Agujero negro
El eco de una colisión brutal confirma la gran predicción de Stephen Hawking
Confirmar una de las teorías más famosas de Stephen Hawking ha sido posible gracias a una nueva y potentísima señal de ondas gravitacionales, el eco de una lejana colisión entre dos agujeros negros en el universo
Stephen Hawking tenía razón. Una de sus predicciones más célebres, el llamado teorema del área, acaba de ser corroborada con una contundencia sin precedentes gracias al eco de una lejana y brutal colisión cósmica. La teoría del físico británico, formulada hace décadas, postula que la superficie del horizonte de sucesos de un agujero negro —la frontera de la que nada puede escapar— nunca puede menguar. Se trata de un principio físico fundamental que ahora ha superado su prueba más exigente. Este tipo de confirmaciones son vitales para la ciencia, que también investiga activamente la existencia de un posible número mágico que podría reescribir lo que sabemos sobre física nuclear.
De hecho, la confirmación llegó a través de la onda gravitacional GW250114, una perturbación en el tejido del espaciotiempo generada por la fusión de dos agujeros negros. Estos eventos cataclísmicos son un laboratorio natural perfecto para poner a prueba los límites de la física, y el análisis de esta señal ha ofrecido a los científicos la oportunidad de observar el teorema en plena acción. El reto consistía en medir con precisión lo que ocurría antes y después del choque. Son precisamente estos eventos extremos los que permiten a los científicos abordar las teorías más audaces, como la del físico que cree tener pruebas de que vivimos en una simulación.
Para ello, los investigadores compararon el área combinada de los dos agujeros negros originales con la del nuevo y masivo agujero que surgió de su unión. El resultado, tal y como han publicado en Science Alert, fue inequívoco: la superficie final era mayor que la suma de las iniciales, lo que supone un respaldo de enorme solidez para la conjetura de Hawking.
Una nueva era de precisión en la escucha del universo
En este sentido, la señal GW250114 no es solo una validación teórica, sino también una demostración del salto tecnológico que ha dado la astronomía. Guarda un gran parecido con la histórica primera detección de 2015, la GW150914, pero es casi cuatro veces más potente. Esta nitidez mejorada permite a los físicos extraer datos mucho más finos y se debe directamente a los avances en los observatorios de ondas gravitacionales, cuya sensibilidad era impensable hace apenas unos años. Este progreso tecnológico no se limita a los observatorios terrestres, ya que recientemente una original sonda ha logrado un hito sin precedentes al navegar por el espacio profundo.
Y es que aquella primera observación de 2015, que confirmó una de las predicciones más audaces de la relatividad de Einstein, supuso una auténtica revolución en la astrofísica. Desde entonces, el campo ha experimentado un desarrollo vertiginoso, con más de trescientas detecciones que han inaugurado una forma completamente nueva de auscultar el cosmos. Gracias a esta ventana, los científicos pueden estudiar los fenómenos más violentos del cosmos, como las fusiones de agujeros negros o estrellas de neutrones, con un nivel de detalle que antes pertenecía exclusivamente al dominio de la ciencia ficción.