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Criminalidad

Vídeo: un ladrón le arranca violentamente la cadena del cuello a un turista en Barcelona

El vídeo, grabado frente a una estación de metro, se hizo viral en redes sociales

Vídeo: un magrebí le arranca violentamente la cadena del cuello a un turista en Barcelona @bcnlegends

La preocupación por la inseguridad en Barcelona suma un nuevo episodio viral. En esta ocasión, las imágenes captadas muestran a una pareja de turistas, un hombre y una mujer, dando indicaciones en la calle a un joven de origen magrebí frente a una estación de metro. Mientras conversan, aparentemente con amabilidad, el hombre se gira para entrar al metro y, en ese momento, el agresor le arranca bruscamente la cadena del cuello y sale huyendo a la carrera. La pareja, sorprendida, reacciona instintivamente y corre tras él por la calle.

El vídeo, difundido en redes sociales, ha provocado una nueva ola de indignación entre los usuarios, que denuncian una sensación creciente de impunidad y de criminalidad descontrolada en la ciudad.

Criminalidad viralizada

El vídeo ha circulado a la vez que otro de otro incidente que también se hizo viral, en el que un turista chino reducía con una llave de estrangulamiento a un ladrón que le había intentado robar su cámara, también en Barcelona. En ese caso, las redes sociales aplaudieron masivamente la reacción del visitante.

La sucesión de ambos episodios ha reforzado una narrativa creciente sobre la falta de seguridad en las calles de Barcelona, especialmente en zonas turísticas o céntricas.

Del discurso radical al consenso político

Desde hace tiempo, partidos como Vox y Aliança Catalana han hecho de la criminalidad su principal caballo de batalla político, vinculándola directamente a la inmigración ilegal y, en particular, a personas de origen magrebí o islámico. Sílvia Orriols, de hecho, líder de Aliança, se ha llegado a reivindicar como islamófoba. Sin embargo, en los últimos meses, partidos tradicionalmente más moderados como el PP y Junts han comenzado a adoptar un discurso similar, alertando sobre los riesgos de una inmigración descontrolada y exigiendo más efectivos policiales y medidas contra los reincidentes.

Esta radicalización progresiva del debate sobre inmigración y seguridad refleja un cambio de clima social. A medida que aumentan los vídeos de robos y agresiones en redes, también crece la presión sobre los responsables políticos para ofrecer respuestas contundentes. Y Barcelona, con su proyección internacional y su volumen turístico, se ha convertido en el principal escaparate de esta tensión.