Reciclaje
Tu móvil está lleno de oro, y con estos microbios puedes extraerlo
Hay más oro en una tonelada de basura electrónica que en una tonelada del mineral del que se extrae. Pero recuperar el oro de la basura es caro para la economía y para el medioambiente. Ahora, unos microbios capaces de extraer este y otros metales podrían aportar la solución.
Cuando cambias de móvil, ¿qué haces con el antiguo? Incluso si lo llevas al punto limpio para que se recicle, tu teléfono usado genera basura. Según Naciones Unidas, en 2019 se produjeron 53,6 millones de toneladas de basura electrónica en todo el mundo. Nuestros teléfonos, pero también nuestros ordenadores, televisiones y todo tipo de aparatos electrónicos que utilizamos a diario son el origen de este tipo de residuos. El crecimientos es desmesurado: la basura electrónica aumenta su volumen tres veces más rápido que la población mundial.
Alojada en esta basura hay una gran cantidad de materiales útiles. Tu teléfono contiene metales tan comunes como el cobre o el hierro, pero también otros mucho más valiosos como el oro, la plata o el platino. Sin embargo, actualmente, gran parte de la basura electrónica mundial acaba en los vertederos. Contamina la tierra, las aguas subterráneas y los canales y ríos navegables, y apenas se recuperan los metales que contiene.
Metales enmarañados
Es evidente que estos metales deberían extraerse de los aparatos electrónicos desechados para poder fabricar otros nuevos. Pero esto es más fácil de decir que de hacer: estos aparatos son una maraña de plásticos, cristal, cerámica y diversos metales que es muy difícil de separar.
En la actualidad, este proceso utiliza ácidos fuertes o cianuro que generan residuos muy tóxicos. Otra técnica es fundir los materiales a altísimas temperaturas para recuperar los metales. Sin embargo, los hornos de fundición también son contaminantes, y no en todos los países, ni siquiera en algunos industrializados como Australia, son viables económicamente.
Claro está que el oro, la plata o el platino tampoco se encuentran aislados en la naturaleza. Para obtenerlos, es necesario extraerlos de los minerales que los contienen, dando lugar a problemas similares a los que surgen al recuperarlos de la basura. El problema no son solo los residuos: si queremos seguir fabricando dispositivos electrónicos al ritmo que demandamos, necesitamos una manera de obtener los metales necesarios que contamine menos.
Microbios al rescate
Pues bien, la respuesta podría estar en los microbios. Algunas bacterias y hongos se pueden usar para extraer metales de la basura o de los minerales. Esta práctica se conoce como biominería y se espera que sea una vía prometedora tanto en lo económico como en lo medioambiental para aislar los metales que se utilizan en la industria.
Actualmente, los microbios contribuyen a extraer entre un 10% y un 15% del cobre y en torno al 5% del oro a nivel mundial. Se utilizan para extraer los metales básicos (es decir, los más comunes) de minerales de baja ley, y también para preparar los minerales que contienen oro antes de exponerlos al cianuro.
La función de los microbios es esencialmente la misma que la del cianuro o los ácidos fuertes: disolver compuestos de los metales de interés en agua para separarlos del mineral. Posteriormente se extrae el metal de la solución. Pero el impacto medioambiental de la biominería es menor que el de las técnicas tradicionales, y además requiere menos infraestructura y recursos. De hecho, los microbios pueden incluso actuar sobre el terreno, aportando una ventaja muy significativa.
En las estrategias tradicionales, la roca se extrae de la mina antes de someterla a los tratamientos para recuperar los metales. Este proceso ocasiona enormes socavones en las rocas, o bien largos túneles y galerías en el caso de la minería subterránea. A su vez, estos cambios tienen un alto impacto hidrogeológico y paisajístico. La propia trituración de la roca, que forma parte del proceso de preparación, también ocasiona grandes cantidades de polvo que el medioambiente acusa.
En cambio, los microbios pueden insertarse en fracturas muy controladas dentro de la mena y desarrollar parte del proceso de extracción de metales sobre la propia roca. Los microbios disuelven compuestos de los metales de interés en agua, que después se pueden drenar y transportar para recuperar los metales puros.
Minería urbana
Pero, más recientemente, el foco está en la basura electrónica. Actualmente se investiga para encontrar maneras eficaces de utilizar microbios para extraer los metales de los residuos electrónicos. En concreto, las placas de circuitos impresos, un componente de casi cualquier aparato electrónico, contienen plásticos, cerámicas, oro, plata, cobre, cinc, aluminio, níquel y otros metales. Tanto los metales preciosos como los básicos, en principio, se podrían extraer de estos componentes con microbios.
El objetivo de estas investigaciones va más allá de la ciencia y toca también los aspectos económicos. No se trata solo de discernir qué metales, de los presentes en la basura electrónica, se pueden extraer más fácilmente utilizando microbios. También se trata de identificar los microbios más eficaces para la tarea. Incluso se pretende analizar el coste del proceso global de extracción y compararlo con el valor de los metales extraídos para aclarar si el proceso es económicamente viable.
Se ha llegado a plantear la creación de un punto móvil de recuperación de basura electrónica que se pueda trasladar de unas ciudades a otras, por ejemplo cuando se celebren eventos tecnológicos relevantes. Esta iniciativa eliminaría algunas de las barreras que actualmente dificultan el reciclado de los residuos electrónicos por parte de individuos y empresas.
En términos económicos, la estrategia promete. Hay más oro en una tonelada de basura electrónica que en una tonelada de mena de oro (el mineral de donde se extrae este metal), y lo mismo ocurre para otros metales. De hecho, la biominería de basura electrónica ya tiene su propio nombre: “minería urbana”. Si las investigaciones tienen el éxito que se espera de ellas, la minería urbana podría desbancar a la tradicional y revolucionar la industria electrónica.
QUE NO TE LA CUELEN:
- No solo la basura electrónica deja que desear en cuanto a las tasas de reciclaje. En España solo se recicla un 42,4% de los residuos totales que se generan (la cifra es de 2019, la más reciente disponible en el Instituto Nacional de Estadística). La Unión Europea fijó un objetivo mínimo del 50% en su directiva marco de residuos de 2009, revisada en 2018, y ahora España se enfrenta a sanciones por esta causa. Para tratar de cumplir los objetivos europeos, España ha propuesto el Proyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular, que se encuentra en tramitación parlamentaria.
REFERENCIAS (MLA):
- Van Yken, Jonovan, et al. “Potential of metals leaching from printed circuit boards with biological and chemical lixiviants”. Hydrometallurgy, vol. 196, 2020, 105433. https://doi.org/10.1016/j.hydromet.2020.105433
- Forti V., Baldé C.P., Kuehr R., Bel G. “The Global E-waste Monitor 2020: Quantities, flows and the circular economy potential”. United Nations University (UNU)/United Nations Institute for Training and Research (UNITAR) – co-hosted SCYCLE Programme, International Telecommunication Union (ITU) & International Solid Waste Association (ISWA), Bonn/Geneva/Rotterdam, 2020. https://ewastemonitor.info/wp-content/uploads/2020/11/GEM_2020_def_july1_low.pdf
- Bernardelli, Cecilia, et al. “Biominería: Los Microorganismos en la Extracción y Remediación de Metales”. Industria & Química, Asociación Química Argentina, no. 368, 2017, pp. 47-56. https://ri.conicet.gov.ar/handle/11336/57998
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