Entrevista

José María Madiedo, astrofísico: "Una devastación local implicaría una ciudad destruida"

¿Es el asteroide 2024 YR4 una amenaza real para la Tierra? El experto Madiedo despeja todas las dudas sobre este fenómeno astronómico

En los últimos días, la atención de la comunidad científica y los medios de comunicación se ha centrado en el asteroide 2024 YR4 cuya órbita, cercana a la Tierra, ha generado cierta preocupación. Con un tamaño estimado de hasta 100 metros de diámetro y un porcentaje de impacto del 2%, este objeto ha llevado a activar por primera vez el Protocolo de Seguridad Planetaria de la ONU, un procedimiento diseñado para coordinar la vigilancia y las posibles acciones frente a amenazas espaciales.

En este contexto, José María Madiedo, astrofísico e investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC), emerge como una de las voces clave para comprender este fenómeno. Con décadas dedicadas al estudio de los cuerpos menores del sistema solar, Madiedo no solo investiga las trayectorias de asteroides y cometas, sino también el impacto potencial que estas rocas interplanetarias podrían tener en la Tierra o incluso en la Luna.

Entrevista al astrofísico José María Madiedo

El astrofísico ha concebido una entrevista a LA RAZÓN para resolver dudas sobre este potencial fenómeno.

P: ¿Cree que debemos preocuparnos por su posible impacto en la Tierra?

R: Yo creo que la preocupación debe ser mínima por varios motivos. Primero, porque el tamaño de este objeto no permite calificarlo dentro de lo que se entiende como asteroide potencialmente peligroso. Un asteroide potencialmente peligroso se entiende como aquel cuyo diámetro supera los 140 metros. En este caso, las estimaciones más pesimistas indican que podría tener hasta 90 o 100 metros de diámetro como mucho. Eso quiere decir que, en caso de impacto, las repercusiones serían locales, no regionales. Además, la probabilidad de impacto llegó a subir hasta un 2,3%, pero las últimas estimaciones de la Agencia Espacial Europea indican que ya está a la baja. Actualmente, habría bajado al 2% y se prevé que siga disminuyendo con nuevas observaciones.

P: ¿Por qué ha aumentado el porcentaje en tan poco tiempo?

R: Es una tendencia natural. Al principio, cuando se descubren estos objetos, las observaciones iniciales tienen un error muy grande, lo que lleva a estimaciones de probabilidad de impacto más altas. Pero conforme se realizan nuevas observaciones, se refina la trayectoria del asteroide, lo que permite reducir esas probabilidades. Estas oscilaciones son comunes y, en la mayoría de los casos, la probabilidad de impacto acaba siendo cero, que es lo que esperamos también en este caso.

P: Si llegara a impactar sobre España, ¿qué ciudades podrían verse afectadas?

R: Sobre España, las primeras estimaciones indican que no sería posible ese impacto porque la trayectoria del asteroide tiene una inclinación orbital de unos tres grados aproximadamente. Esto significa que la probabilidad de impacto más alta se produciría en zonas cercanas al ecuador terrestre. España quedaría totalmente descartada. En cualquier caso, si se produjese el impacto sobre alguna ciudad ubicada en esa posible zona, la devastación sería local. Una devastación local implicaría que esa ciudad podría quedar destruida, podría quedar gravemente afectada. Pero como digo, en ningún caso se prevé que eso pueda afectar a nuestro país.

P: ¿Cómo se determina realmente que un asteroide pueda ser una amenaza para la humanidad?

R: Se estima en base a dos parámetros fundamentales: su trayectoria y su tamaño. Primero, se analiza si su órbita lo llevaría a cruzar la órbita de la Tierra y si podría coincidir con nuestro planeta en algún momento. El tamaño es crucial, porque a partir de los 30 metros de diámetro ya se considera que puede haber un daño local, y este aumenta proporcionalmente al tamaño del objeto. Objetos menores de 20-30 metros no representan un peligro significativo.

P: Para estos casos, ¿existe algún protocolo de emergencia si el asteroide se acerca demasiado a la Tierra?

