Opinión

Santa Bárbara

El Ayuntamiento de Alicante cobrará por subir al castillo, una de las señas de identidad de la ciudad

Castillo de Santa Bárbara, en Alicante
Castillo de Santa Bárbara, en AlicanteDe Artistosteles - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0

Solo te acuerdas de Santa Bárbara cuando truena, reza el refrán. En Alicante, Santa Bárbara es omnipresente, puesto que el castillo que corona el monte Benacantil lleva ese nombre. Es además una de las señas de identidad de la ciudad, la imagen de cualquier postal o imán de nevera. Luego, la fortaleza es sagrada.

Y ahora truena, y no en el cielo, sino a pie de calle porque acceder al monumento, el más visitado de Alicante, dejará de ser gratis; eso sí, solo pagan los turistas, con el argumento de que es una vía para invertir y así mantener el patrimonio histórico y cultural.

No estoy en absoluto de acuerdo y el día que verbalicé y defendí mi postura casi me lanzan a los leones mis interlocutores.

- Almudena, si yo pago por entrar a monumentos en otras ciudades, que paguen en la mía.

O sea, como el vecino cobra, no voy a ser menos; la vida es reciprocidad, sin ningún género de dudas. Leo en la prensa que en Sevilla se plantean cobrar 3 o 4 euros por visitar la plaza de España para que sean los turistas -colectivo que me está dando pena, la verdad- quienes costeen la vigilancia 24 horas en ese espacio. Espero que no sea un espejo en el que mirarnos.

¡Qué peligroso es mirar al vecino! Eso sí, los empadronados en Alicante tienen la fortuna de acceder gratuitamente al Castillo de Santa Bárbara con una tarjeta que, al menos, espero que sea fácil de gestionar.

Menos mal que, al menos, Alicante da un paso al frente, poniendo coto, ¡ya era hora!, a los apartamentos turísticos vía inspecciones. Ahí si que los propietarios de los 50 apartamentos que alquilaban a los turistas sin licencia no me dan ninguna pena.

Pues eso, que pagar por disfrutar del patrimonio histórico de una ciudad no creo que sea la vía para controlar el aforo, en este caso al Castillo de Santa Bárbara, ni para sufragar sus desperfectos.