
Ciencia
Científicos de Harvard descubren cómo las bacterias intestinales afectan a la inflamación y a la depresión
Un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard ha identificado un mecanismo por el cual una bacteria intestinal puede desencadenar inflamación y contribuir al desarrollo de la depresión

Un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard ha descubierto un sorprendente vínculo entre el microbioma intestinal y el trastorno depresivo mayor. El estudio, publicado en el Journal of the American Chemical Society, revela que la bacteria Morganella morganii puede contribuir a la depresión al producir una molécula inflamatoria que altera el equilibrio del sistema inmunológico.
Un hallazgo innovador en la relación entre intestino y cerebro
Desde hace tiempo, los científicos han especulado sobre la conexión entre el microbioma intestinal y la salud mental. Sin embargo, identificar bacterias específicas responsables de enfermedades y comprender sus mecanismos de acción ha sido un desafío. Este estudio proporciona una evidencia sólida de cómo Morganella morganii puede influir en el desarrollo de la depresión.
El mecanismo clave descubierto por los investigadores implica la incorporación de un contaminante ambiental, la dietanolamina (DEA), en una molécula producida por Morganella morganii. Esta molécula alterada provoca una respuesta inmune exacerbada, estimulando la liberación de citocinas inflamatorias, particularmente interleucina-6 (IL-6). La IL-6 se ha asociado con trastornos inflamatorios y con el trastorno depresivo mayor en estudios previos, fortaleciendo la hipótesis de que la inflamación crónica podría desempeñar un papel en la depresión.
Un biomarcador potencial para la depresión
La identificación de esta molécula anormal abre la posibilidad de desarrollar nuevos biomarcadores para diagnosticar y tratar ciertos casos de depresión. "Este estudio lleva la teoría del vínculo entre el microbioma y la depresión un paso más allá, acercándonos a una comprensión molecular de este fenómeno", explicó Jon Clardy, profesor de química biológica y farmacología molecular en el Instituto Blavatnik de Harvard.
Redefiniendo la depresión como un trastorno inmunológico
Los hallazgos también refuerzan la idea de que el trastorno depresivo mayor podría considerarse, al menos en algunos casos, una enfermedad autoinflamatoria o autoinmune. Esto podría abrir la puerta al uso de tratamientos inmunomoduladores para aliviar los síntomas depresivos en ciertos pacientes.
Hacia una nueva comprensión del microbioma y la salud
El equipo de investigadores, que combinó la experiencia en química de moléculas pequeñas del Laboratorio Clardy con el conocimiento del microbioma del Laboratorio de Ramnik Xavier, ha estado desentrañando durante años la relación entre bacterias intestinales y enfermedades. Sus estudios previos han vinculado otras bacterias con enfermedades inflamatorias como la enfermedad de Crohn, la diabetes tipo 2 y afecciones autoinmunes.
Ahora, con la evidencia de que Morganella morganii puede influir en la inflamación y la salud mental mediante la incorporación de contaminantes ambientales en sus moléculas, los científicos planean seguir investigando si otras bacterias intestinales podrían tener mecanismos similares.
"Ahora que sabemos lo que estamos buscando, podemos ampliar el estudio a otras bacterias para encontrar más ejemplos de cómo los metabolitos pueden afectar nuestro sistema inmunológico y nuestra salud en general", concluyó Clardy.
Estos hallazgos no solo podrían cambiar la forma en que entendemos la depresión, sino también abrir nuevas vías terapéuticas que ataquen la raíz biológica del trastorno.
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