Ciencia

Confirmado por la ciencia: consiguen desvelar uno de los puzzles más antiguos de la física

Predecir cómo se mueven las partículas contaminantes más peligrosas, aquellas que penetran en nuestros pulmones, es ahora más preciso gracias a un avance científico británico que ha desempolvado y actualizado una fórmula de hace un siglo

Ls señal de otro universo que desconcierta a los científicos
Ls señal de otro universo que desconcierta a los científicosEspacio Misterio

Ha sido necesaria una fórmula matemática de hace más de un siglo para encontrar una solución a un problema moderno: predecir cómo se comportan las partículas contaminantes que respiramos. Un equipo de investigadores de la Universidad de Warwick, en el Reino Unido, ha desempolvado el factor de corrección de Cunningham, formulado en 1910, para transformarlo en una herramienta mucho más potente. El profesor Duncan Lockerby ha liderado el desarrollo de lo que denomina un «tensor de corrección», un avance que calcula con una precisión inédita las fuerzas de arrastre que afectan a estas nanopartículas de formas irregulares.

Client Challenge

De hecho, el principal obstáculo para la ciencia hasta la fecha era precisamente ese, la compleja realidad de los contaminantes. Los modelos predictivos tradicionales se veían obligados a simplificar su comportamiento, tratándolos como si fueran esferas perfectas. Esta suposición, aunque útil para los cálculos, se alejaba enormemente de la morfología real de las partículas que flotan en el aire de nuestras ciudades, lo que introducía un margen de error considerable en las predicciones sobre la dispersión de la polución.

Y es que el reto no era menor, pues estas partículas diminutas representan un serio riesgo para la salud. Su tamaño les permite penetrar hasta lo más profundo de los pulmones, llegando incluso al torrente sanguíneo. Esta capacidad las vincula directamente con un aumento de dolencias cardiovasculares y respiratorias, un riesgo que, tal y como han publicado en SciTechDaily, se ha subestimado durante años debido a la imprecisión de los modelos anteriores.

De la teoría a la práctica: modelos más precisos para proteger la salud

En este sentido, el hallazgo británico abre la puerta a una nueva generación de modelos mucho más fiables. Sus aplicaciones van más allá de la simple medición de la calidad del aire en los núcleos urbanos. Permitirá, por ejemplo, estudiar con mayor exactitud la transmisión de enfermedades por vía aérea o entender mejor los complejos procesos químicos que ocurren en la atmósfera y que tienen un impacto directo sobre el clima. Este tipo de tecnología es crucial para abordar complejos escenarios globales, como el que se vive en China, donde la lucha por conseguir un aire más limpio en las ciudades podría tener efectos inesperados sobre el cambio climático.

Asimismo, la propia universidad ha mostrado su confianza en la investigación invirtiendo en un avanzado sistema de generación de aerosoles. Este equipamiento de última generación permitirá al equipo científico llevar a cabo la validación experimental del método en un entorno controlado. Los detalles de este prometedor avance ya han sido recogidos en un estudio publicado en la revista especializada Journal of Fluid Mechanics Rapids, consolidando un paso fundamental para la química atmosférica y la salud pública.

Client Challenge