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Cultura

Una joya olvidada del Prado: los estuches del Tesoro del Delfín

La pinacoteca muestra por primera vez el juego de cofres que se realizaron para proteger estas piezas y que se confeccionaron con telas suntuosas, materiales preciosos y piedras de gran valor como esmeraldas, diamantes o rubíes

Estuche para copa abarquillada de ágata con sirena alada.
Estuche para copa abarquillada de ágata con sirena alada.Alberto Otero Herranz

Para guardar el tesoro se hizo otro tesoro. Luis, el Gran Delfín de Francia, decidió seguir el ejemplo que había visto en sus antepasados y coleccionar un sinfín de obras suntuarias. Una colección de objetos hechos en oro y plata y adornados con lapislázuli, ágata, jaspe, cristal de roca o joyas diferentes, como diamantes, rubíes y esmeraldas. Este rico panel de piezas llegó a España como parte de la herencia de Felipe V. Estaba formado por 169 obras y para protegerlas de cualquier deterioro se decidió hacer unos estuches. El Museo del Prado exhibe ahora, en la exposición “El otro tesoro”, estos armazones protectores que sirvieron como preámbulo o introducción de lo que hay dentro. Es como una antesala lujosa que predispone a la curiosidad y da alas a las expectativas.

La mayoría de ellos se conservan de manera excepcional a pesar de haber pasado por diferentes avatares, como traslados, la Guerra Civil española o haber pasado por las diversas penurias que trajo la guerra contra Napoleón. El público, a partir de hoy, podrá disfrutar de ellos. No son piezas menores y tampoco conviene infravalorarlas. La mayoría de ellas están compuestas por dos partes y se han unido por medio de un juego de albadillas metálicas que permite abrirlas y cerrarlas. Pero lo relevante es su fabricación. La mayoría de ellas están hechas de madera y posteriormente se han forrado por dentro con paños de lana roja, gamuzas, sedas o terciopelos, que son materiales apropiados para mantener bien cuidado los diferentes objetos que custodian. Por fuera tampoco se ahorraron esfuerzos y estos cofres y cajas se recubrieron con terciopelos y telas ricas, algunas satinadas y muy lustrosas. Para subrayar la importancia se ornaron con motivos dorados y enseñas que hacían alusión a la casa de Francia. El Prado, de manera excepcional, los exhibe todos juntos este apreciado conjunto que, de manera excepcional, nunca ha necesitado restauraciones