Animales

¿Por qué no todos los seres vivos tienen la sangre roja?

Aunque la mayoría de los animales tienen la sangre como la nuestra, algunos presentan colores espectaculares

Pulpo
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Te levantas de buen humor. Llegó el verano y has quedado con tu grupo de amigos para hacer una salida campestre. Lo tienes todo preparado, incluso te has comprado unas nuevas deportivas para caminar por la montaña. Nada parece que vaya a estropear este magnífico día. Sin embargo, cuando ya lleváis media ruta, pisas algo gelatinoso, te resbalas y das de bruces contra el suelo.

Te levantas casi sin problemas, pero a los pocos segundos notas el hilito rojo de sangre caer por tu pierna. Y, más abajo, la causa de tu resbalón: has pisado una inocente oruga que, de recuerdo, te ha dejado una gran mancha verde amarillenta en tu nuevo calzado.

El grupo, después de cerciorarte de que estás bien, hace bromas sobre tu torpeza mientras emprendéis de nuevo la marcha. Pero una duda se ha instalado ya en tu cabeza y estás deseando darle solución: ¿Por qué mi sangre es rojay la de esta oruga es amarillenta? Por suerte, has llegado hasta este artículo donde vamos a resolver el misterio.

Nadie es de sangre azul

A no ser que seas un pulpo. En ese caso sí, tu sangre sería azul debido a la hemocianina, el compuesto encargado de transportar el oxígeno en estos animales. Pero, antes de meternos en materia, vamos a ver primero qué es lo que da color a nuestra propia sangre.

En los vertebrados, la sangre está formada, mayoritariamente, por plasma. Se trata de una mezcla de agua y algunas sales que permite que los compuestos sólidos circulen por todo el cuerpo. Entre ellos, se encuentran las plaquetas, los leucocitos (glóbulos blancos) y los eritrocitos (glóbulos rojos). Como su nombre indica, estos últimos son los culpables de su coloración carmesí.

Los glóbulos rojos contienen una proteína llamada hemoglobina, una molécula muy grande con un átomo de hierro en el centro. La función de este metal es “enlazarse” con el oxígeno que respiramos y transportarlo a los distintos órganos del cuerpo, como si se tratase de un taxi. Cuando el oxígeno no está unido, la molécula tiene un color rojo oscuro y, cuando se unen, el color es más parecido al de las cerezas.

Pero, volviendo a los pulpos, ahora podemos entender mejor el porqué del color de su sangre.

No todos los animales tienen glóbulos rojos

Como hemos dicho al principio, el sistema para transportar oxígeno por el cuerpo de los pulpos es distinto. En este caso, utilizan la molécula llamada hemocianina.

Ésta es muy parecida a nuestra hemoglobina, pero en lugar de un átomo de hierro, contiene un átomo de cobre. Es por eso que, cuando capta el oxígeno, la sangre se vuelve en este caso de color azul. Para los pulpos, esta molécula es mucho más útil ya que, en ambientes marinos, reacciona mejor ante los cambios de temperatura y las aguas pobres en oxígeno.

Pero no son los únicos animales invertebrados que presentan la sangre de este color tan característico. Los moluscos, crustáceos, arañas y escorpiones también comparten sangre con la realeza.

Sin salir del mar, existe un animal con una sangre realmente sorprendente. Los peches de hielo antárticos tienen la sangre transparente. En este caso, no se trata de una molécula distinta a la hemoglobina o la hemocianina. Simplemente, su organismo ha evolucionado para funcionar sin ninguna molécula que se encargue de transportar el oxígeno.

Esto es debido a que viven en zonas muy frías. A temperaturas inferiores a los 3oC, nuestra sangre se coagularía. Sin embargo, la ausencia de hemoglobina disminuye la temperatura de solidificación, permitiéndoles vivir en esas aguas tan inhóspitas.

La pregunta es ¿Cómo consiguen respirar? Pues utilizando el propio mar. Las aguas frías tienen tanta concentración de oxígeno que este pez puede absorberlo directamente a través de sus branquias.

¿Qué es esto que tengo en mis zapatillas?

A estas alturas ya podemos hacernos una idea de qué era ese manchurrón amarillo que quedó en las deportivas tras pisar la oruga.

El caso de los insectos es bastante fascinante, ya que muchos ni siquiera presentan un sistema circulatorio compuesto por venas y arterias. Por no tener, no tienen ni sangre.

En el caso de la mayoría, lo que vemos es la denominada “hemolinfa”. Esta substancia, parecida a la sangre, es un líquido que recorre todo su cuerpo y transporta proteínas y gases. En el caso de la respiración, como no tienen pulmones, los insectos obtienen el oxígeno a través de aperturas en su cuerpo.

La hemolinfa transporta además algunos pigmentos conseguidos a través de su dieta, los culpables de esas coloraciones amarillas, anaranjadas o verdosas.

Está claro que no todos los seres vivos tenemos las mismas substancias corriendo por nuestro cuerpo. Al menos después de leer esto, y tras conseguir limpiar la mancha de “sangre de oruga”, podrás respirar un poco más tranquilo.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Existe la creencia de que la sangre humana, dentro del cuerpo, es de color azul y que, al contacto con el exterior, se vuelve roja. Nada más lejos de la realidad. Como hemos dicho, la hemoglobina es siempre roja, esté unida o no al oxígeno, solo varía la intensidad de la coloración.
  • El color azul que vemos en las venas es una ilusión óptica. La luz azul no puede penetrar tan profundamente en los tejidos, por lo que la vemos reflejada antes que la roja, dando esta coloración a nuestras venas.

REFERENCIAS (MLA):

  • Rodriguez, Zachary B., Susan L. Perkins, and Christopher C. Austin. "Multiple origins of green blood in New Guinea lizards." Science Advances 4.5 (2018): eaao5017.