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Vómitos, diarreas y gastroenteritis en bebés, ¿cómo actuar?

La leche materna aporta prebióticos y probióticos específicos para estos gérmenes que han invadido el intestino del lactante
La leche materna aporta prebióticos y probióticos específicos para estos gérmenes que han invadido el intestino del lactantelarazonLa Razón

La gastroenteritis es una infección intestinal que, en el «ranking» de enfermedades comunes va tan solo un escalón por detrás de los resfriados y las otitis en los niños pequeños, siendo estos el grupo más vulnerable a padecerlas. La mayor parte de las gastroenteritis están producidas por virus, bacterias o parásitos. Aunque excepcionalmente la causa puede ser de tipo no infeccioso. Las gastroenteritis producen una inflamación aguda de la mucosa del estómago o intestino que, en consecuencia, aumenta la producción de las heces o la eliminación del agua por el intestino, y en ocasiones pueden venir acompañadas de vómitos, fiebre y dolor abdominal o de una acentuada falta de apetito, que tanto angustia a la gran mayoría de padres

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Se trata de una enfermedad altamente contagiosa que se transmite con especial facilidad de una persona a otra, en donde los «bichitos» presentes en las heces y vómitos de una persona infectada pueden contaminar objetos y/o alimentos y transmitirse a otra persona que entra en contacto con ellos, por lo que la higiene es la clave para la prevención. La principal complicación de la gastroenteritis es la deshidratación, que se agrava potencialmente cuanto menos edad tenga el niño. Surge una importante duda, cuando nos encontramos con un lactante, ¿qué es lo mejor para mantenerlos hidratados? ¿La leche materna o el suero oral?. Sin lugar a dudas la mejor bebida para hidratar al lactante es la leche materna, ya que esta tiene la proporción perfecta de agua y sales minerales para reponer las pérdidas, a la vez, que es mucho más tolerable que los sueros de hidratación oral, ayudando a vencer la infección mucho antes. En el caso de los vómitos, el organismo responde a esa falta de nutrientes produciendo cuerpos cetónicos, lo cual va a aumentar más aun la inapetencia y la sensación de náuseas, estableciéndose un círculo vicioso: vómitos-cetona-vómitos. La leche materna, como ya he comentado, es mejor tolerada y ayudará a romper este círculo, gracias a su alto contenido en lactosa contrarrestará el efecto de los cuerpos cetónicos producidos por el vómito. Al mismo tiempo, no debemos obviar que cuando un bebé vomita o tiene diarrea, la madre también ha entrado en contacto con el germen de la infección, puede que esta se contagie, pero independientemente de ello, si el bebé está siendo amamantado, la madre va a producir anticuerpos específicos para hacer frente a la infección. Estos anticuerpos acceden al intestino del bebé a través de la leche materna ayudándole a sobreponerse a la infección. Importante tener en cuenta que esto no se consigue con ningún suero de rehidratación oral, que sin duda no va a llegar a poder hacerlo nunca. Tampoco ningún suero de hidratación oral tiene la capacidad de restablecer la flora intestinal. En cambio la leche materna aporta prebióticos y probióticos específicos para estos gérmenes que han invadido el intestino del lactante. Tampoco se recomienda dar alimentos especiales después de una gastroenteritis, es decir, en el caso de lactantes más mayores que ya están comiendo otros alimentos, cuando empiecen a tolerar y ya les apetezca comer no hay ningún alimento contraindicado, salvo evitar alimentos muy grasos que pueden provocar digestiones pesadas y mantener las molestias intestinales. Se ha demostrado que no está indicada la dieta blanda o astringente, los regímenes a base de arroz hervido, plátano, etc., desde hace años están desaconsejados, ya que, para regenerar la mucosa intestinal es necesario ingerir proteínas, y poca proteína hay en el arroz hervido. Una dieta normal disminuye el tiempo de recuperación. Está más que demostrado que con las dietas normales el tiempo de recuperación es menor que con las clásicas dietas astringentes. Otra preocupación común que sienten las madres lactantes es si deben dejar de lactar cuando son ellas las que padecen la gastroenteritis. Decir al respecto que a través de la leche no se contagia la enfermedad, en cambio la leche materna contiene inmunoglobulinas y otros elementos defensivos frente a enfermedades infecciosas y que al contrario de lo que se pueda pensar estos aumentan cuando la madre está enferma. Por lo tanto, el riesgo de infección al lactante va a ser mayor si la madre interrumpe la lactancia. A la vez, que los medicamentos que la madre puede necesitar tomar son compatibles con la lactancia y ante cualquier duda siempre cabe la posibilidad de consultar la web http://www.e-lactancia.org. No obstante ante todo, recordar que la mayoría de los virus y bacterias se trasmiten a través de nuestras manos, así que el hábito más efectivo y barato para controlar las infecciones es la higiene de las manos y no dejar de amamantar por miedo de contagiar al bebé que estará expuesto y no protegido si dejamos de lactar.