Evolución

¿Por qué tenemos 5 dedos en cada mano?

¿Por qué no 7 u 8 como algunos de nuestros ancestros más remotos?

Fotografía de la mano de un bebé agarrando un dedo
Fotografía de la mano de un bebé agarrando un dedoPixabay/jarmolukCreative Commons

Generalmente, todas las personas nacemos con cinco dedos en cada mano y otros tantos por pie y hemos construido toda una civilización en torno a este concepto. Por poner un ejemplo: tener diez dígitos en las manos nos condicionó a desarrollar un sistema decimal de numeración, o, dicho de otro modo, que los números fueran de diez en diez, por decenas. Así que, aunque parezca mentira, el número de dedos en nuestras manos ha modelado en cierto modo quienes somos. Podríamos preguntarnos cómo sería la civilización si hubiéramos tenido seis dedos en cada mano, o tal vez tres, pero… ¿sería eso posible? ¿Era necesario que tuviéramos precisamente cinco dedos o había una alternativa? Para responderlo tendremos que entender cómo hemos llegado a tener cinco.

Las respuestas tienen distintos niveles de profundidad y si pretendemos encontrar el motivo último por el que tenemos diez dedos entre las dos manos, me temo que no encontraremos una respuesta determinante. Sin embargo, si nos conformamos con explicaciones más inmediatas, podríamos decir que es un número dedos suficientemente bueno para desarrollar las habilidades que nos permitían sobrevivir. Más dedos habría sido engorroso y menos, tal vez no nos habría proporcionado el agarre que necesitamos. El caballo trota sobre un único dedo en cada pata y animales como el oso panda, los elefantes o el aye-aye tienen un sexto apéndice que similar a un dedo, pero menos móvil y, a todo ello lo podemos justificar con la misma cantinela: es el número de dedos óptimo para ellos. El problema es que, como os imaginaréis, falta algo de profundidad en esta respuesta, y eso es lo que intentaremos resolver.

Antepasados con siete dedos

Decía Dobzhansky que “nada tiene sentido en biología si no es a la luz de la evolución” y, desde luego, en este caso tenía razón. Para comprender por qué nuestro cuerpo es como es, tenemos que echar la vista atrás y aprender a distinguir entre el puro y caprichoso azar y las adaptaciones que hicieron a nuestros antepasados lo que fueron. Porque no todos los cambios evolutivos son buenos, algunos simplemente ocurren debido a contingencias, como que una riada ahogue, por casualidad, a todos los individuos de una población con los ojos castaños. Los supervivientes no han sobrevivido por tener los ojos claros, no ha sido una ventaja, pero dado que ellos son mayoría, las generaciones descendientes estarán cortadas por ese patrón.

Con esto en mente, ya podemos remontarnos a los primeros animales con dedos tal y como los entendemos. Durante el Devónico (entre hace 417 y 354 millones de años), una clase de peces conocidos como sarcopterigios, empezaron a transformar sus aletas, primero para poder arrastrarse por el fondo. Los muchos radios que sostenían la estructura de aquellas aletas se fueron reforzando y fusionando entre sí, hasta que Acanthostega desarrolló las primeras patas propiamente dichas, con ocho dedos en ellas. A medida que sus descendientes se adaptaron a la tierra, y para permitir que todos los dedos miraran hacia delante y no estorbaran durante la deambulación, el número se fue reduciendo. Y, lo que es más importante, si podía desempeñar las mismas tareas con cinco dedos en lugar de con ocho ¿por qué gastar recursos en desarrollar y mantener estructuras innecesarias? La evolución premia este tipo de ahorros.

Podríamos hablar de algunos genes relacionados con el desarrollo de los dedos que se expresan antes en los embriones mamíferos, haciendo que cualquier cambio en ellos pueda tener consecuencias mucho más graves para otras estructuras anatómicas. Esto podría explicar por qué los mamíferos tenemos menos variabilidad en el número de dedos que otros animales como los anfibios. Pero, sea como fuere, encontraremos que la respuesta vuelve a ser la del principio, solo que más florida: tenemos un número de dedos que equilibra lo funcional con el ahorro dentro de las constricciones que nos imponen nuestros antepasados.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • En realidad, es conflictivo decir que la solución a la que hemos llegado es óptima, porque habiendo una parte de aleatoriedad en la aparición de variaciones en los individuos de una comunidad, no sabemos si se han probado todas las soluciones.

REFERENCIAS (MLA):

  • Kherdjemil Y, Lalonde R, Sheth R et al. Evolution of Hoxa11 regulation in vertebrates is linked to the pentadactyl state. Nature. 2016;539(7627):89-92. doi:10.1038/nature19813
  • Mehring C, Akselrod M, Bashford L et al. Augmented manipulation ability in humans with six-fingered hands. Nat Commun. 2019;10(1). doi:10.1038/s41467-019-10306-w
  • Galis F, van Alphen J, Metz J. Why five fingers? Evolutionary constraints on digit numbers. Trends Ecol Evol (Amst). 2001;16(11):637-646. doi:10.1016/s0169-5347(01)02289-3
  • Raspopovic J, Marcon L, Russo L, Sharpe J. Digit patterning is controlled by a Bmp-Sox9-Wnt Turing network modulated by morphogen gradients. Science. 2014;345(6196):566-570. doi:10.1126/science.1252960