¿Qué son los cometas y cómo se forman?

El universo es un vasto y enigmático espacio que ha capturado el interés de la humanidad a lo largo de milenios. La NASA, gracias a avances tecnológicos en la década de los 50, logró llevar a cabo la primera misión espacial de la historia, con el propósito de explorar lo que se encuentra más allá de nuestra órbita terrestre.

En este inmenso escenario, se suceden una serie de fenómenos, algunos de los cuales todavía desafían nuestra comprensión debido a su complejidad, mientras que otros rincones permanecen inexplorados.

En nuestro léxico cotidiano, encontramos términos como constelaciones, estrellas fugaces, superlunas, agujeros negros, eclipses, meteoritos y cometas, que aunque nos resultan familiares, en muchas ocasiones, fuera del ámbito científico, desconocemos sus significados precisos.

Un ejemplo intrigante son los cometas, aquellos enigmáticos puntos luminosos en movimiento que surcan el firmamento, dejando a su paso una espectacular estela. Observar un cometa desde la Tierra es un evento poco frecuente, ya que sus órbitas amplias y elípticas los mantienen alejados durante largos periodos de tiempo.

Los cometas son objetos celestes que circulan en el interior del Sistema Solar, el mismo sistema en el que se encuentra la Tierra. Estos cuerpos son vestigios de los primeros momentos de formación de nuestro sistema, hace alrededor de 4.600 millones de años, cuando la nebulosa solar colapsó, dando origen a una multitud de protoestrellas.

Su composición incluye un núcleo compuesto de hielo seco, agua, roca y otras sustancias como amoníaco, metano y diversos metales, que permanecen congelados debido a las bajas temperaturas. A medida que se acercan al Sol en sus órbitas y la temperatura aumenta, el hielo del núcleo se sublima y genera una atmósfera conocida como coma o cabellera, que crece gradualmente. Debido a su movimiento y la influencia del viento solar, esta coma se extiende hacia atrás, formando la característica cola de los cometas.

Este viaje celestial no es silencioso, como se descubrió en 2014 a través de la sonda Rosetta. Los cometas emiten sonidos que, en realidad, son oscilaciones en el campo magnético que los rodea. Estas oscilaciones se producen a frecuencias de alrededor de 40-50 milihercios, lo que las hace inaudibles para el oído humano.

Su tamaño

En lo que respecta a sus dimensiones, el núcleo típicamente presenta un diámetro promedio de aproximadamente 10 kilómetros, aunque en ciertas situaciones excepcionales puede llegar a alcanzar los 50 kilómetros. Por otro lado, la cola del cometa puede extenderse a lo largo de millones de kilómetros.

Por lo tanto, se puede concluir que el tamaño de los cometas es altamente variable, especialmente a medida que se aproximan al Sol. De acuerdo a sus dimensiones, es posible clasificarlos en seis categorías distintas:

• Cometa enano: el núcleo mide menos de 1,5 kilómetros. Son muy difíciles de detectar.
• Cometa pequeño: el núcleo mide entre 1,5 y 3 kilómetros.
• Cometa mediano: el núcleo mide entre 3 y 6 kilómetros de diámetro.
• Cometa grande: el núcleo mide entre 6 y 10 kilómetros de diámetro.
• Cometa gigante: el núcleo mide entre 10 y 50 kilómetros de diámetro.
• Cometa Goliat: mide más de 50 kilómetros de diámetro.