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Giovanni Bedeschi: “En Italia tenemos 6 millones de pobres, es hora de empezar a repensar el sistema económico”

El productor italiano recala en la devastadora realidad de las personas sin hogar milanesas en “Pan de cielo”, su ópera prima que se estrena mañana en “streaming”

Donatella Bartoli y Sergio Leone protagonizan la primera película de Giovanni Bedeschi, "Pan de cielo"
Donatella Bartoli y Sergio Leone protagonizan la primera película de Giovanni Bedeschi, "Pan de cielo"European Dreams FactoryEuropean Dreams Factory

La invisibilidad es uno de los mayores desprecios sociales a los que tienen que enfrentarse diariamente todas aquellas personas que viven en la calle. Gente para las que el mundo ha dejado de ser un lugar seguro, si es que algún día lo fue, abandonados metafórica y literalmente por el Estado, señalados de por vida con el lamparón estigmatizante de la pobreza, privados de relevancia cotidiana, asumidos como inexistentes, eternamente ignorados. Durante catorce años el productor y reciente director milanés, Giovanni Bedeschi, convivió con la realidad de exclusión que sufren multitud de familias en la ciudad italiana tras colaborar con el comedor de los frailes capuchinos de la Ópera de San Francesco. El desgarrador testimonio de muchos de ellos y el acercamiento progresivo a una problemática que hasta el momento había considerado parte complementaria, pero en ningún caso imprescindible de su existencia, le llevaron a la creación de “Pan de cielo”, un bautismo cinematográfico que se estrena mañana por “streaming” a través de la plataforma online Vimeo On Demand. Envuelta en esa liturgia moralizante tan propia de los cuentos navideños, la historia se centra en el relato de las consecuencias milagrosas de un hallazgo en forma de niño producido en Nochebuena por parte de dos “sin techo”. Charlamos con Bedeschi para analizar la situación de extrema gravedad en la que se encuentra una parte importante de la sociedad, contextualizar la relevancia de una mirada social en el cine y ponerle rostro a aquellos que nunca han dejado de tenerlo.

- ¿Una ópera prima se parece en algo a un hijo? ¿Se estrena casi con la misma emoción que un nacimiento?

Sin duda. Para mí fue una emoción muy similar a la del nacimiento de otro niño, y después de haberlo hecho a una edad madura disfruté cada momento, desde la escritura, hasta el guión y el lanzamiento. Es un niño nacido del corazón, del deseo de contar el mundo invisible de los “sin techo”, un mundo que nos pertenece porque esos seres humanos que duermen en la calle somos nosotros, con nuestra fragilidad, nuestros miedos y nuestro deseo de vivir, de ser reconocidos como personas con dignidad y amor. La película quiere dar una segunda oportunidad a esta gente. Simular una especie de renacimiento a través de ese niño que sólo puede ser visto por aquellos que miran la realidad con los ojos del corazón, tal y como San Francisco nos enseñó.

- ¿Se puede considerar un acto político hacer cine sobre problemáticas sociales? ¿Requiere una implicación crítica e ideológica previa escoger un aspecto de la realidad tan actual como la exclusión social o no necesariamente?

Creo que sí. La película nace como consecuencia de mi experiencia en un voluntariado durante 14 años en el comedor de frailes capuchinos de Milán. Durante todos estos años he podido conocer bien este mundo y a infinidad de personas con historias dramáticas de exclusión. Me conmovió desde el principio y pensé que una película podía perfectamente sacar a la luz esta realidad invisible. En las proyecciones que hice en Italia, donde además estuve presente, comprendí que el mensaje que quería llevar consiguió llegar primero al corazón de la gente. Después condujo a la audiencia a entender y pensar cuánta pobreza y exclusión hay en nuestra realidad diaria.

- La pobreza se ha acrecentado en los últimos tiempos de manera considerable... ¿Los ricos son más ricos que antes y en consecuencia los pobres caminan en dirección contraria?

Verás en Italia tenemos 6 millones de pobres y después del encierro ocasionado por la crisis del Covid-19, miles de familias que luchaban por llegar a fin de mes se enfrentan ahora desgraciadamente a la pobreza. Creo que esto se debe a la incursión de un capitalismo despiadado que ha acrecentado la diferencia entre las clases más pobres y las más ricas. Nelson Mandela en su discurso de despedida a la política dijo que mientras haya pobreza no puede haber verdadera libertad y democracia. Creo que es hora de empezar a repensar un sistema económico más favorable.

- En “Pan de cielo” el papel que juegan las organizaciones benéficas y los comedores sociales tiene un peso fundamental en el desarrollo de la trama porque forman parte de la cotidianidad de Lilli y Anibal. ¿En ocasiones cree que estos lugares sustituyen la labor de Estado? ¿Debería ser el Estado quien garantizara el techo y la comida?

En Italia, los comedores sociales y las organizaciones benéficas realizan un trabajo diario extraordinario. Hay millones de voluntarios que trabajan y dedican su tiempo libre reemplazando la grave falta del Estado. Milán es la capital italiana de los negocio por antonomasia, pero paradójicamente también es la capital por excelencia de los “sin techo”. Sin el trabajo de las organizaciones sin ánimo de lucro no habría asistencia y ayuda reales. Tengo que decir, sin embargo, que el municipio de Milán no tiene presupuesto en estos momentos y es importante asegurarse de que el trabajo de las organizaciones benéficas no se solapa, para que la ayuda llegue a tantas personas como sea posible sin desperdiciar energía por el camino. El Estado debe garantizar un techo y pan para todos. Ya no se puede pensar ni tan siquiera en la posibilidad de no hacerlo. También es muy importante prestar asistencia psicológica para ayudar al regreso de estas personas a la sociedad restaurando su dignidad. Después de 3 años de vida callejera un ser humano puede perder irreparablemente el control de su vida, quedarse atrapado en un camino sin retorno.

- Hay una reflexión de San Pablo relacionada con la capacidad de entregarse a los demás en la que se hace alusión a que “la caridad es sufrida, es benigna. La caridad no tiene celos, no se pavonea, no se infla”. En el caso de Anibal y de Lilli esto lo vemos muy bien cuando se hacen cargo del bebé... ¿Las mejores acciones suelen venir de la gente más humilde?

Siempre, eso es verdad. Pero incluso un hombre rico puede ser humilde, porque cuando decides ayudar sin restricciones, es tu corazón lo que te empuja, te cuestionas a ti mismo, pones tus perspectivas patas arriba. El Padre Maurizio de la Ópera San Francesco (el comedor social de los frailes capuchinos) en Milán dijo que, si haces el bien por los demás, al final haces el bien por ti mismo.

- ¿De qué manera ha afectado esta crisis sanitaria a la visibilidad de las personas sin hogar? En Estados Unidos por ejemplo vimos cómo Trump dibujaba rectángulos en el suelo de los aparcamientos para delimitar el espacio entre ellos...

Mira permíteme describirte una imagen. El sábado por la noche, en marzo en Milán, durante el cierre, volví del comedor de la Ópera San Francisco, donde se distribuyeron las bolsas con una comida caliente. La gente se puso de pie en línea recta, entró y dio las gracias. Esto sucedió en una ciudad desierta y completamente surrealista. Luego volví a casa en mi bicicleta rodeado por un silencio ensordecedor que se rompía por las personas sin hogar charlando antes de irse a dormir protegidos por los arcos del casco antiguo. La Madonnina de nuestra catedral desde arriba observaba con una sonrisa materna y protectora.