Una joya olvidada del Prado: los estuches del Tesoro del Delfín
La pinacoteca muestra por primera vez el juego de cofres que se realizaron para proteger estas piezas y que se confeccionaron con telas suntuosas, materiales preciosos y piedras de gran valor como esmeraldas, diamantes o rubíes
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Para guardar el tesoro se hizo otro tesoro. Luis, el Gran Delfín de Francia, decidió seguir el ejemplo que había visto en sus antepasados y coleccionar un sinfín de obras suntuarias. Una colección de objetos hechos en oro y plata y adornados con lapislázuli, ágata, jaspe, cristal de roca o joyas diferentes, como diamantes, rubíes y esmeraldas. Este rico panel de piezas llegó a España como parte de la herencia de Felipe V. Estaba formado por 169 obras y para protegerlas de cualquier deterioro se decidió hacer unos estuches. El Museo del Prado exhibe ahora, en la exposición “El otro tesoro”, estos armazones protectores que sirvieron como preámbulo o introducción de lo que hay dentro. Es como una antesala lujosa que predispone a la curiosidad y da alas a las expectativas.
La mayoría de ellos se conservan de manera excepcional a pesar de haber pasado por diferentes avatares, como traslados, la Guerra Civil española o haber pasado por las diversas penurias que trajo la guerra contra Napoleón. El público, a partir de hoy, podrá disfrutar de ellos. No son piezas menores y tampoco conviene infravalorarlas. La mayoría de ellas están compuestas por dos partes y se han unido por medio de un juego de albadillas metálicas que permite abrirlas y cerrarlas. Pero lo relevante es su fabricación. La mayoría de ellas están hechas de madera y posteriormente se han forrado por dentro con paños de lana roja, gamuzas, sedas o terciopelos, que son materiales apropiados para mantener bien cuidado los diferentes objetos que custodian. Por fuera tampoco se ahorraron esfuerzos y estos cofres y cajas se recubrieron con terciopelos y telas ricas, algunas satinadas y muy lustrosas. Para subrayar la importancia se ornaron con motivos dorados y enseñas que hacían alusión a la casa de Francia. El Prado, de manera excepcional, los exhibe todos juntos este apreciado conjunto que, de manera excepcional, nunca ha necesitado restauraciones