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Nuevo “caso Ecce Homo”: la gran mancha de la Inmaculada de Murillo

Un coleeccionista valenciano se lleva la sorpresa tras encargar la restauración de una copia de la famosa virgen del pintor español
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Llegan los calores y los delirios de algunos se convierten en realidad. Si en el verano de 2012 la “restauración” (si es que se le puede llamar así) del Ecce Homo de Cecilia Giménez dio la vuelta al mundo y puso a Borja en el mapa, en este 2020 se abre un nuevo capítulo en las reparaciones defectuosas. Lo denuncia un coleccionista valenciano que encargó a un restaurador la limpieza de una copia de una de la famosa “Inmaculada de los Venerables” de Bartolomé Esteban Murillo. Pero la sorpresa llegó cuando, al devolverle la pieza (y tras los 1.200 euros acordados), vio que el rostro poco tenía que ver con lo entregado en un principio y que había cogido un peligroso parecido con aquel Ecce Homo de Borja.
Tras un primer choque entre restaurador y cliente, el primero intentó arreglar el desaguisado, pero el resultado fue una imagen muy lejos de la original. Ahora, el coleccionista se ha puesto en contacto con otro especialista, este sí formado para esta labor, que intentará rehabilitar la obra, relata el propietario.
La vicepresidenta de Relaciones Internas y coordinadora de la Asociación Profesional de Conservadores Restauradores de España (ACRE), María Borja, explica que aberraciones como esta son “desgraciadamente mucho más frecuentes de lo que se piensa”: “Solo conocemos los casos que la sociedad denuncia a través de Prensa o redes sociales, pero hay multitud de situaciones donde las obras son intervenidas por personas que no tienen formación. Las obras sufren este tipo de intervenciones no-profesionales, pudiendo, provocar un cambio irreversible”, asevera.
Sobre si son necesarios cambios normativos para evitar este intrusismo laboral, esta portavoz señala que la profesión del conservador restaurador no está regulada, por eso este es uno de los objetivos fundamentales de ACRE. En la Ley 4/1998, de 11 de junio del Patrimonio Valenciano no aparece disciplina, “ya que en ningún momento se especifica quién ha de intervenir un Bien de Interés Cultural, sea mueble o inmueble”, recalca.
“Y por otro lado, -prosigue María Borja- la propia Ley de Patrimonio no obliga ni recomienda específicamente que las intervenciones sean ejecutadas por profesionales formados en conservación-restauración. Esta carencia legislativa conlleva a las intervenciones desastrosas que de vez en cuando nos llegan, sobre todo saltan las alarmas cuando se trata de tallas románicas o imágenes renacentistas de gran valor”.
Además, la restauradora incide en que “otro problema importante es que la inspección de los trabajos de conservación-restauración por parte de la Consejería de Cultura no acaba de ser todo lo rigurosa y exhaustiva que debería”. Todos estos son factores que provocan que el patrimonio cultural “se encuentre en una situación bastante vulnerable”, añade.
Desde la asociación hacen notar que hay muchos profesionales con una formación en conservación-restauración en centros oficiales, con titulaciones superiores, con un código deontológico a nivel europeo.”Es importante contar con profesionales, porque las piezas han de estudiarse de forma individual, son piezas únicas, con un valor histórico, cultural y emocional, los materiales han de ser reversibles y debe haber una labor didáctica para con los propietarios de los bienes, por supuesto, una garantía de un trabajo bien realizado, con rigor y ética profesional”, declara. Entre los casos de este grupo de ‘restauraciones de los horrores’, cita los casos de “las Figuras de Rañadoiro, en Asturias; el San Jorge de Estella, Navarra, que llegó a los tribunales, o La Dolorosa de Arucas, en Las Palmas de Gran Canaria”.
A estos es posible añadir muchos ejemplos de agresiones a patrimonio inmueble, donde no se ha contado con un profesional de conservación restauración: “Limpiezas en fachadas históricas demasiado abrasivas, adaptaciones en ermitas protegidas para utilizar como aparcamiento, desaparición de elementos ornamentales originales...”, enumera. “Pero lo más importante es que este tipo de intervenciones se suceden todos los días y no llegan a Prensa, los profesionales que nos dedicamos a la conservación-restauración, en nuestros talleres o a pie de andamio, observamos muchas más de las que nos gustaría”, concluye.

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