Investigación
Este reloj puede enviar mensajes bajo el agua y también ayudaría a anticipar tsunamis
El Huawei Watch Ultimate 2 puede enviar mensajes a 60 metros de distancia gracias a la tecnología sonar. La buena noticia es que puede convertirse en una red que envía y recibe los mensajes a larga distancia.
Esta semana Huawei presentó algunos de sus productos más importantes, “cobijados” por la serie GT 6. Y entre ellos destacó el smartwatch más avanzado del fabricante: el Ultimate 2. Siguiendo la estela de su predecesor es un reloj que, por peso, diseño y prestaciones, se acerca más al universo de la horología de extremos (las mayores alturas, las profundidades abisales) que a la “simpleza” de medir la frecuencia cardíaca, la distancia recorrida o las calorías gastadas… que también lo hace. De hecho, analizaremos todas sus cualidades en un próximo artículo. Pero hay algo que tiene que ver con su conectividad (puede llevar una eSIM) y con su construcción.
Su cuerpo, resistente a una profundidad de 150 metros, es de metal líquido a base de circonio. Esto no solo es contraintuitivo, también roza el oximorón. El apelativo metal líquido viene de la empresa que lo creó (Liquidmetal Technologies) y tiene que ver con que el material (en este caso una combinación de circonio, acero y algún ingrediente secreto) atravesó una suerte de vía crucis química para conseguir una resistencia digna de una espada japonesa. El líquido, en su DNI, significa que en la producción del dispositivo, atravesó una fase líquida, pero se enfrió a una velocidad tal que sus átomos no han tenido tiempo de ordenarse. El resultado es un material sólido, más duro, más ligero y resistente a los arañazos y golpes que cualquier metal tradicional usado en relojería. De ahí lo de oxímoron sutil: lo de líquido le da propiedades de “super sólido”.
Y en la construcción hay un elemento que es el que nos interesa: el altavoz. El Huawei Watch Ultimate 2 tiene la capacidad de enviar mensajes bajo el agua. Una vez sumergidos, podemos seleccionar el mensaje de una serie de opciones preestablecidas, seleccionamos y, si dos Ultimate 2 están vinculados, el otro recibe el texto o Emoji elegido. No es para una conversación, pero sí es una opción para pedir ayuda o señalar un punto de reunión bajo el agua, muy eficiente. ¿Cómo funciona?
La realidad es que, bajo el agua, la energía de radiofrecuencia es casi inútil, por lo que la comunicación subacuática debe transmitirse por cable o por sonido. Y este último ejemplo es el que utiliza el Huawei Watch Ultimate 2. Y funciona así.
El sonido, al ser una onda mecánica (una vibración que necesita un medio para propagarse), se siente como en casa, bajo el agua. De hecho, el agua es un medio mucho mejor para el sonido que el aire y allí, por ejemplo, viaja más rápido: el agua es mucho más densa y sus moléculas transmiten la vibración de manera más eficiente. A esto hay que sumarle que tiene mucho más alcance: una fuente de sonido potente puede ser detectada a miles de kilómetros de distancia bajo el agua.
El proceso para enviar un mensaje de audio (como la voz humana) bajo el agua implica varios pasos clave. El primero es la transducción (de señal eléctrica a sonido). Un dispositivo llamado transductor (o hidrófono cuando actúa como micrófono) es el corazón del sistema. Toma la señal eléctrica que representa el mensaje (voz o datos) y hace vibrar un elemento piezoeléctrico o magnético. Esta vibración se transfiere al agua, creando ondas de sonido de alta frecuencia (ultrasonido, típicamente por encima de 20 kHz). Esas vibraciones llegan al receptor (el otro reloj, en este caso) que las “traduce”: las convierte de nuevo en una señal eléctrica, las decodifica y las identifica con el mensaje seleccionado.
Lo interesante y aquí es cuando el Watch Ultimate 2 puede convertirse en un dispositivo científico y no solo tecnológico, es que los enlaces de datos submarinos también pueden combinarse con enlaces de datos satelitales para transferir datos en tiempo real desde los instrumentos en el fondo marino a los científicos en tierra.
Una aplicación de esta técnica es proporcionar alertas tempranas de tsunamis generados por terremotos submarinos. Las olas de tsunami se generan cuando un terremoto provoca el movimiento del fondo marino y los sensores de presión desplegados en el fondo marino pueden detectar tsunamis.
El programa de Evaluación y Reporte de Tsunamis en las Profundidades Oceánicas (DART) de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE. UU. (NOAA) ha instalado sensores de presión de fondo cerca de regiones con un historial de generación de tsunamis para alertar a científicos y a la población ante un posible evento. Pero cada una de estas boyas cuesta un mínimo de 250.000 euros, mientras que, por el mismo precio, se podría contar con una red de más de 250 de estos relojes: más datos, más superficie y mejor conectividad e independencia (si uno falla no se altera todo el sistema, ya que el Watch Ulltimate 2 puede usarse también como medio, no solo como receptor o emisor, para distribuir el mensaje, casi, al infinito).
Hay dos detalles fundamentales. El primero es salvable mediante una actualización: programarlo para recibir y reenviar mensajes cuando detecta que las condiciones de presión, temperatura o velocidad del agua varían de forma súbita. La segunda es la batería: como máximo se podrían alcanzar los 11 días y luego sería necesario recargarlos. Por suerte, la ciencia nos podría ayudar: las mismas piezas que se encargan de enviar el sonido, a través de materiales piezoeléctricos, pueden convertir la presión en electricidad y así recargar la batería. Y, bajo el agua, presión hay mucha.