Exoplanetas
Confirmado por el James Webb: la primera señal detectada en el exoplaneta 'gemelo' de la Tierra que lo cambia todo
A 41 años luz de casa, el telescopio James Webb apunta a un hito: la posible detección de la primera atmósfera en un planeta rocoso como la Tierra, aunque la confirmación definitiva tendrá que esperar hasta 2025
La estrella Trappist-1 es, a la vez, una bendición y una pesadilla para los astrónomos. Este astro, una enana roja mucho más fría y pequeña que nuestro Sol, es el anfitrión de uno de los sistemas planetarios más fascinantes descubiertos hasta la fecha, pero su naturaleza también supone el mayor obstáculo para su estudio. El principal desafío reside en la intensa actividad de su estrella, un fenómeno conocido como «contaminación estelar» que interfiere en las mediciones y dificulta enormemente la obtención de datos limpios y concluyentes desde la Tierra. Este sistema planetario es un ejemplo de los constantes hallazgos en la exploración espacial, donde a menudo se descubren mundos con características únicas, como el brutal exoplaneta que recientemente encontraron los astrónomos, que desafía las expectativas.
Sin embargo, es precisamente en ese entorno tan complejo donde se encuentra uno de los objetivos más codiciados por la ciencia: Trappist-1e. Situado a unos 41 años luz, se trata de un mundo rocoso prometedor, ubicado justo en la «zona habitable» de su estrella. Esta es la franja orbital donde las temperaturas podrían, en teoría, permitir la existencia de agua líquida en la superficie, una condición que se considera fundamental para el desarrollo de la vida tal y como la conocemos. La búsqueda de habitabilidad se extiende más allá de exoplanetas lejanos; en nuestro propio vecindario cósmico, la NASA ha ofrecido nuevas pistas sobre el motivo por el que todavía no hemos encontrado vida en Marte, lo que subraya la complejidad de esta empresa.
De hecho, las últimas pesquisas del telescopio espacial James Webb han arrojado un indicio que podría cambiarlo todo. Los datos preliminares sugieren la existencia de una posible envoltura gaseosa alrededor del planeta, un hallazgo que, tal y como han publicado en SciTechDaily, ha generado un cauto optimismo. No obstante, la comunidad científica insiste en la prudencia, ya que aún es pronto para distinguir si se trata de una atmósfera secundaria, fruto de procesos geológicos, o si el planeta es simplemente una roca desnuda.
La paciencia como clave para desvelar el misterio
Por este motivo, para despejar la incógnita de una vez por todas, el telescopio James Webb ya tiene la mirada puesta de nuevo en este sistema. El plan de los investigadores contempla quince nuevas observaciones programadas del tránsito del planeta. Este minucioso trabajo de seguimiento, que está previsto que se prolongue hasta bien entrado 2025, será fundamental para acumular la información necesaria y obtener por fin una respuesta definitiva sobre la verdadera naturaleza de Trappist-1e.
En definitiva, de confirmarse la presencia de esa atmósfera, el descubrimiento representaría un hito en la astronomía moderna. Sería la primera vez que se detecta una capa de gases en un planeta rocoso situado en la zona habitable de otra estrella. Un paso crucial en la incesante y apasionante búsqueda de otros mundos más allá de nuestro sistema solar y, quién sabe, de vida fuera de la Tierra.