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Nick Cave publica nuevo disco por sorpresa junto a Warren Ellis

“Carnage” se podrá escuchar ya en “streaming” y aparecerá publicado en formato físico el día 28 de mayo

Nick Cave y Warren Ellis trabajando en "Carnage"
Nick Cave y Warren Ellis trabajando en "Carnage"Joel Ryn

Encerrado en casa, con el eco de la pandemia mundial resonando fuera, Nick Cave escuchó a la inspiración y decidió grabar un disco. En realidad, en 2020, el australiano debería haber pasado por España con la gira de su anterior trabajo, «Ghosteen», que le llevaba a Madrid y Barcelona en abril, pero al ver lo que sucedía fuera, se encerró en lo que ha calificado de «acelerado proceso de intensidad creativa» junto a su viejo compañero artístico y amigo Waren Ellis. Así es como dio forma a «Carnage» (palabra que puede traducirse por matanza o carnicería), que ya está publicado en formato digital y el próximo 28 de mayo en físico, y cuyo contenido es fiel al sello de Cave durante los últimos años: una declamación oscura, poética y pesadillesca que a ratos se eleva y otros se arrastra sobre una base instrumental minimalista, en este caso, predominantemente electrónica. «Es un disco brutal pero bello que anida en una catástrofe comunal», tal y como lo describe su creador.

Warren Ellis, miembro de The Bad Seeds, la banda que ha acompañado a Nick Cave durante años, explicaba en declaraciones recogidas por su sello discográfico que el trabajo no fue premeditado, sino que «en apenas dos días y medio juntos, ya estaban, de una manera o de otra, escritas ocho de las diez canciones. Así que pensamos: ’'¡Vamos a hacer el disco!’'». El álbum, que es el primero que firman como dúo aunque han publicado como tal algunas bandas sonoras, tomó su forma definitiva en apenas unas semanas al comienzo del confinamiento, cuando el músico pasaba los días «leyendo, escribiendo compulsivamente y sentado en el balcón pensando» pero no existía una intención real de iniciarlo. Cuando entraron en el estudio a improvisar, «el disco –según Cave–, cayó del cielo».

Bocetos del mismo sueño

El resultado de las diez canciones es un paso más allá en el universo del artista. En lo musical, las atmósferas cobran cada vez más peso y suelen funcionar como un contraste. Una base electrónica sirve de apoyo a la voz humana, mientras que los arreglos y las armonías las llevan instrumentos clásicos como el piano, las cuerdas o una guitarra para darle la vestimenta a los temas. Por otra parte, la escritura y la forma de cantar de Nick Cave siguen su camino hacia una especie de deconstrucción. Las palabras forman una sucesión de imágenes que huyen de la narrativa tradicional. En «Carnage», las letras plasman el aislamiento y la soledad de un tiempo, el de 2020, con visiones que funcionan como bocetos de la realidad, como partes inconexas de un mismo sueño. Y en ellas caben, con asiento en clase preferente, la paranoia, la ansiedad, la emergencia global y, por supuesto, Dios. Por último, su voz ya apenas suena a canción. Cave declama o sermonea, recita o invoca, pero huye de las inflexiones. No es hasta el tercer tema («Carnage», como el título), que, con cierto shock para el oyente, de repente la voz busca una armonía.

Así que el resultado final es ¿un gospel industrial? ¿una letanía distópica? que trasciende el rock. Quizá sea la mejor banda sonora de un año 2020 irreal y angustioso, que con el tiempo miraremos como se mira el pasado, sin sus afilados bordes, pero que quienes lo han vivido saben cómo de amenazante fue en realidad. Así es como lo sintetiza Nick Cave en las últimas palabras del disco: «Lo que no te mata te vuelve más loco», canta antes del fundido en negro. Pero llegar allí no es fácil: «Soy una Venus de Botticelli con pene / montando un enorme abanico ribeteado / Soy una mujer de espuma de mar saliendo del rocío / Vengo a hacerte daño / con el arma en mis pantalones llenos de lágrimas de elefante / y un caballito de mar en cada brazo», canta en «White Elephant». Aunque también hay momentos de belleza: «No iremos a ningún lado este año, cariño / No iremos a ningún lugar, a menos que te sueñe allí». «El campo de lavanda es alto / más allá de la cubierta celestial / yo labro este mundo furioso / del que estoy harto de verdad». Porque en manos de Nick Cave, hasta la belleza encierra un desafío y una amenaza. Un precio que pagamos.

Disturbios raciales
En la maraña de imágenes que componen el trabajo, tejida de ríos, hechizos, moteles de carretera y huidas al pasado e incluso recomendaciones de la lectura de los libros de Flannery O’Connor, hay una muy evidente. En «Carnage», Cave canta: «Un manifestante le pisa el cuello a una estatua, que le dice: ‘‘No puedo respirar’’. Y éste le contesta: ‘‘Ahora sabes lo que se siente’’. Y la patea hacia el mar», y en la que, con su particular estilo literario, Nick Cave da su visión poética de algo que sucedió durante la pandemia, el asesinato de George Floyd y los disturbios raciales en EE UU.