R: Sí, hay protocolos establecidos, como el de Naciones Unidas, que se activan cuando la probabilidad de impacto supera el 1%. Este protocolo, que se estableció en 2013, se ha activado por primera vez con este asteroide. Su objetivo es coordinar a las agencias espaciales y realizar nuevas observaciones para determinar mejor su trayectoria. Si se considerase que el impacto es probable y el objeto lo suficientemente grande, podría contemplarse una misión espacial para intentar desviarlo.

P: Y en caso de una alerta por impacto, ¿qué deberían hacer los ciudadanos?

R: En el caso de este asteroide, lo que está previsto que se lleve a cabo en caso de que se determine y se vea que puede impactar sobre una zona habitada o caiga en el mar y provoque, por ejemplo, un tsunami. Lo que se haría sería evacuar a la población para evitar que se produjesen daños personales.

P: Hemos visto que existen misiones como la DART para desviar asteroides. ¿Sería posible desviarlo o destruirlo si fuese necesario?

R: La misión DART demostró que es posible alterar la órbita de un asteroide mediante el impacto de una sonda. Es la única estrategia probada con éxito hasta ahora. Aunque existen otras ideas, muchas no se han comprobado experimentalmente o no son viables tecnológicamente. Si fuese necesario, lo más factible sería una misión similar a DART.

P: ¿Qué hemos aprendido de otros asteroides que han pasado cerca de la Tierra? ¿Ha habido algún caso similar al actual?

R: Hay muchísimos asteroides que pasan cerca de la Tierra. Lo que hemos aprendido es la importancia de hacer un seguimiento constante para conocer sus órbitas con mayor precisión. Además, sabemos que pueden aparecer nuevos objetos desconocidos en cualquier momento, como sucedió en 2004. En los años 90, vimos el impacto de un cometa de más de un kilómetro y medio de diámetro contra Júpiter, lo que nos recordó que estos impactos siguen ocurriendo en el sistema solar y que debemos estar preparados.

P: ¿Cree que los medios están manejando bien la información sobre este asteroide, o están sembrando pánico innecesario?

R: Creo que, mientras se ciñan a la realidad, es positivo que informen. Están ayudando a divulgar datos veraces y a que la ciudadanía sea consciente de la importancia de estos seguimientos. Es crucial que la información sea precisa para evitar alarmismos injustificados y para informar sobre este objeto, sus posibles consecuencias, y hacer una actualización prácticamente diaria de cómo va evolucionando esa probabilidad de impacto.

P: ¿Cómo le ponéis los nombres a los asteroides?

R: Los nombres a los asteroides se ponen en base a cuando se han descubierto. Hay veces que se le da un nombre definitivo, que añade la Unión Astronómica Internacional a posteriori en base a que un comité apruebe ese nombre, pero el nombre que inicialmente se le da depende de la fecha en la que se haya descubierto el asteroide. Por ejemplo, en este caso el asteroide 2024 YR4 empieza por 2024 porque 2024 es el año en el que se descubrió. Y luego lo de YR4 es un añadido alfanumérico que depende de en qué semana del año se descubrió, en qué orden se descubrió respecto a otros asteroides descubiertos previamente. Y en base a eso se da un código numérico, pero como digo, los cuatro primeros dígitos son el año de descubrimiento del asteroide. O sea, todos los asteroides tienen el año en el que se descubrió.

P: ¿Cuáles son los mitos más comunes sobre los asteroides que le gustaría desmentir?

R: Algunos mitos surgen de informaciones alarmistas, como la idea de que un asteroide destruirá la Tierra en un futuro próximo sin base real. Por eso es tan importante la labor de los medios al ofrecer información veraz sobre casos reales.

P: Por último, ¿qué llevaría en un kit de supervivencia en caso de catástrofe?

R: Es una pregunta complicada. Creo que lo fundamental sería tener medios para estar informado, como un móvil o tablet con baterías extra. Además, cosas básicas de supervivencia, como alimentación y abrigo. Pero esperamos que nunca tengamos que enfrentarnos a una situación así.