Crítica de “Venom: habrá matanza”: no sin mi simbionte ★★★
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Director: Andy Serkis. Guion: Kelly Marcel y Tom Hardy. Intérpretes: Tom Hardy, Michelle Williams, Woody Harrelson, Naomie Harris. Fotografía: Robert Richardson. Estados Unidos, 2021. Duración: 97 minutos. Acción.
Más rara que un perro verde, pero en serio, resulta la secuela de aquel «Venom» estrenado en 2018 por Ruben Fleischer, que, por si las moscas, no repite. Sí, desde luego, el macizo Eddie Brock (Tom Hardy, que también coescribe el guion...), un periodista que, después de infectarse, experimenta radicales cambios en su cuerpo y adquirirá los poderes del simbionte (para entendernos, aquel ser vivo que vive en algún grado de asociación con otro) que aloja. El del protagonista gusta de asomar la jeta por la espalda de su huésped y, con el tiempo, le termina convirtiendo en un peligroso villano. En esta ocasión, Venom se reencontrará con Cletus (Woody Harrelson en su salsa ranchera), conocido como Carnage, el enemigo más sangriento, al cabo, en la no menos larga y venturosa historia de Spider-Man.
Pero hablábamos de productos extraños. Y a fe que este lo es desde el siniestro y genial prólogo, cuando descubrimos un centro reformatorio donde Cletus jura amor eterno a su chica mientras la transportan a otro lugar. Pero, sobre todo, la fiesta comienza cuando aparecen en escena Brock y su «chepa» marciana haciendo vida casi marital y con el reportero intentándole convencer de que comer sesos de gallina se trata de algo mucho más edificante que tragarse los de un humano.
Pero la juerga ya se hace mayúscula cuando aparece en escena el correspondiente «parásito» de Cletus e intuimos que la película (una superproducción que, en ocasiones, parece añorar la serie B o Z) acabará con los dos a guantazo limpio, como así será para regocijo de la audiencia. Igual que el propio epílogo de la película, con Brock y «su pareja» haciendo de nuevo las paces y parece que a puntito de prometerse amor eterno en una playa paradisiaca. Incluso los superhéroes se merecen unas vacaciones, y sobre todo después del trajín que se han traído. Una ida de olla, vamos, con momentos divertidos, diálogos de traca y algunos detalles parece que metidos con calzador. Solo nos preguntamos una última cosa: ¿tendremos boda en la tercera? En serio, que el mundo del cómic anda muy revuelto.
Lo mejor
Los momentos más «íntimos» entre el protagonista y el cachondo alienígena que aloja
Lo peor
No nos resultaría raro que muchos viéndola crean que es solo una soberana tontería