Ciencia
El barco fantasma que puede causar una catástrofe ecológica
Científicos internacionales llaman a inspeccionar el petrolero FSO Safer que está a punto de producir un vertido sin precedentes en el Mar Rojo
Un vertido de petróleo catastrófico y, de momento, evitable amenaza con causar un desastre ecológico sin precedentes en el Mar Rojo. Desde hace cinco años, en las costas de Yemen, el petrolero FSO Safer flota abandonado y pudriéndose cargado con un millón de barriles de crudo. Las condiciones de estanqueidad y seguridad de sus bodegas empiezan a ser críticas. Si se produce el derrame masivo del contenido nos enfrentaríamos a un vertido de magnitud cuatro veces superior al desastre del Exxon Valdez en Alaska en 1989. A medio camino entre el abandono mediático y el interés geopolítico en mitad de una de las zonas de mayor tensión del planeta, el barco es, ahora, objeto de atención científica. Y es que un artículo publicado ayer en la revista Frontiers in Marine Science urge a la comunidad internacional a tomar cartas en el asunto antes de que sea demasiado tarde. El llamamiento está firmado por un equipo internacional de científicos marinos liderado por Karine Kleinhaus, de la Universidad Stony Brook.
Arrecifes amenazados
El FSO Safer es un navío de almacenamiento y transferencia de petróleo amarrado en la ciudad yemení de Al Hudaydah y fue construido en 1979. En 1987 dejó de navegar por los océanos para convertirse en almacén fijo de crudo bajo propiedad del Estado de Yemen. Pero desde 2015 dejó de estar operativo tras ser capturado por las fuerzas hutíes. Desde entonces, el deterioro de su estructura es más que evidente. El principal problema al que se enfrenta es la falta de actividad. Al llevar un lustro parado, su turbina que habitualmente inyecta gases inertes ha dejado de funcionar y el riesgo de explosión aumenta considerablemente. En noviembre de este año, los responsables hutíes anunciaron su intención de dar permiso a un equipo inspector de Naciones Unidas para comprobar el estado real de la instalación. Pero de momento no hay certeza de si se está produciendo ya derrame o se espera una explosión y hundimiento próximos.
En palabras de la doctora Kleinhaus, “si se produjera un derramamiento de parte del contenido, el petróleo podría distribuirse por océanos de todo el planeta gracias a las corrientes que nutren la zona”. Uno de los ecosistemas que más riesgo corren son los valiosos arrecifes de coral del norte del Mar Rojo y del Golfo de Áqaba que se encuentran entre los pocos arrecifes del mundo que aún tienen cierta expectativa de sobrevivir intactos en las próximas décadas. Los arrecifes de esas costas ahora amenazadas son muy peculiares. Están adaptados a la supervivencia en aguas más cálidas por lo que el calentamiento de las masas oceánicas (que está devastando los ecosistemas de arrecife de otros lugares del planeta) daña menos a los del Mar Rojo. Lo que no ha podido hacer el cambio climático, puede que lo consiga un eventual derrame de crudo en la zona.
El estudio ahora publicado parece certificar que en mayo el agua del mar penetró por algunas grietas del casco del Safer y llegó hasta la sala de motores. Algunas noticias de agencia locales reportaron poco después la presencia de bolsas de crudo flotando alrededor del barco. A través de simulaciones informáticas, el equipo de Kleinhaus ha comprobado que el peor momento del año para que se produzca un derrame sería el invierno. Durante esta estación, las corrientes marinas son más potentes que en verano y el petróleo viajaría decenas de kilómetros con facilidad. “Resulta más urgente que nunca acceder a la instalación e inspeccionar su estado”, dice el llamamiento. En marzo de 2019 seis países árabes escribieron una carta conjunta al Consejo de Seguridad de la ONU urgiendo a los diplomáticos internacionales a presionar a las autoridades hutíes en busca de un permiso de inspección. Según ha publicado New York Times recientemente, el permiso puede que esté a punto de concederse.
La fuga del contenido del tanque, y mucho peor aún una posible explosión, tendría efectos dramáticos en la economía y el medio ambiente de Yibuti, Egipto, Jordania, Arabia Saudí, Sudán y Yemen. En la zona hay cerca de 2 millones de personas que dependen de la actividad pesquera en las proximidades del arrecife. Si se produjera un incendio en el Safer, los científicos calculan que aproximadamente el 40 por 100 de las tierras de cultivo de Yemen quedarían afectadas por los gases tóxicos. El mayor obstáculo para la reparación del barco es la intención declarada por los rebeldes hutíes de vender el petróleo confinado en él.
La tensión entre el gobierno y los rebeldes, la preocupación de los estados aledaños y el olvido del problema por la crisis del coronavirus puede que haya alejado la posibilidad de un acuerdo para inspeccionar la nave. Mientras, algunas fuentes oficiales saudíes han advertido de la presencia de manchas de petróleo que ya se alejan del Safer. La cantidad de hidrocarburos que podría derramarse es incierta, pero los técnicos de la ONU han calculado que podría multiplicar por 4 los 10,8 millones de galones que se derramaron tras el colapso del Exxon Valdez, que es hasta ahora la peor catástrofe ecológica por vertido de petróleo en la historia.
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