Ecología

Dos estudios muestran cómo afectan al bolsillo los espacios verdes

Estudios independientes muestran la importancia de recuperar áreas de vegetación silvestre, tanto en la agricultura como en las ciudades

El campo de flores de King's College se cosecha cada agosto con la ayuda de caballos. Los fardos resultantes, llenos de semillas de flores silvestres, se entregan a los jardineros de otros colegios de Cambridge para que inicien sus propios campos de flores.
El campo de flores de King's College se cosecha cada agosto con la ayuda de caballos. Los fardos resultantes, llenos de semillas de flores silvestres, se entregan a los jardineros de otros colegios de Cambridge para que inicien sus propios campos de flores. Lloyd Mann Lloyd Mann

La riqueza de un ecosistema está ligada a su biodiversidad. Cuantos más animales, insectos, plantas y descomponedores mantengan un ecosistema, más líneas de defensa tendrá ante los cambios que puedan ocurrir en una región. Esta sencilla premisa es un problema para el actual modelo de crecimiento humano, sobre todo debido a la expansión de las ciudades y a los actuales métodos de producción de alimentos. Dos estudios independientes publicados recientemente, uno llevado a cabo por la Universidad de Queensland y el otro por la Universidad de Cambridge, muestran cómo la reintroducción de pequeñas áreas silvestres en ambos contextos puede, respectivamente, ayudar a aumentar el rendimiento de los campos y a disminuir el efecto “isla de calor” de las ciudades.

Ojalá que llueva café

El primer estudio se centra en los campos de café, un negocio millonario que ve como cada año crece la demanda de su producto en todo el mundo. Por esta razón, los agricultores necesitan encontrar nuevos métodos con los que aumentar la producción y reducir costes. Así podrán mantener bajos los precios de esta bebida para el disfrute de la población. La reducción de costes en la agricultura suele provenir de minimizar el mantenimiento y reducir la dependencia del cultivo en fertilizantes y pesticidas. El estudio, publicado en la revista PLOS One, fue realizado en los campos de café de Australia y parece haber dado con una solución muy sencilla al problema: Planificar cuidadosamente la introducción de ciertos parches de vegetación natural en las plantaciones. Los resultados indican que esta solución, aunque anti intuitiva, parece que puede aumentar tanto los beneficios de los agricultores como la cubierta forestal en un periodo de 40 años.

Abeja polinizando la flor del café.
Abeja polinizando la flor del café.Ganesh SubramaniamFlickr

Para obtener esa conclusión, los investigadores dividieron la zona de estudio en una cuadrícula con más de 60 000 pequeñas parcelas y calcularon la producción de café, la presencia de abejas y la rentabilidad de cada cuadrado. Tras esto, calcularon los beneficios de cada parcela a 5 y 40 años vista según diferentes variables y obtuvieron resultados muy interesantes. Teniendo en cuenta los beneficios a 5 años, priorizar la restauración de los bosques era más rentable que ampliar las tierras de cultivo, y al cabo de 40 años, el aumento de la cubierta forestal en un 20% podría llegar a duplicar los beneficios de los propietarios, aun teniendo en cuenta la pérdida de terreno de cultivo.

Un campo en la ciudad

Ahora bien, el aumento de la productividad no es un factor relevante cuando se trata de los jardines de las ciudades, así que ¿Por qué puede interesar aumentar la biodiversidad en el terreno urbano? Un estudio llevado a cabo por la Dra. Cicely Marshall junto con 3 estudiantes de la Universidad de Cambridge, parece haber dado con varios datos interesantes al respecto. En la universidad inglesa existen amplias zonas verdes cubiertas con césped que requieren de mantenimiento, riego y fertilización. La doctora se preguntaba cómo podría afectar la introducción de una mayor biodiversidad a estas áreas, por lo que pidió los permisos para crear una pequeña zona en la que simular una pradera de flores silvestres en el campus y observar los cambios en el ecosistema.

Los resultados, publicados en la revista Ecological Solutions and Evidence muestran que la pequeña pradera asilvestrada contenía el triple de especies de plantas, arañas y otros invertebrados, incluidas 14 especies en estado de conservación. Además, la biomasa de estos insectos y artrópodos era 25 veces mayor en la pradera, lo que repercutió en otras especies, como los murciélagos, que vieron aumentada su actividad hasta tres veces más en esa zona que en el resto del césped. Pero la biodiversidad no fue la única ganadora, ya que la reducción del mantenimiento y la necesidad de fertilizante asociados a la pradera supuso un ahorro de más de una tonelada de CO₂ por hectárea de terreno y el aumento del reflejo de la luz solar aumentó en un 25%, lo que disminuyó el efecto de isla de calor.

Este tipo de estudios muestran la importancia de mantener ecosistemas sanos en zonas estratégicas rurales y urbanas. Y es que, a veces, cuesta comprender que somos una pequeña parte de un todo y, lo que beneficia a la salud de los ecosistemas, puede repercutir en el bolsillo de los interesados, en las arcas públicas e incluso, en nuestra propia salud.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • La cantidad de biomasa de insectos ha ido disminuyendo durante los últimos años, por lo que estos estudios aportan un poco de esperanza para combatir unos cambios de los que desconocemos los efectos, pero que no auguran nada bueno.

Referencias (MLA):