Triángulo de Amor Bizarro: “Está de moda ser de centro, pero somos radicales”
El grupo presenta su nuevo disco por primera vez en directo con un concierto desde casa (sábado 16, a las 13:00 horas) en las redes sociales de SON Estrella Galicia
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Cuando Triángulo de Amor Bizarro publicaron su último disco, el 20 de marzo, las dimensiones de la pandemia podían solo intuirse, pero en el aire se palpaba el miedo y la claustrofobia. Aunque entonces no había tantos que se imaginaran que llegaríamos a este punto, pues apenas llevábamos una semana de confinamiento. En aquel momento, hablamos con Rodrigo Caamaño, voz y guitarra del grupo, uno de los más rompedores y necesarios de la escena. Conocidos por la esencia de su sonido ruidoso y radical, los gallegos siempre buscan darle una vuelta de tuerca a su fórmula. Tanto que, habitualmente “nos sale una respuesta contraria a lo anterior. Nos vamos al extremo opuesto -explica-. Y veníamos de un trabajo que era político y con el que casi nos quitamos el sello personal y aquí nos obligamos a ir a canciones más puras”.
“Ahora está de moda ser de centro y parece que la gente odia el extremismo. Y nosotros nos dijimos: ''Vamos a ser radicales''. Y nos propusimos alejarnos del centro todo lo que pudiéramos”, señala Caamaño como una metáfora de desarrollar una canción hasta su máxima potencia. “Exacto. Si teníamos un tema romántico, a tope. Si era una canción agresiva, pues hasta el final. Y si es pop, que no sea pop-rock, sino puro pop”. Ahora presentan el disco, como exigen las circunstancias, con un concierto desde su casa, producido y difundido por SON Estrella Galicia, que permiten escuchar por primera vez las canciones nuevas en directo, aunque se a través de las redes sociales de la marca cervecera (Twitter, YouTube, Facebook e Instagram), el sábado 16 de mayo a las 13:00 horas. Un trabajo que, aunque ellos presenten como el más radical de su trayectoria, seguramente sea también el más audible para público general y uno de los mejores que han publicado.
Por eso, en este disco, el sexto de su trayectoria, hay algunos de los momentos más tiernos y delicados de una banda brava. “Vigilantes del espejo”, por ejemplo, es una canción que parece de The Cure o The Smiths, y “Fukushima” es una balada electrónica y cósmica que mece la voz de Isabel Cea. ¿Van de duros pero en el fondo son unos románticos? “(Risas) A ver, es que la clave del pop es esa. Ir de duro pero no serlo. Pero ¿sabes qué nos pasó? Que hay cosas súper básicas de la música que no sabemos hacer. Por ejemplo, tocar la batería suave. ¡No sabíamos! Era como: ''pero, esto, ¿cómo se hace?''”, ríe el guitarrista. “Yo llevo toda la vida escuchando canciones tocadas con guitarras acústicas. Toda la puta vida. Pero no sabía cómo hacer una canción en la que el instrumento más alto que se escuchase fuera una guitarra acústica. Y pensamos que teníamos que hacerlo, ese fue el desafío. Y no te creas: nos costó mucho escapar de las medianías”.
“Vigilantes del espejo” es, además, una invitación a pecar. “Es una canción de pura maldad para joder a mis amigos. Es una canción que el mensaje es para fastidiar. Me da igual que tengas hijos, hay que salir”, ríe. También hay historias distópicas sobre dictadores de los 80 transplantados al futuro, como “Calígula”: “Es un dictador que me imagino vestido de las SS pero llevado a un contexto casi espacial. Y le dimos una forma de rock industrial que nos flipaba”. El disco aparece bajo el título de “Triángu,lo de amor bizarro”, como su álbum de debut, y presenta una carátula negra, la funda de un vinilo desgastada por el uso. “No es algo a lo que le diéramos mucha importancia ni una declaración de nada. Puede verse como una vuelta a nuestros orígenes”.