctimas en sus playas desde el 15 de junio
Cataluña está viviendo uno de los veranos más complicados en cuanto a ahogamientos. Desde el 15 de junio, cuando comenzó oficialmente la campaña de verano, las playas catalanas suman 16 víctimas mortales por ahogamiento, una cifra que supera en 5 las registradas en el mismo periodo del verano pasado. En las últimas 24 horas, tres personas han muerto en la costa tarraconense, todas ellas extrangeras.
Por un lado, un hombre de 54 años de nacionalidad alemana murió ayer por la tarde en la playa del Cap de Sant Pere de Cambrils. El incidente ocurrió cuando la playa estaba bajo vigilancia y con bandera amarilla, sobre las 18:30 horas. La persona no pudo ser reanimada pese a los intentos del Sistema d'Emergències Mèdiques (SEM).
Además, dos hermanos de 11 y 13 años de nacionalidad británica murieron ahogados en la playa Llarga de Salou (Tarragona) esta madrugada, en un incidente donde sí se pudo rescatar con vida al padre de los menores, que también había entrado al agua con sus hijos.
El teléfono de emergencias 112 recibió el aviso a las 20:47 horas de este martes y en el suceso intevinieron 7 unidades terrestres del Sistema d'Emergències Mèdiques (SEM), así como un equipo de psicólogos activado por el mismo servicio para atender a los familiares.
También actuaron la Policía Local de Salou, el Cuerpo de Mossos d'Esquadra y los Bombers de la Generalitat, que activaron cinco dotaciones; estas muertes son la decimoquinta y la decimosexta en las playas catalanas desde que el 15 de junio comenzó oficialmente la campaña de verano, una cifra que ya supera en 5 las registradas en el mismo periodo del verano pasado (11).
El subdirector general de programas de Protecció Civil de la Generalitat de Cataluña, Sergi Delgado, advirtió a inicios de julio de que las corrientes marítimas son uno de los elementos que generan más riesgo porque no se visualizan y generan un agotamiento físico que dificultan la salida del agua. "Una persona que va a la boya después tiene dificultad porque no ha valorado este riesgo", explicó Delgado, que también advirtió que "normalmente son personas que no tienen conciencia de la dificultad o el esfuerzo físico que comporta salir del agua cuando hay mala mar. No solo oleaje, sino especialmente las corrientes".
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