Espacio
En un mes, la NASA disparará contra un doble asteroide para desviarlo
Pondremos a prueba un sistema de protección planetaria, desviando con él al asteroide Didymos, de 780 metros de diámetro.
En 2022, la misión DART hará impactar un cohete contra la luna Dimorphos que orbita en torno al asteroide Didymos. Mientras que la luna apenas tiene 170 metros de diámetro, Didymos alcanza casi la altura del edificio más grande jamás construido, el rascacielos Burj Khalifa, en Dubait. Para hacernos una idea más precisa, si el rascacielos alcanza los 828 metros, el asteroide se queda solo 48 metros por detrás, con 780. Y, aunque puede parece aterrador, la buena noticia es que nuestro planeta no corre el menor riesgo. Lo cierto es que no se espera que Didymos colisione con la Tierra en ningún momento y, por lo tanto, la misión DART no es un intento de salvar el mundo, sino una primera prueba de nuestro sistema de defensa planetaria.
Este planeta está siendo constantemente interceptado por meteoroides y algunos asteroides menores. A medida que viajan por el cosmos, se cruzan en nuestra órbita y se vaporizan en nuestra atmósfera. A pesar de todo lo que podamos leer en la prensa, son inofensivos. De hecho, existen sistemas de seguimiento de estos cuerpos menores que, no solo han registrado suficiente información como para predecir que no chocarán con nosotros en, al menos, más de 100 años, sino que mantiene bajo observación a los más conflictivos para detectar cuanto antes cualquier ligero fallo en nuestras estimaciones. Desde el “Centro de Estudio de Objetos Cercanos a la Tierra”, el sistema de Monitorización Sentry vela por nosotros. Sin embargo, esto no es suficiente, porque, en caso de que detectemos finalmente un asteroide que se dirige directo hacia nosotros ¿qué podemos hacer? No solo necesitamos un buen sistema de vigilancia, sino ser capaces de dar una buena respuesta a la amenaza. Una respuesta como, tal vez, desviar el asteroide disparándole un cohete.
Un ligero empujón
Son muchas y muy variadas las soluciones que podemos encontrar en la ciencia ficción. La respuesta, aunque no lo parezca, podría pasar por construir un escudo planetario. Sin embargo, no nos referimos a una verdadera cúpula que nos cubra de las amenazas externas, sino a algo más parecido a un escudo antimisiles. Nadie planea cubrir un país entero para defenderse de los misiles ofensores, sino construir un sistema de misiles propios capaz de rastrear las amenazas y neutralizarla en pleno vuelo: misiles contra misiles. Con esto en mente y cambiando los misiles por asteroides y cohetes, es posible que nos vayamos haciendo una idea, pero existe otra confusión bastante frecuente que debemos resolver.
El propósito de estos cohetes no es que el asteroide explote, ni mucho menos. Eso solo provocaría que se rompiera en fragmentos menores que, tal vez, terminarían lloviendo sobre nosotros. Muchos se desintegrarían al entrar en la atmósfera, pero los supervivientes seguirían siendo un reto. En este caso, lo que el cohete pretende es desviar ligerísimamente la órbita del asteroide. No pretendemos darle un gran empujón, solo necesitamos cambiar su velocidad un poco para que, poco a poco, su órbita termine desviándose de aquella que iba a seguir antes de la colisión. Si el asteroide en cuestión fuera a chocar con nosotros, el empujón de un cohete podría ser, en teoría, suficiente como para que se alejara de la tierra cientos de miles de kilómetros. Sobre todo, si impactan cuando todavía están lejos de nuestro planeta. Esto es, a grandes rasgos, lo que pretende poner a prueba DART.
La cuenta atrás
A las 7:58 hora española del 24 de noviembre, la NASA conjuntamente con la ESA hará despegar un cohete Falcon 9 desde la Base de Fuerza Espacial Vandenberg, en California. Así empezará el viaje de la misión DART, que terminará dentro de unos meses, ya entrados en 2022. Para ser exactos, no será el propio cohete quien colisione, este será usado para hacer que el vehículo en cuestión escape de la gravedad Terrestre. Una vez libre, en el espacio, este demostrador tecnológico se dirigirá hacia el asteroide para interceptarlo. Rizando el rizo, cabe destacar que tampoco impactará contra el mismo Didymos, sino contra el satélite que da vueltas a su alrededor, mucho más pequeño y fácil de mover. Si consigue desviar la órbita de Dimorphos, esto desestabilizará a Didymos, haciendo que su órbita cambie y convirtiendo la misión en un éxito.
Para alimentarse, la nave contará con el dispositivo ROSA, un par de paneles solares desplegables que ya han sido puestos a prueba en otras ocasiones. De hecho, una versión mayor de ROSA (iROSA) se encarga de alimentar energéticamente a la ISS) Otro de los dispositivos clave será DRACO, una cámara que estará encargada de diferenciar a los dos asteroides y dirigirse hacia el menor: Dimorphos para interceptarlo en el lugar adecuado. El peso total de la nave es de 610 kilos y, una vez en el espacio, será propulsado por un novedoso motor iónico NEXT-C y unos propulsores que se alimentarán con hidralazina (combustible de cohetes). De este modo, DART no solo pretende demostrar ser capaz de desviar a Didymos, sino que pondrá a prueba el funcionamiento de NEXT-C.
Si todo sale según lo planeado, DART alcanzará a Dimorphos en unos meses e impactará con él a 6,7 kilómetros por segundo, una velocidad que se aprecia mejor al transformarla a kilómetros por hora: 24.120 kilómetros por hora. El impacto cambiará la velocidad a la que Dimorphos gira en torno a Didymos reduciéndola en unos minutos (normalmente tarda 12 horas).
Mejor prevenir
Si algo hemos aprendido con esta pandemia es que existen amenazas emergentes para las que no estamos preparados. Si hubiéramos conocido con mayor detalle el funcionamiento de los coronavirus, posiblemente habríamos podido acelerar las primeras fases de producción de la vacuna e, incluso, haber desarrollado ya algún fármaco capaz de combatir la infección. Algo parecido sucede en este caso. El riesgo es real, aunque por ahora no parezca que vaya a llegar en al menos un siglo. La astrofísica no es una ciencia ajena a nuestro día a día y este es, posiblemente, el mejor ejemplo.
Un mejor conocimiento de la naturaleza de los objetos menores del sistema solar puede prepararnos predecir mejor sus movimientos y, por supuesto, un sistema de protección planetaria como el que empieza a sugerir la misión DART podría llegar a ser determinante para la supervivencia de nuestra civilización a largo plazo. La clave está en que no podemos permitirnos dejar el estudio para mañana porque el examen llegará por sorpresa. Hemos de adelantar todo lo que podamos ahora que el peligro ni siquiera se divisa en el horizonte para que, cuando llegue, nuestra reacción sea rápida, precisa, segura y tan garantista como sea posible.
QUE NO TE LA CUELEN:
- La ciencia no es cuestión de fe, por lo que los efectos de DART en la órbita de Didymos deberán ser medidos en detalle y, para eso, la ESA desplegará la misión Hera, que se acercará al asteroide para hacer un seguimiento de su nueva órbita en torno al año 2027. Solo entonces podremos estar seguro de los pormenores de esta misión y, por lo tanto, de su éxito.
REFERENCIA (MLA):
✕
Accede a tu cuenta para comentar