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Dylan Farrow estalla contra las memorias de Woody Allen y tacha de “flagrante negligencia” la actitud de la editorial

La hija adoptiva del director se indigna por la publicación de su biografía y utiliza las redes sociales para mostrar su crispación

Allen, que sujeta a Dylan, y Farrow, con el pequeño Satchel en brazos, durante la época en que eran pareja
Allen, que sujeta a Dylan, y Farrow, con el pequeño Satchel en brazos, durante la época en que eran parejalarazon

Tan solo han hecho falta un par de días para que las primeras reacciones incendiarias empiecen a sucederse tras la noticia de la publicación de las memorias de Woody Allen. Descrita por la compañía como una “completa narración de su vida tanto profesional como personal” en la que habla de sus relaciones con “familiares, amigos y grandes amores”, la biografía del cineasta ha sido concebida como un importante proyecto literario y no como la purga contemporánea de los pecados que algunos pretenden.

Dylan Farrow, la hija adoptiva de Allen y Mia Farrow, ha decidido utilizar la proyección y el alcance de las redes sociales -infinitamente más efectiva y satisfactoria que la intimidad de una conversación privada- para hacer pública su indignación ante la salida del libro. El motivo al que alude la joven de 28 años no es otro que la ausencia de verificación de los hechos narrados por parte de la editorial en lo que a su historia respecta. Parece que nadie la ha avisado para pasar el tipex por los capítulos de un libro que no ha escrito.

Una historia para la que hace falta remontarse a 1993. Fecha en la que Dylan acusa por primera vez a su padre adoptivo -señalamiento que en los sucesivos años se repetiría en varias ocasiones- de abuso sexual. Tras salir originalmente a la luz en mitad de su abrupta separación con Mia Farrow, el cineasta, que siempre ha negado los hechos, terminó viendo respaldada con el tiempo su inocencia, al menos en términos judiciales.

La voz de Dylan mientras tanto lleva más de veinte años resonando en las sombras de la vida del cineasta pero no fue hasta 2017 a través de la carta que publicó para la edición digital de “The New York Times” cuando el foco mediático empezó a reparar en su versión con más atención. En dicha confesión no quedaba suelto ninguno de los detalles descriptivos que supuestamente habían formado parte de esos abusos y que Dylan recordaba con claridad meridiana; “Desde que tenía memoria, mi padre me había estado haciendo cosas que no me gustaban. Estas cosas sucedieron tan a menudo, de forma tan rutinaria, tan hábilmente escondidas de una madre que me habría protegido si hubiera sabido, que yo pensé que era normal”.

Ahora, decidida a seguir llevando su controvertida defensa de la verdad hasta las últimas consecuencias, Farrow se revela contra la publicación de unas memorias para las que considera, tendría que haber sido la fuente principal: “Para que quede claro, nadie se ha puesto en contacto conmigo para verificar la información recopilada en esas ‘memorias’, lo que supone una flagrante negligencia por parte de Hachette (Grupo editorial que posee Grand Central Publishing) a la hora de cumplir con su responsabilidad más básica”, ha asegurado esta mañana a través de su cuenta oficial de Twitter.

Otra de las objeciones que también ha querido manifestar es la diferencia de baremos éticos con los que se ha medido la credibilidad de unos y otros y las exigencias desiguales que esto ha conllevado: “Mi historia ha sido sometida a un escrutinio interminable y jamás ha sido publicada sin ser sometida antes a una intensa comprobación y verificación de los datos que incluía”, señalaba. Los dardos lanzados hacia la editorial no se quedaban solo en eso y Farrow añadía: “Este es tan solo un ejemplo más de los privilegios que se pueden comprar con dinero, poder y fama. Hay que ser claros en el papel cómplice de Hachette en esta situación y deberían de responder por ello”.

Sin embargo Dylan parece no ser la única en retorcerse ante la noticia de esta publicación. También su hermano, reputado periodista estadounidense responsable de sacar a la luz declaraciones testimoniales capaces de levantar los casos de abusos sexuales de Harvey Weinstein, se ha mostrado visiblemente alterado con la decisión de Grand Central Publishing, editorial encargada de las memorias, hasta el punto de afirmar que su relación profesional con ellos ha quedado de todo punto anulada.

Y es que no deja de resultar paradójico el hecho de que esta misma editorial estuviera inmersa en el proceso de publicación de un libro en el que Dylan recopilaba las vivencias de víctimas de abusos sufridos por parte de los magnates del establishment hollywoodense. Una parcela social de la que forma parte, según el periodista, el propio Allen: "Ocultaron la decisión (de publicar las memorias) mientras estábamos trabajando en “Catch and Kill”, un libro sobre cómo hombres poderosos, incluido Woody Allen, eluden su responsabilidad por los abusos sexuales”, indicaba también por redes sociales minutos después de que su hermana protagonizara el primer órdago.