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Crítica de “La gran estafa”: De Niro, un peligro como productor ★★★✰✰

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Director: George Gallo. Guión: G. Gallo y Josh Posner. Intérpretes: Robert de Niro, Morgan Freeman, Tommy Lee Jones y Vincent Spano. EE UU, 2020. Duración: 104 minutos. Comedia.
Bienvenidos al soleado y frívolo Hollywood de los 70, donde un grupo de religiosos intentan boicotear una película por sacrílega sobre monjas asesinas, no de serie B, sino más parece que Z. Tanto como la rareza «The Comeback Trail», dirigida en 1982 por Harry Hurwitz y que entonces vieron cuatro espectadores y medio. Uno de ellos fue George Gallo (bueno, era su productor), al que la historia le gustaba por mucho que el filme fuera de quinta y de ahí que ahora presente el remake. Max Barber (un disparatado y divertidísimo Robert de Niro) es el dueño de Milagros Films, y más de uno le hace falta tras el fracaso de la última que financió. De ahí que necesite encontrar un nuevo proyecto que le permita saldar la deuda con un jefe de la mafia local (Morgan Freeman, que exhibe una sabiduría cinéfila inaudita). Con el agua al cuello, decide rodar otra protagonizada por Duke Jones (Tommy Lee Jones), una vieja leyenda en cintas de vaqueros y hoy olvidado, alcohólico y deprimido. El motivo: matarlo durante el rodaje y cobrar el altísimo seguro que cubre al actor. Sin embargo, los días pasan y por mucho empeño que le pone Max con las variadas y peligrosas escenas de acción que inventa, nada puede con el duro y curtido Duke, mientras que, sin saberlo y paradójicamente, Max está consiguiendo el mejor título de su carrera.
Tiene algún problema de ritmo, pero «La última gran estafa» es muy salada e incluye momentos francamente cómicos, como cuando Max va a una residencia de ancianos en la que, por lo que veremos, casi todos fueron antes intérpretes, para buscar a Duke o esos «accidentes» que sufre De Niro intentando cargarse al veterano cowboy y muy en la línea de los «Looney Tunes». Y qué curioso resulta, asimismo, que en una película cargada de testosterona crepuscular sea una mujer la que dirija la de Duke. En fin, que ver juntos a Freeman, De Niro, y Lee Jones ya amortiza la entrada. Además, comenzar el año riendo, ahora mismo, tampoco tiene precio.
Lo mejor
Ver en un mismo filme a Lee Jones, Freeman y De Niro no tiene precio; además, están muy bien
Lo peor
Si el director se hubiera atrevido a llevar un poco más allá su propuesta, habría sido la leche