Cargando...

Astronomía

¿Por qué este experto de Harvard afirma que 3I/ATLAS es una nave alienígena? La polarización

Además de esta nueva anomalía, 3I/ATLAS presentó otras que lo hacen único, lo que permite considerar su origen tecnológico como una alternativa viable", señala Avi Loeb.

Es el objeto más veloz que ha atravesado nuestro sistema solar NASA, ESA, David Jewitt (UCLA) Joseph DePasquale (STScI)NASA, ESA, David Jewitt (UCLA) Joseph DePasquale (STScI)

Desde 2011, Avi Loeb es director del departamento de Astronomía de Harvard. Ha creado la Iniciativa de Agujeros Negros de Harvard (el primer centro interdisciplinario centrado en el estudio de los agujeros negros). Es, también, director del Instituto de Teoría y Computación (ITC) del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian. Vamos, no es un neófito. Y ahora se ha centrado en estudiar el visitante estelar 3I/ATLAS.

El 1 de julio, el Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS) detectó lo que inicialmente se creyó que era un asteroide. A medida que avanzaban los cálculos de su órbita, se descubrió que provenía de fuera de nuestro sistema solar, el tercer objeto interestelar jamás detectado. El primero fue 1I/Oumuamua en 2017 y dos años después el cometa 2I/Borisov, golpeó a nuestras puertas. Pero hay algo que hace que 3I/ATLAS sea diferente.

Desde su descubrimiento, los astrónomos han intentado obtener toda la información posible sobre este nuevo intruso interestelar, lo que demostrado no ser fácil: su nube de polvo y gases, conocida como coma, oculta el núcleo y evita analizarlo a fondo.

Una de las primeras cosas que se descubrió sobre 3I/ATLAS fue que, de hecho, se trataba de algo procedente de fuera de nuestro sistema solar, expulsado de otro sistema estelar durante la formación de planetas.

Sabemos que proviene de otro sistema por la velocidad a la que viaja, mucho mayor que la velocidad de escape del sistema solar: es tan rápido que la gravedad del Sol no puede detenerlo. Tanto que, a unos 200.000 km/h, es el objeto más rápido que ha atravesado el sistema solar.

Lo que hace especular que también podría ser el objeto más antiguo que haya pasado por nuestro sistema solar. Pero hay más detalles que podrían convertirlo en único. No solo ha cambiado de forma, también de color. Y ahora se ha producido otra modificación: su polarización.

De acuerdo con un estudio liderado por el mencionado Avi Loeb esto podría indicar un origen tecnológico. “La combinación de un ángulo de inversión bajo y una polarización negativa extrema no tiene precedentes entre cometas y asteroides – señala el estudio -, lo que convierte a 3I/ATLAS en el primer objeto conocido con dicho comportamiento. Además de esta nueva anomalía, 3I/ATLAS presentó otras que lo hacen único, lo que permite considerar su origen tecnológico como una alternativa viable”.

Es obvio lo que significa “origen tecnológico”, pero ¿a qué se refiere el cambio de polarización? En pocas palabras, es la forma en que la luz se desprende, incluyendo su campo eléctrico y magnético y, en este caso, es muy diferente a lo observado en otros cometas. Así, en lugar de que la luz vaya en direcciones diferentes, aparece en una sola dirección.

Esto podría deberse a que las partículas que se han desprendido del núcleo y flotan a su alrededor, tienen un tamaño, forma, distribución o composición inusuales, en comparación con las partículas que tienden a desprenderse de los núcleos de los cometas del sistema solar.

Si a eso le sumamos una composición: tanto el Telescopio Espacial James Webb como SphereX, el telescopio espacial de la Universidad Caltech, descubrieron una abundancia de dióxido de carbono en comparación con lo que se observa en los cometas del sistema solar.

Sí, es cierto que todo esto hace que 3I/ATLAS sea diferente a lo que se observa en nuestro sistema solar. Y también es cierto que viene de otros lejanos, pero eso, por sí solo, no significa que sea parte de una tecnología alienígena

En breve 3I/ATLAS, desaparecerá bajo el resplandor solar en las próximas semanas y reaparecerá en diciembre. Los astrónomos deberían tener tiempo suficiente para estudiarlo a medida que abandone el sistema solar, ya que será visible durante aproximadamente un año. Quizás entonces tengamos más respuestas.