Ciencia
Descubren un nuevo dinosaurio con cresta y largas plumas de exhibición
Ubirajara jubatus, un nuevo dinosaurio engalanado como un pavo real nos recuerda el nexo entre ellos y las aves.
Hace 65 millones de años que los dinosaurios desaparecieron de la faz de la Tierra, o al menos eso es lo que suelen contarnos. Lo cierto es que la palabra dinosaurio es algo más amplia de lo que solemos pensar y, aunque suene extraño, las mismas aves son un clado de animales que englobamos dentro de los dinosaurios. De hecho, suelen recibir el nombre de dinosaurios avianos y, por oposición, los extintos suelen llamarse “no avianos”. Sea como fuere, esto despierta muchas preguntas. ¿Cómo pasamos de los grandes terópodos como el tiranosaurio o el alosaurio a aves como el colibrí mosca o gallina?
Para entenderlo y comprender el verdadero potencial de la evolución, hemos de bucear en el registro fósil y comparar a los dinosaurios del pasado con las aves. Precisamente en este contexto acaba de ser descubierta una nueva especie a la que los científicos han llamado Ubirajara jubatus y parece engalanado para el cortejo como si fuera un ave del paraíso o un pavo real.
Un dinosaurio brasileño
El espécimen ha sido encontrado en un yacimiento brasileño, concretamente en la formación Crato. Guiándose por el estrato en el que ha sido encontrado, así como la datación por radioisótopos, se estima que el animal murió hace 110 millones de años, a principios del Cretácico, el último periodo dentro de la era mesozoica que vio nacer y morir a los dinosaurios no avianos. Para hacernos una idea: desde la muerte del Ubirajara jubatus hasta la extinción del tiranosaurio pasó, más o menos, el mismo tiempo que desde la extinción del tiranosaurio hasta la aparición del ser humano.
Se sospecha que las extrañas estructuras de este macho joven tenían un propósito sexual, pero, a decir verdad, Ubirajara jubatus no es el primer dinosaurio ornado para el cortejo. Ya se habían encontrado especies con plumas en el antebrazo, como Concavenator corcovatus, encontrado en cuenca, sin ir más lejos. Otros, como los Amargasaurus tenían descomunales crestas sostenidas con una doble hilera de espinas óseas que recorrían su lomo de cabeza a cola. No obstante, la mayor parte de estructuras solían ser pesadas y rígidas, como las de los Amargasaurus que hemos descrito, y en el caso de basarse en plumas u otra estructura liviana, solían ser de un tamaño modesto. Ubirajara jubatus es un ejemplo distinto.
Crestas y espinas
En el caso de este nuevo dinosaurio, sus caracteres sexuales secundarios parecen ser ligeros, pero tremendamente vistosos. A partir del fósil encontrado por el profesor Frey y gracias a su buena conservación que permite distinguir el contorno de algunos tejidos blandos en torno a la estructura esquelética, han identificado dos rasgos característicos de esta especie. Por un lado, una densa cresta de estructuras parecidas a plumas primitivas, más parecidas a plumón que a otra cosa. Por otro lado, dos larguísimas “púas” emergiendo de cada uno de sus hombros. Tanto la cresta como las espinas parecen haber estado hechas de queratina, la misma proteína que da resistencia a nuestras uñas, nuestro pelo, los cuerpos de los rinocerontes o las plumas de las aves.
En cuanto a la cresta, los investigadores sugieren que podía haber estado controlada por músculos. Estos permitirían erizarla o plegarla contra la piel a voluntad, haciéndole aerodinámico cuando fuera necesario y encrespándola siempre que necesitara parecer más voluminoso, como haría un gato con su pelo del lomo.
Sus espinas, por otro lado, son algo más misteriosas. Parecen ser relativamente aplanadas, como cintas rígidas, y a mitad de una de sus caras, presentar un filo en sentido longitudinal (a lo largo de la espina) Con estos datos, resulta difícil imaginar cómo pueden deducir los científicos que estas estructuras eran para fines de cortejo y no de lucha, y la respuesta la tenemos, precisamente, en las aves actuales.
La huida de Fisher
Un dato clave para resolver la duda es que, por lo que puede deducirse de los restos, el ejemplar parece un macho joven. Es esperable, por lo tanto, que parte de su anatomía no estuviera completamente desarrollada, por lo que podríamos esperar espinas incluso más largas (dentro de un terreno ligeramente especulativo, claro). Esto obliga a los paleontólogos a dar una explicación satisfactoria a una estructura aparentemente disfuncional. Es difícil imaginar que unas espinas semejantes pudieran ser manejables o robustas como para resistir los envites de una pelea. Podría parecer, entonces, que una estructura que no fomente la adaptación no tendría explicación biológica, pero ahí es donde entra el sexo.
La cola de los pavos reales es un gran ejemplo de selección sexual. Su peso hace a los pavos reales macho más lentos, dificultando su vuelo y complicando su supervivencia. Sin embargo, es un rasgo que parece atraer a las hembras y que parece excitarlas. Podemos hipotetizar que, hace mucho tiempo, una especie de pavos con colas más modestas comenzó a sentir cierta predilección por las colas largas, las hembras elegían cada vez a machos con plumas caudales más largas y coloridas, haciendo que cada generación fuera más extrema que la anterior en lo que se conoce como una huida de Fisher.
De hecho, si indagamos podemos llegar a encontrar esa utilidad biológica, aunque de forma algo retorcida. Los pavos con colas más grandes tendrán más problemas para sobrevivir, con lo que, o están bien musculados y sanos o morirán. Un pavo adulto con la cola extremadamente larga está diciendo algo así como: mis genes son suficientemente buenos como para permitirme este hándicap. Tal vez, el caso del Ubirajara jubatus sea análogo.
Sea como fuere, lo cierto es que este nuevo dinosaurio tiende incluso más puentes entre aquellos dinosaurios no avianos y nuestras conocidas aves, mostrando muchas más semejanzas de las que pueden parecer a simple vista.
QUE NO TE LA CUELEN:
- En los últimos años ha habido cierta polémica en el ámbito popular cuestionando la validez de muchas reconstrucciones paleontológicas. Se ha llegado a la parodia y la reducción al absurdo, mayormente sostenidas a través de exageraciones y datos falsos. Si bien los paleoartistas saben que sus reconstrucciones están bastante limitadas, tratan de afinarlas fundamentándose en cada nuevo hallazgo científico. Las reconstrucciones del siglo pasado no tienen nada que ver con las actuales y por el camino nos hemos desembarazado de sesgos y malas artes hasta hacer de esta disciplina una técnica tan artística como científica.
REFERENCIAS (MLA):
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