LA RAE avala desdoblar Rey y Príncipe en la Constitución
El director de la institución presenta el informe encargado por Carmen Calvo sobre el lenguaje inclusivo en la Carta Magna
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La Real Academia Española recomendó ayer el desdoblamiento de «rey» y «príncipe» en la Constitución española y dejó al arbitrio, la consideración o el criterio de los políticos la posibilidad de ampliar esta solución, de manera ocasional, a «presidente» y otros cargos significativos de las instituciones democráticas en su dictamen sobre «El informe sobre el buen uso del lenguaje inclusivo en la Carta Magna». El director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, fue explícito al señalar que «nuestra constitución es gramaticalmente impecable y se corresponde con el uso del español en 1978 y 2020» y que no es necesario proceder a aplicar el lenguaje inclusivo al texto salvo en esos casos. Por este motivo, quiso incidir en algunos puntos: que la Academia no ha alentado ninguna clase cambio ni lo ha promovido. Recordó de que la iniciativa parte de la actual vicepresidenta de Gobierno, Carmen Calvo, y subrayó que si se llevan a cabo modificaciones más allá de las señaladas no se harán por una cuestión «gramatical», sino por una decisión «política».
«Debate amable»
Muñoz Machado declaró que la RAE siempre estará dispuesta a ayudar al Gobierno en esta clase de debates, pero sin que nadie olvide que los académicos son testigos y notarios del uso del idioma por parte de los hispanohablantes y nada más. Después procedió a explicar que la demora en la resolución de este asunto provenía de la inestabilidad política y que solo cuando se había solucionado, decidieron emitir un juicio sobre esta polémica. El director aclaró que el informe fue aprobado por unanimidad «en unos debates amables, nada controvertidos y con vocación de enriquecer el texto», y que la semana pasada se comunicó el resultado a Calvo. Dijo que ella consintió en que se hiciera público y que no sabía la impresión que podía haberle causado ni qué determinación tomará la vicepresidenta en adelante. También comentó que sería apropiada una enmienda respecto a una palabra que, curiosamente, no tiene nada que ver. Afirmó que no estaría mal sustituir el término «disminuido» por «discapacitado».
Durante su comparecencia comentó artículos de la Constitución que podían ser controvertidos, como el referido a las obligaciones de defensa por parte de los españoles, que es el 30.2. Ahí se refiere que «la ley fijará las obligaciones militares de los españoles» y «los españoles tienen el derecho y el deber de defender a España». Muñoz Machado reconoció que probablemente los redactores del texto no pensaron en aquel momento que el oficio militar pudiera ser desarrollado por mujeres, pero como «españoles» es un masculino genérico, se entiende hoy en día perfectamente y no es necesario proceder a su modificación. Durante sus explicaciones también quiso dejar claro que «carece de sentido argumentar que las mujeres no están comprendidas en afirmaciones como “todos tienen derecho a a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona”», que los grupos nominales de interpretación inclusiva más repetidos en la Constitución son «los españoles» y «los ciudadanos», pero que «ambas expresiones tienen indudable valor inclusivo», y que lo mismo sucede con «padres e hijos», «jueces», «magistrados», «electores», «militares», «consumidores», «ministros», «alcaldes», «embajadores» y otros. Observó que «existen grupos nominales definidos, construidos en masculino singular que se refieren a cargos, órganos, puestos o dignidades del Estado» (por ejemplo: El presidente del Congreso, el Defensor del Pueblo, Fiscal General...) cuyo valor inclusivo dependerá directamente del contexto sintáctico. En estos, según dice este informe, se puede desdoblar, pero ese cambio no vendrá impuesto «ni por razones jurídicas ni lingüísticas sino por razones políticas o sociológicas».
Sexismo lingüístico
Muñoz Machado quiso dar algunas recomendaciones para evitar el exceso de desdoblamientos y comentó que podrían usarse: la corona, la presidencia, la fiscalía. O, en su defecto, «quien ocupe la presidencia», «la persona que ocupe el cargo de presidente». Para intentar zanjar este asunto, remarcó que «la Academia no está dormida» y reiteró el avance que ha hecho la institución para limpiar el lenguaje de definiciones «incorrectas», señalar los usos «ofensivos y despectivos» y eliminar «ciertas adherencias que son inadecuadas de acuerdo con los criterios sociales de nuestro tiempo». Por eso apuntó que a Carmen Calvo también se le habían enviado tres documentos relacionados sobre «el sexismo lingüístico, los femeninos de profesión y el masculino genérico». Este último apartado es apropiado para «valorar las críticas que viene recibiendo la utilización del masculino genérico por considerarlo una supervivencia en el lenguaje del dominio del patriarcado y por constituir una visión androcéntrica de la vida». El texto analiza los «aspectos positivos de las duplicaciones de género», pero también, «las razones lingüísticas que militan a favor de la utilización del masculino genérico». De hecho, Muñoz Machado quiso dejar claro que muchas de las lenguas de nuestro entorno y que tienen una evolución y una raíz común emplean el masculino genérico y que eso obedece a motivos puramente lingüísticos y en ningún caso por otras causas.