Magda Donato, la periodista que enloqueció por contar la verdad
A través de un hilo de Twitter, se ha recuperado la figura de este icono periodístico: se hizo pasar por enferma mental, mendiga y hasta delincuente para publicar sus “Reportajes vivos”
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En la comprensión está la clave. Quien conoce un asunto y no intenta entenderlo, aunque sea sin compartirlo, se arriesga a caer en las garras del sensacionalismo. No es lo mismo contar una verdad que se ha sentido o vivido, que narrarla desde fuera, sin el imprescindible factor de cargada información de los sentimientos. No hay plenitud sin entendimiento y, por ello, aquella explicación que consta de una mirada en primera persona, ajena a la frialdad de la distancia, es la que tiende a llegar más lejos. Así lo entendía Magda Donato y eso fue lo que le convirtió en una de las periodistas más famosas y relevantes de los años 30 en particular y de la historia de España en general.
Su nombre real era Carmen Nelken -fue hermana de la escritora y política Margarita Nelken, ambas eran declaradas feministas-, y se ha visto recuperada y revalorada gracias a la magia de Twitter. Ha sido Natalia Monje, autora de “Mala cosecha”, IX Premio Juan Antonio Cebrián de Divulgación Histórica y bajo el usuario @cardanachama en Twitter, quien ha recordado la figura de Donato a través de un interesante hilo en la red social. “Esta señora se hizo pasar por enferma mental, mendiga y hasta delincuente. Todo, para colarse en manicomios, asilos, cárceles. Se metió en muchos líos, pero así escribió algunas de las páginas más audaces del periodismo español. Se hacía llamar Magda Donato, y esta es su historia”, comienza la explicación.
Efectivamente, y mucho antes de que la sociedad conociera los trepidantes reportajes de Hunter S. Thompson (1937-2005), Donato fue la pionera del periodismo gonzo. Si bien este último periodista es el mayor icono de este tipo de labor, su trabajo es similar al que realizó Donato, mucho tiempo antes y bajo la difícil situación que en su época significaba ser mujer. Nació en Madrid en 1898 y murió en Ciudad de México en 1966. “A los 19 años comenzó a escribir en el periódico ‘El Imparcial’. Muy pronto se diferenció de todos. A inicios de los 30, ya en la redacción del ‘Ahora’, empezó a recorrer España contando las vidas de las mujeres corrientes”, explica de manera acertada Monje.
El protagonismo de los reportajes de Donato residía en las mujeres. Pero no en aquellas de clase alta o de influencia pública, sino en quienes más necesitaban una voz para hacerse oír: las discriminadas, las minusvaloradas y las que más sufrieron las penurias de la pobreza y la marginación. Su éxito y reconocimiento comenzó con sus “Reportajes vividos”, periodismo gonzo en el que, bajo identidades falsas, “se infiltraba en morgues, reformativos y cárceles. Nadie había hecho nada parecido en España”, se lee en Twitter. Estos escritos se publicaron en el “Ahora” y le catapultaron hacia el más alto estatus periodístico.
Pero, antes del aplauso, había que sufrir el esfuerzo, y Donato lo hizo en todos los sentidos. Ejemplo de ello es el que Monje explica en dicho hilo: “El primer reportaje vivido fue la serie ‘Un mes entre las locas’. ¿Os imagináis cómo era un manicomio en los años 30? Magda quería averiguarlo y contarlo. Se las tuvo que ingeniar para entrar de incógnito, para salir indemne y para pasar allí dentro todo un mes sin ser descubierta”.
Tras un tiempo intentando ingresar en un manicomio, y rechazando por activa y por pasiva cualquier dato o información que le pudiera proporcionar ninguna institución -”estoy harta de leer reportajes superficiales, falsos y sensacionalistas. A lo único que aspiró es a hacerlo ‘desde dentro’”, escribía Donato-, lo consiguió. El 30 de enero de 1932 ingresó en un manicomio de Madrid y comenzó a vivir una auténtica pesadilla.
“Allí conoce a 87 mujeres arrinconadas y olvidadas”, relata Monje, “Doña Bernardita, que juega con muñecas como si estuvieran vivas. Doña Lucía, que colecciona y desmenuza periódicos. Doña Juanita, que no hace más que tejer jerséis que deshace en cuanto acaba”. Todas estas historia las relata Donato en su serie que publicaría del periódico tras conseguir escapar de aquel lugar. “Al cabo de un mes Magda ya no puede más: tiene que salir de allí”, se advierte en el hilo.
Pero, además de poner nombres y caras -coló una cámara en el sanatorio, aún estando prohibido- a las internas, el mayor éxito de Donato reside en sacar a la luz el horror de algunas mujeres “encerradas por ‘asuntillos de familia’, por dinero, por adulterio, por vergüenza, por venganza”, explica Monje. “Cierto que no la maltratan, como sospecha que sí harían en un manicomio gratuito. Pero el control, la vigilancia en la noche, las disputas, el riesgo, la pena siempre, el sufrimiento de otras...”.
Tras conseguir que los doctores se creyeran que no estaba loca, sino que era periodista -sus compañeros del periódico tuvieron que echarle una mano-, Donato volvió a la vida exterior. Y lo hizo con una certeza: “El preso sale de la cárcel, el enfermo sale del hospital, el solitario sale de su aislamiento. Pero las mujeres del manicomio... ellas entran ahí para morir”, dice Monje.
Esta cruda y cruel aventura la definió Donato en los reportajes, que fueron un éxito instantáneo, con las siguientes palabras: “He mirado a mis compañeras sin las gafas de la ciencia y con mirada nada más -y nada menos- que humana. Y así, he adquirido la convicción de que en su desgracia les falta lo que más necesitan: comprensión”.
Donato escribió sobre la injusticia, sobre la desgracia de una persona que, por problemas de salud, debe vivir hasta el fin de sus días en las condiciones más nefastas. Escribió sobre cómo en un manicomio de su época no se distinguía entre locura y víctima, sacando a la luz los secretos más escondidos de estos centros y concienciando a sus lectores de la realidad que vivían muchas mujeres.
Y eso fue solo el principio. Con esta serie comenzó un viaje que le llevó a entrar en cárceles, morgues, asilos, reformatorios y hasta al frente de guerra. “Pero esto ya es otra historia”, anticipa Monje, cuya explicación de Twitter ya consta de más de 7.000 “me gusta” y de 2.000 “retuits”, “¿queréis que os la cuente?”.