Buscar Iniciar sesión

Muere Lee “Scratch” Perry, la psicodelia y la brujería de la música de Jamaica

Trabajó con Bob Marley y definió el sonido del reggae, pero llevó el sonido de la isla a cumbres psicodélicas como el dub, del que fue creador
La Razón

Creada:

Última actualización:

Le conocían como “The Upsetter”, es decir, el que alborota, el que revoluciona al personal. Lee “Scratch” Perry, como le conocía todo el mundo, tampoco nació con ese nombre, sino con el más aburrido Rainford Hugh Perry, denominación que no le hacía justicia al hombre que, con su estilo estrafalario y cósmico, puso patas arriba la escena musical jamaicana con técnicas e inventos de su cosecha. Fue el arquitecto de la música dub, un híbrido del sagrado reggae que ayudó a definir, y uno de los grandes productores musicales del siglo XX. Su familia ha informado de su fallecimiento en un hospital de Jamaica.
Nacido en la pobreza, al norte de la isla de Jamaica, en un entorno rural y aislado, Lee ya dio signos en su infancia de tener una personalidad cuanto menos particular. Su infancia, bajo la pobreza extrema y la incertidumbre, fue ajena a los estudios. Trabajaba en los jornales que iban surgiendo hasta que encontró un empleo estable conduciendo un camión de materiales de construcción. Así fue como empezó a tener contacto con las ciudades y el propio Perry recordaría después que esa vibración y sonido, el de conducir un camión lleno de piedras y diversos materiales, se convirtió en su primer encuentro con la música y con el sonido.
A principios de los años 60 emigró a Kingston y, fascinado por la cultura del “sound system”, buscó trabajo en los estudios musicales de la ciudad, donde empezó limpiando y poco a poco encontró un hueco en labores musicales. Perry no se perdía un detalle de la pericia de Clement Coxsone Dodd, dueño del emblemático Studio 51, la meca de las grabaciones en la isla. Trabajó después con Joe Gibb, pero su nombre era siempre eliminado de los créditos y de la fama, de manera que pronto decidió haber aprendido suficiente y estar seguro de poder hacerlo por su cuenta. Abandonó Amalgamated Records, y en venganza grabó un tema lleno de insultos a su antiguo patrón. “People Funny Boy” se convirtió de inmediato en una una canción canónica de la música de la isla.
Era algo nunca antes escuchado. Para burlarse de su jefe, Perry introdujo la técnica del “sample” con el llanto de un bebé que se reproducía en bucle sobre un ritmo ralentizado, lento y relajado: el reggae. Aquel éxito atrajo la atención de Bob Marley y The Wailers, con quienes grabó exitazos como “Mr. Brown” o “Soul Rebel”. Lee Perry desplegó su talento en torno a su estudio de grabación, llamado Black Ark, (o el Arca Negra), en el que desplegaba toda su imaginación y su mística, liga a las creencias rastafari y a su estrafalaria y genial personalidad. Dicen que entre sus técnicas estaba la de echar el humo de la marihuana sobre las cintas de grabación para lograr un sonido más “meloso”. Sin embargo, su relación con Marley se intoxicó por la disputa en torno a los royalties de las grabaciones, que el cantante y compositor, según denunció, nunca percibió.
Sin embargo, la fama de Scratch Perry era ya tal que artistas como The Clash, que versionaron su mítico “Police & Thieves” fueron a la isla a trabajar con él para la producción de “Complete Control”. Incluso Paul McCartney le hizo una visita para grabar algunos temas. Junior Byles, Jacob Miller, The Heptones, The Congos, Max Romeo o Junior Delgado también pasaron por el Arca Negra. En aquel estudio se dio forma a la historia del reggae y, más tarde, del dub, un estilo diferente que genera una sensación psicodélica a partir de todos los efectos de sonido imaginables, precisamente la mejor cualidad como productor de Scratch Perry. La cumbre del estilo lo consiguió con “Super Ape”, y con su banda, The Upsetters. En 1983, convencido de que estaba poseído por espíritus malignos, le prendió fuego a su estudio, con todo el material de archivo dentro y se dedicó a las artes visuales.
También ideó la técnica del “burning”, que consistía en recitar sobre una cadencia de estilos y que influyó directamente en el surgimiento del hip hop en los años 80. En su período de mayor inestabilidad, fue reivindicado y ayudado por músicos estadounidenses que le involucraron en proyectos y homenajes para ayudarle a seguir adelante. Por todo esto, Keith Richards le llamó el Salvador Dalí de la música. Fue una estrella y una personalidad incomparable, demasiado cósmica para ser terrenal.

Archivado en: